miércoles, 14 de noviembre de 2007

El obtuso


Es cierto que existen frases que forman parte de la historia. Desde el “¿Tu también, Bruto?”, pasando por “El doctor Livingstone, supongo”, o acercándonos mucho más en el tiempo y en el espacio el “Váyase señor González”, han sido muchas las frases que nos permiten identificar momentos variados de la historia de la humanidad.

Siempre he mantenido que hacia el pasado se puede viajar ya que lo dicho y hecho en un determinado momento, en un determinado sitio, permanece allí ya que ese momento y ese sitio por haber pasado ya, no pueden haber sido modificados por nada ni por nadie ya que ese tiempo, el tiempo en que se podrían modificar ya ha pasado. Por lo tanto, solo es cuestión de encontrar la forma de volver a esos momentos y espacios para situarnos en el pasado. Las frases históricas si bien no nos permiten volver físicamente al pasado, sí nos sitúan -al menos mentalmente- en torno a los hechos que rodean a la frase.

Sin embargo mantengo con la misma firmeza que hacia el futuro no se puede viajar. Lo que está por ocurrir, como aún no es, como aún no está, no puede ser visitado. Allí a donde vayamos pretendiendo que sea futuro no habrá nada y en cuanto lo encontremos, ya será pasado.

Estas dos ideas no entran en contradicción con el hecho de que yo afirme que la frase majestuosa –por quien la pronuncia y por sus consecuencias- de “¿Por qué no te callas?” espetada por nuestro monarca –que lo es, quieran o no, de todos los que se encontraban sentados el otro día en la Cumbre Iberoamericana- tendrá una trascendencia futura importantísima en Iberoamérica. De hecho ya la está teniendo en dos frentes muy importantes.

Me recuerda Chávez –el golpista venezolano- a esos malos periodistas que cuando entrevistan a alguien con quien no están de acuerdo pero al que no llegan ni a la suela de los zapatos intelectualmente, esperan a que el entrevistado haya colgado el teléfono o se haya ido para descalificarlo y poner en tela de juicio las afirmaciones que haya hecho durante la entrevista, convencidos de que si lo hicieran estando él presente, les rebatiría dejándolos a la altura del betún.

Lleva dos días el gorila despotricando y diciendo verdaderos disparates –por la falta de conocimiento e intelecto que esbozan- contra nuestro monarca, pero lo hace cuando Don Juan Carlos no está delante. Porque cuando el Rey estaba delante y mandó callar al energúmeno Chávez, Hugo se calló como una puta –perdonadme la expresión- porque sabía que le mandaba callar quien tiene autoridad para hacerlo, un Rey que ha sido refrendado democráticamente por los españoles en las urnas. Por eso se calló el gorila. El y todos los que estaban en la reunión.

Ahora, cuando Don Juan Carlos ya no está allí, el golpista venezolano –un golpe de estado, es una elección democrática para él- pretende reírse y cuestionar a nuestro monarca. Pero lo malo para Chávez es que todo el mundo, todo el planeta, ha podido comprobar cómo cuando el Rey de España mandó callar a ese matón de tres al cuarto, el Presidente de Venezuela, el golpista Chávez se calló. Lo vieron y lo oyeron también los folclóricos que están sucumbiendo a los cánticos de sirena de los petrodólares venezolanos, y empezaron a tentarse las ropas.

La frase, es también una frase de futuro que está sirviendo a las legiones de opositores al golpista para decirle que se calle de una vez, que deje de decir sandeces, que deje respirar al pueblo venezolano, que deje hablar al pueblo venezolano, que deje de manipular al pueblo venezolano. Hartos ya de caudillos, salvapatrias, filibusteros y chorizos de medio pelo vestidos de generales del pueblo, los jóvenes venezolanos, los trabajadores, los intelectuales le están diciendo al golpista Chávez “¿por qué no te callas?”.

La frase –que muchos tenemos ya instalada en nuestro móvil- con una proyección de futuro de alcance, solo podía haber sido pronunciada por quien una vez más ha sabido trasmitir la autoridad que solo el Rey de España puede tener ante el conjunto de países iberoamericanos. El gorila rojo aún se está dando de bofetadas al comprobar a quien respetan los que él cree sus fieles seguidores.

¡Ah! amigos blogueros, si alguno de vosotros tiene oportunidad de hacerlo, vendría bien que le explicase a tamaño obtuso que si quiere que el sol salga antes –según el reloj- lo que tiene que hacer es atrasar el reloj. Pero no esperéis que lo entienda, solo que lo haga.

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