Durante algo más de una hora rozamos el milagro. La escalofriante salida realizada ayer por Fernando Alonso en Interlagos y el posterior y temporal fallo en el cambio de Hamilton, consiguieron subir la tensión a millones de españoles que contemplábamos la última carrera de este tortuoso y asqueroso –disgusting dirían los seguidores de Hamilton- campeonato mundial de F1. Al final no pudo ser porque Fernando tuvo en contra hasta su propio coche que ayer –al contrario de lo que hubiera hecho el caballo de Don Pelayo- parecía que llevaba puesto un tope debajo del acelerador -¿habrá comprobado esto Alonso?- que le alejaba cada vez más de los dos pilotos que, en una muy profesional pero nada deportiva colaboración, optaron porque ganase la casa pagadora en vez de hacerlo el más rápido, que a todas luces era Felipe Massa.
Esperpéntico ridículo el realizado por Ron Dennis y espléndida actuación de Fernando, que nos tuvo detrás a todos empujando el coche en cada recta y sujetándolo en cada curva, porque todos éramos ayer Fernando Alonso. Nuestro bicampeón -que espero tome la decisión de irse a Renault tras unos días de descanso y reflexión- se supo arropado en todo momento por los aficionados españoles aunque posiblemente, inmerso en la tensión de la importante carrera que estaba disputando, no fuese consciente de que detrás de él no estábamos solamente asturianos, madrileños, andaluces, valencianos…sino que también animándolo por ser español se encontraban catalanes, vascos, gallegos…
Esto ¿cómo lo explicaría Ibarretxe?, ese marciano aterrizado en la Comunidad Autónoma Vasca que debe tener tan poco trabajo que hacer -o tan poca capacidad para hacerlo, que también deja mucho tiempo libre- que ahora se entretiene en elaborar un nuevo reglamento taurino que recoja las singularidades del País Vasco en la fiesta de los toros. ¿Qué sabrá este individuo de toros? ¿Cuáles serán esas singularidades? ¿Distinguirán entre toros y toras? ¿Le llamarán fiesta nacional o por el contrario parará a denominarse “nazio-jai” o simplemente “zezenketa”? ¿Los toreatzaile -toreros- tendrán que hacer el paseíllo con piedras de 250 kilos al hombro? ¿Podrán continuar los matadores recibiendo a portagayola, o tendrán que hacerlo bailando un arresku delante de los toriles?
Que no se confunda el lehendakari. Las singularidades de los vascos son las que llevaron a miles de ellos, al igual que los catalanes, los madrileños o los andaluces a apoyar con nuestro ánimo ayer a un español -como nosotros- que estaban luchando por alcanzar una gesta que todos consideramos ‘nacional’. ¿O acaso cree el lehendakari que estábamos apoyando a Alonso por pertenecer al equipo McLaren-Mercedes? Apoyamos a un español, a uno de los nuestros.
A los de McLaren-Mercedes les está bien empleado por traidores, chapuceros y barriobajeros. Semanas atrás tenía mis dudas, pero hoy ya lo tengo totalmente claro. El próximo coche que me compre no será un monoplaza de fórmula uno de la marca McLaren-Mercedes, y espero amigos blogueros contagiaros de esta decisión y que quienes penséis cambiar de coche hagáis lo mismo. ¡Hala!, para que se enteren el Dennis y compañía. Moura, mi encantadora amiga meiga, me ha dicho que ellas no les van a comprar ni el rebufo de los coches.
Lo que está ocurriendo en la Cañada Real Galiana me parece de otro tiempo y otro lugar. No solo un juez impide el desalojo y la demolición de unas construcciones a todas luces ilegales, sino que además están reconstruyendo lo derribado por las máquinas excavadoras ante los atónitos ojos de toda España. ¡Sí señor, con un par! Me imagino a las mafias que trafican con el transporte ilegal de inmigrantes -los siempre olvidados cayucos y pateras de la muerte- repartiendo las imágenes de la “intifada” contra la policía española y los palés de ladrillos listos para la reconstrucción. En España podéis construir vuestras casas donde queráis, les dirán a los necesitados inmigrantes, con lo que además del pingüe negocio que ya tienen montado en base a cobrarles un fortunón por montarlos en una patera a la deriva, ahora les proporcionamos uno nuevo. Venderles derecho a suelo edificable en la Cañada Real Galiana. Ya sabéis -les están diciendo ya en estos momentos- si viene la policía, a pedrada limpia con ellos, que los españoles rápidamente llaman a esto “intifada” y os convierten en luchadores por la libertad con los derechos y reconocimientos que eso conlleva.
Y digo yo, que la Intifada es la rebelión del pueblo palestino contra la ocupación israelí y aquí en la Cañada Real Galiana ¿quiénes son los que están ocupando los territorios? ¡País…!
No hay comentarios:
Publicar un comentario