viernes, 14 de septiembre de 2007

El "negao"


La ministra Maleni ha anunciado que el gobierno aprobará la ampliación de la línea de cercanías de Madrid a Aranjuez. Estupenda noticia –en la que a buen seguro algo tiene que ver la exigencia de inversiones planteada por Esperanza Aguirre a Zapatero- siempre y cuando se dé una condición que no es baladí y que al día de hoy no tenemos asegurada. Que la ministra Maleni sepa dónde está Aranjuez. Después de lo de Lugo me creo todo de esta señora.

Con razón los Reyes llevaban 31 años sin visitar Gerona. ¡Qué tolerantes que son los nacionalistas energúmenos! Está claro que allí son más avanzados en los conceptos democráticos. La tolerancia de algunos en aquellas tierras –españolas pese a quien pese- es sorprendente. ¡Cuánta tolerancia de los Mossos d’Esquadra con quienes insultaban a la máxima autoridad de nuestro país! ¡Cuánta tolerancia encerraba en sus insultos los violentos! ¡Qué color tan tolerante tenían las llamas que devoraban los retratos de los Reyes!

La verdad es que se le veía incómodo al Rey y no es para menos. Me imagino que a su vuelta al Palacio de la Zarzuela habrá reunido a toda la familia y habrá puesto las cosas en su sitio. Habrá dicho que a partir de ahora los marrones se los comen entre todos, que a ver por qué le tiene que tocar a él ir a soportar a los vocingleros independentistas mientras los Príncipes se van a hacer la foto con Esperanza Aguirre, que además de reverenciarlos con el saludo –como corresponde a su condición de Príncipes de Asturias- les entrega la medalla de oro de la Comunidad de Madrid.

Lo que sería realmente peligroso a la par que negativo es que el resto de los españoles –es decir, la inmensa mayoría- asumiésemos que lo que ocurrió ayer en Gerona con los Reyes o el pasado día 11 en Barcelona en la celebración de la Diada representa el sentir general del pueblo catalán. Es verdad que la pela es la pela y que les gusta hablar en catalán. Es verdad también que su espíritu negociante –que no negociador- les lleva a establecer un orden de prioridades que a veces no alcanzamos a comprender. Pero no es menos cierto que si no fuese por las veleidades de Maragall –ahora más senilidad que otra cosa- Montilla y Zapatero, nos encontraríamos en una situación mucho menos delicada. Pero claro, a base de ceder y ceder para conservar el poder, tenemos lo que tenemos. Me imagino que el Rey habrá llamado a Zapatero para agradecérselo.

Yo siempre había pensado que las instituciones del Estado eran fijas. Me explico. Siempre había creído que el gobierno de la nación –independientemente de quienes fuesen sus titulares- siempre existe y funciona, aunque sea mal como este. Siempre había creído que la administración de Justicia, con más o menos recursos, existía permanentemente. O que el Congreso, por poner otro ejemplo, independientemente de sus periodos de vacaciones y sesiones -¿o será al contrario el orden?- siempre existe. Hablo por supuesto de nuestra España democrática.

Pues no es así. Hay alguna institución que debe tener –a juzgar por su inactividad- periodos de inexistencia. Sin ir más lejos la que dirige Conde Pumpido. Si no es así, si no es una institución de carácter periódico, no se entiende lo que está ocurriendo. La inexistencia de la bandera española en infinidad de instituciones, los insultos y amenazas de muerte a dirigentes del PP en la celebración de la Diada, los insultos y quema de retratos de los Reyes en Gerona… ¿Dónde está don Cándido? ¿Por qué no están siendo perseguidos estos delitos?

Me dice algún amigo que la tengo tomada con el Director General de Tráfico. Nada más lejos de la realidad. Sencillamente estoy convencido de que es un inútil para llevar esas competencias, estoy convencido de que su cabeza está cuadriculada para recaudar dinero para las arcas del Estado y estoy convencido de que como el resultado de su gestión puede contribuir a que haya más o menos muertos, más o menos minusválidos, no se le puede dejar cometer tantas necedades.

Veámoslo desde otro ángulo. ¿Es posible que los accidentes de tráfico sean culpa de la velocidad excesiva, de los conductores mayores, de los conductores jóvenes, de los conductores gallegos, de las motos de gran cilindrada, de la Guardia Civil…? Porque hasta ahora eso es lo que ha hecho este señor, ir responsabilizando cada quince días a un colectivo distinto de los accidentes y las víctimas, olvidándose de que él, como responsable de tráfico, está adoptando medidas de más que dudosa eficacia. ¿Es que él no tienen ninguna responsabilidad?

La Guardia Civil de Tráfico, al igual que el resto de agentes de la autoridad de nuestro país, cumple con las órdenes y objetivos que le son marcados por sus superiores. Como dice Carmelo, antes la Guardia Civil de Tráfico era respetada y sabíamos que estaba en las carreteras para ayudarnos, ahora lamentablemente la tememos porque la mayoría de las veces que la vemos en la carretera están atendiendo a un radar recaudador. Por eso creo que el Director General de Tráfico, en asuntos de tráfico, es un negao.

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