lunes, 23 de febrero de 2009

Activos tóxicos

puticlub Quienes tuvieseis la paciencia de leer mi anterior post os habréis encontrado a buen seguro con una retahíla de supuestos tristes de los que desconoceréis prácticamente todo. Los amigos blogueros que vivís en Aranjuez, mi maravillosa ciudad, posiblemente conoceréis al triste personaje que me ocupó las líneas. Los que no lo conocéis permitidme que os diga que no merece la pena conocerlo. Sencillamente no me apetecía dejarme insultar por un fascista del tres al cuarto.

Me hablaba ayer un buen amigo –qué bueno saberlos siempre ahí- del problema de la eficiencia. Un problema que dilapida una ingente cantidad de recursos en el ámbito no solo de lo privado, sino también de lo público. Un problema generado en este caso por la ubicación de personas inadecuadas en los puestos inadecuados. Mal lo tiene asegurado a quien la empresa le pone todos los medios para contratar a quien la empresa diga.

La situación es como sigue. El responsable de un determinado departamento necesita contratar una persona con un determinado perfil y la empresa le propone que contrate a un fulano que no lo tiene y, ante las pegas del responsable del departamento, le aseguran mandar al fulano a formación, ponerle otro fulano que supervise su trabajo y contratar a un tercero de apoyo en la realización del trabajo, y el fulano y los dos que le han de hacer válido son contratados. A la hora de analizar el departamento del responsable y sus resultados, los analistas determinan que están haciendo 28 personas el trabajo que podrían realizar 26, y al responsable se le queda una cara de gilipollas enorme cuando intenta explicar la situación.

Esto amigos blogueros, que ocurre con una frecuencia pasmosa, nos sirve para trasladar al ámbito laboral lo de la inestimable –para los escritores de chistes- ministra Maleni y su viaje a Siberia. Ella es la que la empresa ha impuesto, pero fueron necesarios previamente cursillos de formación acelerada sobre la situación geográfica de Siberia –al igual que Barajas, Rusia es “mu” grande-, la diferencia entre buen y mal clima y sobre todo normas precisas para que Maleni tuviese la boca bien cerrada y no metiese la gamba una vez más. Acompañaban a Maleni quienes se ocupaban de supervisar que cumpliese con lo aprendido y por supuesto iban como apoyo los técnicos que realmente estaban capacitados para el objetivo del viaje.

Lo que debemos preguntarnos los españoles –seguro que la mayoría nos lo preguntamos desde hace tiempo- es qué criterios de eficiencia contempla Zapatero a la hora de nombrar a sus ministros. La respuesta nos da una España real como la vida misma.

En esta España de Zapatero aún no han encontrado el cadáver de Marta del Castillo en el Guadalquivir, los gastos de “puticlú” del ayuntamiento socialista de Baena los pagaban empresas que trabajaban para el ayuntamiento, el rojo Bermejo va de furtivo a cazar al pueblo de Garzón y quiere que nos creamos que pensaba que estaba cerca de Puertollano –una cercanía de más de 200 kilómetros- en plena Mancha, Garzón se llena de ansiedad cuando el PP le amenaza con una querella que deberían presentar aunque se inhibiese, Zapatero dice aquello de “los gobiernos de los países que formamos parte del G20” ante la atónita mirada de los presidentes de los gobiernos que sí forman parte y el ministro Sebastián nos regala –con nuestro dinero- bombillas chinas -como elocuente muestra de su suicida iniciativa de invitarnos a consumir productos nacionales, que a buen seguro le hubiesen venido de perlas al despilfarrador Touriño para ahorrar costes en el montaje de su humilde despacho.

Todo esto amigos blogueros lo metemos en un paquete y eficiencia no tendremos, pero seguro que en nada tenemos que envidiar a esos ya famosos paquetes de activos tóxicos –el papel para envolver lo ponen algunos correveidiles que escriben al dictado- que tanto dinero han dado a ganar a los bancos y tanto nos está costando a nosotros.

En una pura reacción de supervivencia ante la crisis que ya nadie niega, lo lógico es que busquemos la eficiencia, localicemos los activos tóxicos y nos desprendamos inmediatamente de ellos.

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