lunes, 10 de septiembre de 2007

Inconscientes mediáticos


Vi por televisión –era imposible encontrar un noticiario en el que no hiciesen referencia a la noticia- la llegada de los osos panda a Madrid y su traslado al zoo. ¿Esto por qué lo hacemos? ¿Es por quedar bien con los chinos o porque ya no sabemos en qué gastarnos los cuartos? Si es por lo del dinero, seguro que más de uno nos ofrecemos como voluntarios para hacerles llegar a los responsables del zoo la hipoteca de nuestra vivienda. Y si es por quedar bien con los chinos, espero que me indiquen los beneficios que obtenemos a cambio. Me pareció descabellado y superfluo el asunto.

Vivimos en una sociedad muy peculiar. Realmente ¿cuáles son nuestros valores? O mejor dicho ¿tenemos valores? ¿Qué nivel de consciencia tenemos sobre nuestros actos? ¿Somos algo valioso o únicamente somos flor de un día, producto del marketing y de los medios? ¿A qué jugamos con nuestras vidas y con las de los demás? No temáis amigos blogueros, no voy a daros el día llevando este post más allá de lo razonablemente legible, pero es que durante los últimos días algunas noticias de las aparecidas y utilizadas hasta la saciedad en los medios de comunicación ponen de sangrante manifiesto el despelote mental en el que andamos metidos.

Es dolorosa la muerte de personas sea cual sea su condición y la causa de la misma, pero inexplicablemente estamos dispuestos a sentir y acompañar más en el dolor –a través de la televisión- a unas víctimas que a otras. El caso del barco de Barbate hundido hace 5 ó 6 días, con los intentos continuos y fallidos de localizar y recuperar a los cinco tripulantes desaparecidos –lamentablemente a estas alturas me temo que las esperanzas de los familiares y amigos están más puestas en recuperar los cuerpos para darles sepultura que en la posibilidad de encontrar alguno con vida- ocupan horas y horas de informativos de nuestro país.

Las gentes del mar saben muy bien de ese dolor. La vida de quienes obtienen su salario del mar está regada de muertes y desapariciones, unas veces debidas a la fuerza indomable del elemento que cubre más del 70% de nuestro planeta, otras a las ambiciones desmedidas de determinados patronos y algunas –que de todo hay en la viña del Señor- a la impericia o a la temeridad de algunos marineros. Sea como fuere tienen claro que el mar es fuente continua de vida y también de muerte.

Los esfuerzos realizados para encontrar los cuerpos de los cinco marineros desaparecidos nunca serán suficientes, sobre todo si el mar ya decidió cobrarse su tributo y las referencias que los distintos medios de comunicación –con la excepción de los basureros con carnet de periodista de algunos programas- servirán para darnos la situación puntual de los desaparecidos y para trasladar posiblemente a sus familiares y amigos el apoyo y el cariño de quienes desde la distancia sentimos lo ocurrido.

Sin embargo este hecho y su seguimiento mediático contrasta radical y dolorosamente con la cobertura que los medios le dan a otros, mucho más frecuentes, mucho más numerosos y al menos tan sangrantes. Cuando una patera o un cayuco son el refugio para entregarse a la muerte de decenas y decenas de personas que intentan llegar a nuestras costas huyendo de la indignidad y la opresión, la referencia en los medios suele ser puntual y limitada al día del suceso. Lamentablemente esos muertos parece que duelen menos y lamentablemente también parece que los medios que se disponen para localizar los cuerpos de los posibles desaparecidos también son menos.

Es una de las muchísimas contradicciones en las que se mueve nuestro torpe caminar por este mundo y que nos llevan una vez más a temer a la soledad. Lo que está claro es que los muertos son importantes si alguien los espera.

¿No os habéis parado a pensar alguna vez lo raros y contradictorios que somos? Somos capaces de emplear un sinfín de medios económicos, materiales y humanos para traer desde Afganistán –por poner un ejemplo- a un niño de seis años para someterlo a una operación complicadísima que le corrija una malformación congénita de su corazón que ponía en grave riesgo su vida. Operado con éxito, contado con todo lujo de detalles a través de los distintos medios de comunicación, devolvemos al niño a su país, a Afganistán. ¡¡¿¿ A que le caiga una bomba encima??!!

Viendo como funcionamos, ya puede ponerse las pilas Mariano Rajoy, nombrado hoy candidato del PP a la Presidencia del Gobierno. Somos capaces de volver a mandar a este gran país a soportar otros cuatro años de Zapatero. Sobre todo ahora que han descubierto que son el Gobierno de España. A ver cómo se lo explica el mudable Rodríguez Zapatero al vocal del Consejo General del Poder Judicial que ha pedido la independencia de Cataluña para evitar su genocidio. ¿Estas personas nacerán así?

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