martes, 17 de febrero de 2009

Cupos

vicevogue Cuotas y cupos son los dos “concetos” –que diría el friki Pepiño- que mejor definen el espíritu que embarga la nefasta gestión de Zapatero. Las famosas cuotas utilizadas fundamentalmente para hacernos creer a los ciudadanos el interés de esta tropa por defender la igualdad de mujeres y hombres en todos los ámbitos de la vida. Así les pasa, que por cubrir cuota –en este momento se la pasan también por donde se pasan la decencia, la verdad y el compromiso- tenemos a Maleni, tenemos a Aido, tenemos a la ViceVogue, tenemos al rojo Bermejo, tenemos a Solbes –este ha superado ya a San Pedro con creces en sus negaciones sobre la crisis y también sobre que la negó- tenemos al sectario Soria, tenemos al que fuera portavoz del gobierno de los GAL, tenemos...¡una mierda –con perdón- pinchada en un palo es lo que tenemos!

En el “conceto” cupos, se manejan igual que pez en el agua. El último –mejor dicho el penúltimo, que con estos nunca se acaban las sorpresas- el cupo que el demócrata Rubalcaba establece a la Policía de Madrid en la detención de inmigrantes ilegales. No está lo malo en detener inmigrantes ilegales sino en establecer cupos. Planteadas así las cosas –y me parece que no estoy muy desencaminado amigos blogueros- nuestra seguridad depende de que los hipotéticos delincuentes que hoy nos podrían acarrear algún disgusto estén –o no, como diría Rajoy en sus mejores tiempos- entre los cupos que Rubalcaba haya establecido para este día. Si no están, nos podemos dar por fastidiados.

Yo pensaba –reconozco que debo ser un pardillo a juzgar por lo que estamos viendo- que la policía actuaba contra la delincuencia, toda la delincuencia, durante su jornada laboral, toda su jornada, pero no imaginaba que dejasen de actuar ante un delito que no entre en los cupos establecidos. Voy a pensar, porque quiero pensarlo y porque lo creo firmemente, que esto es solo una soplapollez más de Rubalcaba, ese gran intrigante y enmarañador, y que los policías –las mujeres y hombres que tienen como misión velar por nuestra seguridad- no solo cumplen con los cupos exigidos, sino que atienden realmente a nuestras necesidades.

Sería bueno conocer el cupo de cacerías que Bermejo y Garzón tienen fijadas y en cuántas de ellas coincidirán o “serán coincididos”. Ayer el bravucón ministro decía que la cacería había sido antiestética. Está confundido. Lo antiestético es él vestido de cazador, lo antiestético es él vestido de ministro, lo antiestético es él vestido de fiscal, lo antiestético es él dilapidando el dinero de los contribuyentes en unas carísimas obras de las que no nos olvidamos y lo antiestético es su coincidencia con el juez estrella en aquella cacería de cornúpetas alados. Y lo que es realmente inoportuno –recogiendo otro calificativo usado por él- es su presencia al frente de un ministerio al que mañana miles de jueces le van a hacer una huelga para exigir más y mejores medios para administrarnos justicia.

Pero claro, ¿qué podemos esperar de esta gente? El cuerpo de la pobre Marta del Castillo, asesinada y tratada a continuación como un guiñapo por unos malnacidos que no van a pasar el resto de sus vidas en la cárcel, sigue sin aparecer porque las cuitas internas del gobierno de Zapatero impiden que lo busquen quienes están mejor preparados para ello. Total a ellos ¿qué les importa nuestro dolor? Nuestro dolor no vota.

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