Espero que el dolor por la muerte del joven jugador sevillista Antonio Puerta, sentir al que me sumo mandándole a su familia –especialmente a su mujer y su hijo aún por nacer- todo mi afecto y cariño, no puede quedarse en un mero evento televisivo. El día de su funeral y posterior entierro las televisiones estuvieron especialmente espesas en el uso mediático, con fines dudosamente informativos, del encuentro de diversas personas con la señora de la guadaña.
Compartieron cadena y casi minuto el joven deportista tristemente desaparecido con el furgón policial que llevaba a Julián Muñoz al entierro de su hermana. Igualaron –como si ellos, los profesionales de la telebasura, pudiesen adelantar el juicio que a todos nos vendrá al final de nuestra existencia- a un hombre joven, luchador, hecho a sí mismo a través del esfuerzo propio, simpático, puntero a pesar de su edad en el ámbito futbolístico, con una señora cuyos defectos y virtudes –que de ambos tendría a buen seguro- desconozco que tenía como mayor bagaje mediático ser la hermana de un político corrupto.
Personalmente, me pareció muy adecuada la postura de los vecinos del pueblo donde enterraron a esta señora en lo de poner todas las trabas posibles para intentar evitar que las cámaras de televisión morboseasen –otro palabro que me apetece inventarme y, por el muchísimo uso que las televisiones hacen de este verbo nuevo, regalo a la Real Academia- "entre y con" el dolor de aquellas gentes. Por mucho que la presencia de Julián Muñoz pueda tener de interés para los medios de comunicación, no vendría mal que de forma generalizada empezásemos a rechazar como consumidores de noticias retransmisiones como la pretendida del funeral de Isabel Muñoz.
En esta búsqueda constante e inconsciente del aumento de la audiencia, empiezo a imaginarme como será el próximo reality show que nos ofrezca alguna de las televisiones que viven a costa de morbosear. Los participantes firmarán un jugoso contrato por el que cobrarán una importante cantidad de euracos. Su único compromiso, permitir que una vez que hayan fallecido y sus cuerpos estén colocados en el ataúd, las cámaras de la cadena televisiva, instaladas de forma fija en tan escalofriante embalaje, grabaran ininterrumpidamente y durante los años que consideren pertinente la descomposición de los cuerpos de los finados.
¿Os apostáis algo a que en un corto periodo de tiempo están ofreciéndonos esas imágenes? Pero la cosa no terminará ahí. Compararán el proceso en distintas personas. Gruesas, flacas, famosas, desconocidas, deportistas sedentarias, guapas, feas….Y nos valorarán a través del comentario de especialistas la influencia de esos aspectos en el tamaño, el color el incluso el brillo de los gusanos que se peguen el festín, lo que les permitirá a los rollistas de turno montar un nuevo programa para analizar la vida de los fallecidos basándose en el objetivo proceso de descomposición que todos podremos contemplar en directo.
No os extrañe amigas y amigos blogueros que en breve nos podamos encontrar ante programas como el apuntado. Si así no fuese –que ojalá nunca lo sea- recordad la lectura de esta repugnante idea cuando estéis ante algún programa de telebasura y ayudad a la desaparición del mismo contribuyendo al descenso de su audiencia.
Me parece de una gran coherencia el paso dado por Rosa Díez abandonando un partido que no responde a aquello por lo que ella lleva luchando toda su vida. Y me parece también de gran coherencia la postura de Nicolás Redondo de permanecer en ese partido e intentar el cambio desde dentro. Lo que no me parece correcto ni democrático son los insultos vertidos por destacados dirigentes socialistas contra Rosa Díez. No hacen sino avalar las palabras y las posturas –idénticas desde distintos caminos- de Rosa y Nicolás.
En Aranjuez, algunos colectivos habían convocado una cacerolada el pasado jueves, tras el pregón de fiestas, para manifestarle al Alcalde socialista su disconformidad con la subida de sueldo que se ha largado. Tengo que decir que las caceroladas no me gustan, nunca me han gustado. Aunque vayan contra el peor alcalde que ha tenido Aranjuez en los últimos 50 años, aunque vayan contra el Alcalde Dionisio. Las cacerolas son herramientas para alimentar el cuerpo y el espíritu, no para impedir la palabra.
No asistí al mencionado pregón, aunque me han llegado noticias fidedignas de lo ocurrido. La cacerolada se llevó a cabo, aunque con menos participantes de los que las expectativas previamente creadas hacían pensar. Lo que sí había –tanto uniformados como de paisano- era una presencia inusitada de policías. Algún miembro de los colectivos convocantes se quejaba del importante trabajo llevado a cabo por cierta concejala socialista arrancando por doquier los pasquines de la convocatoria. No sé, pero me parece que mal lo lleva este gobierno municipal si algunos colectivos se sienten ya traicionados.
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