jueves, 7 de junio de 2007

La reclamación


Vivimos en una sociedad un pelín desbaratada en lo que a criterios generales de comportamiento se refiere. Con la llegada del verano la fiebre por la figura perfecta llena las cabezas y el tiempo de cientos de miles de personas. Los gimnasios, las tiendas especializadas, las clínicas de estética, los centros de adelgazamiento ven como en estos meses su clientela aumenta en número de forma directamente proporcional al número de centímetros que tendrán que reducir.

Nada en contra por mi parte. Me vendría bien incluso apuntarme a esta moda, tanto por salud como por estética. Lo que me resulta chocante, lo que me hace hablar de falta de criterio general es que mientras así ocurre con una buena parte de la sociedad, la fiscalía pide que se de alimentación forzosa al sinvergüenza De Juana Chaos en caso de que deje de comer. ¿Por qué no interpreta la fiscalía –para gustos están los colores- esa actitud del asesino como algo normal que se encuentra en relación directa con la llegada del verano? Para una vez que hace lo mismo que cientos de miles de ciudadanos honrados ¿por qué no lo va a dejar? A lo mejor por ahí encontramos una vía para su reinserción social. ¿Qué no? Bueno, de todas formas aunque se le fuese la mano con la intensidad y la duración del régimen tampoco íbamos a perder nada.

Lleva razón Acebes cuando dice que las actuaciones llevadas a cabo por el gobierno socialista en los dos últimos días en materia antiterrorista, son un reconocimiento explícito de que ha habido concesiones. Habrá de reconocerlo Zapatero –aunque no lo haga con micrófonos delante- para darse cuenta del camino que no puede volver a recorrer. Es curioso comprobar como en los ciudadanos pesa más el alivio por ver a De Juana en prisión, o conocer la detención de tres terroristas de ETA en el sur de Francia, o comprobar como Otegi se sienta en el banquillo de la Audiencia Nacional, que el temor por los asesinatos que han de venir de la mano de los mafiosos etarras.

¿Tan difícil es entender que lo que queremos es justicia? ¿Tan raro le suena a los dirigentes socialistas que no queramos que nadie hinque la rodilla en nuestro nombre ante los chantajistas asesinos? ¿Tan lejano está de su forma de ver las cosas la necesidad que como nación tenemos de que quien nos representa se deje de discursos vacuos y se decida a derrotar a ETA? Creo que no y albergo la esperanza de que Rodríguez Zapatero así se lo manifieste el lunes a Rajoy.

Tengo muchas veces la sensación de ir para atrás. Cuanto más modernos y tecnológicamente avanzados son los aparatos que nos rodean más vamos retrocediendo en el sentido de que más lejos y menos humanas van siendo las soluciones para los problemas que las “modernidades” nos van creando.

Seguro que cada uno de vosotros amigos blogueros compartiréis esta afirmación desde lo vivido en vuestras propias carnes y entre los que leemos este blog podríamos escribir todo un libro de anécdotas tecnológicas. No es mi intención, aunque los comentarios que queráis hacer a través del blog serán bien recibidos. Yo llevo unos días desesperado con la compañía con la que tengo contratada la línea telefónica y el ADSL. Bueno, más que unos días, llevo prácticamente desde la semana siguiente a darme de alta.

Estaba con otra operadora –con la que tenía algún problema en el servicio que me daban- y decidí darme de alta en Jazztel. Muy amables ellos a la hora de tomar mis datos –los bancarios los primeros, por supuesto- y transmitiendo seguridad y confianza sobre los “hasta 20 megas” del ADSL. Ya sabía que 7-8 megas es lo máximo que recibiría y en ese sentido no me quejo. Me quejo –lo he hecho a ellos por teléfono en infinidad de ocasiones- de que cuando quiero conectarme a Internet no tengo ADSL.

Al principio llamaba y después de someterme a un sin fin de comprobaciones –qué luces están encendidas en el router, están fijas o parpadean, cuantos teléfonos tiene en casa, con qué frecuencia se desconecta el servicio, cuantos ordenadores tiene conectados…- me guiaban a través de la página de configuración del router y recuperaba la conexión. Al cabo de las semanas configuraba yo el router y les llamaba de vez en cuando para reiterarles el problema.

De los comerciales al centro de asistencia técnica y de aquí al departamento de reclamaciones, siempre a través del teléfono, siempre con mucha amabilidad, me van mareando día tras día sin que nadie me dé una solución al problema. En este momento estoy convencido que trabajo para Jazztel, aunque no me tienen en plantilla ni me abonan ninguna nómina, ya que las horas que pierdo en llamarles, hacer comprobaciones, reiniciar el router, configurarlo, encriptarlo una y otra vez y explicar al trabajador telefónico de turno esta larguísima tomadura de pelo serán en muchos casos superiores a la jornada de algunos de sus trabajadores.

Y de ahí no puedo pasar. No tengo nadie, ningún responsable de Jazztel con quien pueda hablar para exigirle una solución. He conseguido después de mucho batallar por el teléfono un número de fax al que me puedo dirigir para expresar mis quejas. No tengo fax y no me dijeron cuando contraté el servicio que me tenía que comprar uno para poder reclamar. Estoy barajando la posibilidad de comprármelo pero igual el fax falla y entonces ¿a quién y cómo reclamo?

De momento tengo mi blog. Jazztel me está tomando el pelo desde hace casi cuatro meses y me cobra mensualmente un servicio que no me presta en condiciones. ¡Vaya cara dura!

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