jueves, 12 de febrero de 2009

Impresentables

franco Cada vez se va entendiendo mejor la espeluznante idea de la Alianza de Civilizaciones con la que Zapatero nos viene flagelando desde que llegó a la presidencia del gobierno. A la vista de los acontecimientos que se vienen sucediendo en nuestro país, es completamente lógico que este hombre quiera que tengamos como referentes ideológicos, culturales e históricos a países en donde los derechos humanos se escabullen entre los dedos de quienes ahogan con férreo puño a sus ciudadanos, países en los que la seguridad jurídica no va más allá de la conveniencia del gobierno, países en los que jueces y gobierno en un totum revolutum, en una cacería sectaria del ciudadano o del adversario político, acuerdan a quién y por qué procesar, países en los que las garantías procesales son transitadas por el límite sin pudor, países en los que la ética y la estética de quienes deben administrar justicia duermen en el cajón de la vanidad y la ostentación

Con esos países nos pretende aliar Zapatero y para conseguirlo está dispuesto a que España sea igual que ellos.

La cacería de Garzón y el rojo Bermejo tiene más encaje en países como la Venezuela de Hugo Golpista Chávez o la arruinada Cuba de los dictadores Castro –no por la voluntad de sus ciudadanos, sino por la imposición de los tiranos- o posiblemente también en la mente y los principios del emperador Castro, el de Getafe.

Tamaña obscenidad no se corresponde con nuestra forma de ser, con nuestra cultura, con nuestras creencias democráticas, con nuestra manera de distinguir lo correcto de lo incorrecto.

Ni está en condiciones de representarnos como ministro del gobierno –también es cierto que tampoco lo están Maleni, Sebastián, Aido o Solbes por citar algunos- quien parece más adecuado para representar el papel de bravucón en una película del Oeste americano, ni nos podemos sentir seguros en las formas de un juez que actúa como éste lo hace.

Ayer Mariano Rajoy estuvo bien, en su sitio, en donde todos queríamos que estuviese, diciendo las cosas que todos queríamos que dijese y diciéndolas como todos queríamos que las dijese.

No podemos ser los militantes y votantes del PP pieza de caza para ningún cazador obsceno, era necesario que, en esta lucha en defensa del Estado de Derecho y de la pureza democrática, contásemos con un líder y ayer Rajoy se mostró como tal.

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