viernes, 14 de marzo de 2008

Club de alterne


Ya sabía yo que esto de los orgasmos democráticos no podía traer buenas consecuencias. Al cabo, dicho desde el ámbito de lo público, no puede sino convertirse en una denominación blanda y despistante de lo que el resto de los mortales llamaríamos correrse una juerga de la leche a costa del bolsillo de los contribuyentes. Y si no es así, alguno lo ha entendido así y ha decidido que seamos los contribuyentes quienes le paguemos los vicios pequeños. Es decir la droga y los putos.

Así es como lo ha entendido -según se desprende de una auditoría encargada por el propio Partido Popular- el ex concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Palma. Por lo que cuentan –y está documentalmente soportado- el tal señor, de nombre Rodrigo, se gastó un pastón del erario público en “fiestas con drogas en locales de alterne gay”. Un pastón que está entre los 50.000 y 60.000 euros -10.000.000 de los de antes- en tan solo dos años.

Ignoro si estos son los orgasmos democráticos a los que se refería Zerolo en su ridícula alocución, aunque no me extrañaría nada. Sea como fuere y al margen del claro delito que encierra la actuación del mencionado ex concejal –cuando se aporten las pruebas pertinentes y el juez de turno así lo haya declarado- lo cierto y verdad es que esta anomalía en el ejercicio de su funciones por parte de un cargo público, nos lleva inmediatamente a analizar algunos aspectos de la noticia.

He hablado con Moura –mi preciosa amiga meiga- del asunto pero ¡claro!, ella no se mueve en esos ambientes ni en ninguno similar. Sus necesidades no son carnales y por lo tanto no frecuenta determinados ambientes ya que nada de lo que allí se ofrece le es necesario. Es más, debido a la inmaterialidad de su ser –extraordinario ser como todas la meigas- difícilmente podría hacer efectivo lo que allí le pudiesen dar. Ella por lo tanto no me puede orientar sobre la situación del mercado, ni sobre las diferencias económicas que pueda haber entre mercados de distintas inclinaciones. Yo tampoco.

Por lo tanto –y a pesar del intento de obtener información- me queda y también le queda a Moura una duda no vital, aunque sí costumbrista en torno a esto de las orgías democráticas. ¿A cuánto la raya? ¿a cuánto el polvo?, ¿cuántos polvos? ¿cuántas rayas?, ¿son más caros los homo que los hetero?, porque 10.000.000 de pesetas de las de antes deben desgastar bastante ¿no?

Por cierto, el tal Rodrigo parece que “tiene previsto venir a Madrid en los próximos días para desengancharse”. Desengancharse… ¿de qué? ¿De la droga?, ¿de los prostitutos?, ¿de su familia?, ¿de su mujer?

Por mí que haga lo que quiera, pero que lo desenganchen pronto de la posibilidad de meter la mano en el cajón –o la tarjeta en el lector, que es su caso- para que no pueda volver a tener “orgasmos democráticos”. De los otros, ¡allá él, por cuánto, con quién y por dónde!

Sí, ya sé amigos blogueros que es ex concejal del PP. Precisamente por eso me parece importante que haya sido el propio partido quien encargase la auditoría que ha puesto de manifiesto este asunto. Lo malo –con no ser agradable- no es tenerlos entre los nuestros. Lo realmente malo es esconderlos y en eso, hay verdaderos artistas. Me duele el cuello de mirar hacia la izquierda.

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