lunes, 3 de marzo de 2008

Campesina


El gorila golpista no solo quiere calentarle los morros a Uribe, el presidente colombiano, sino que ha conseguido que Correa, el presidente ecuatoriano a quien la policía colombiana relaciona con las FARC –terroristas, diga lo que diga Hugo Golpista Chávez- se meta de cabeza en la última y peligrosa escalada militarista del gorila rojo.

Vamos, que está jugando todas las papeletas para entrar democráticamente –a golpe de tanque y bombardero- en Colombia, con la única intención de anexionarse o someter aquel país hermano y, para ello, si tiene que liarse a pepinazos no se va a parar en nada.

Era patético, esperpéntico, presenciar en televisión a este amigo de ZapateroChávez también se escribe con Z de Zapatero- impartir órdenes a sus ministros –después del show que montaron el golpista y su hermano, ministro de educación de Venezuela, con el cambio horario, no hay que hacer muchos esfuerzos para imaginarse cómo serán los susodichos- para desplegar el ejército venezolano a lo largo de la frontera con Colombia, o retirar al embajador colombiano en Bogotá o para declararle a los venezolanos que desde ese momento están en alerta.

Me recordó el gorila Chávez –lamentable comparación, lo reconozco- aquella hermosa canción de mi siempre admirado –como compositor y cantante- Joan Manuel Serrat, titulada Campesina.

Tú a dibujar, el trigo y la flor,

Tú que haces de viento, dales el movimiento

y tú les das color.

Tú amasa los montes,

Tú al pozo a baldear

Y tú conmigo y el gallo a cantar

Que hay que empezar, un día más

Tire p’alante ¡qu’empujan atrás!

Pues en lamentable, en surrealista, en matón y golpista ayer Hugo Gorila Chávez entonaba una macabra canción al mismo ritmo, pero con intención diametralmente opuesta. La de Serrat para iniciar la vida, la de Chávez para terminarla.

Tú los tanques,

Tú los cazas y los bombarderos,

Tú los batallones.

Tú cierra la Embajada y tráete a todo el personal

Y tú dile a Correa que espere mis órdenes.

En fin, la canción de siempre, la única canción que saben entonar los golpistas, la canción de las armas y la muerte para someter a la libertad.

Desgraciadamente ahora ya no será suficiente con el ¿¡Por qué no te callas !? del Rey Juan Carlos. Ahora sería bueno que la presidencia de España estuviese ocupada por un político sereno, serio, conocedor del necesario y justo papel de una España reconocida y prestigiosa en el concierto internacional. Una España que no hubiese intentado vender aviones de guerra al gorila rojo, que no hubiese contemporizado y pasteleado con la saga de los Castro ni aplaudiese las cacicadas cocaleras de Morales en Bolivia.

Ahora sería bueno, para cortar ese desaguisado que está montando el venezolano Chávez, para evitar la masacre que se avecina, para impedir el avance de los terroristas de las FARC, sería bueno –repito- que una persona como Mariano Rajoy fuese presidente del Gobierno de España, y ¡mira tú por donde! resulta que el próximo 9 de Marzo tenemos la oportunidad de convertirlo en Presidente. Votemos pues a Mariano Rajoy.

Hoy se celebra el segundo debate entre Zapatero y Rajoy, pero no debemos equivocar los términos. La responsabilidad de nuestro voto la tenemos todos y cada uno de nosotros. Sea cual sea el resultado del debate, la realidad es que no podemos ni debemos escapar de nuestro compromiso con el futuro de España. Nuestro voto depende solo de nosotros y nosotros, todos nosotros, sabemos que España –y por lo que vemos también Latinoamérica- necesitan que votemos a Mariano Rajoy.

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