viernes, 26 de septiembre de 2008

Lo confieso


Había decidido emplear algunos momentos en la lectura de diversos textos de Samael Aun Weor –nació como Víctor Manuel Gómez Rodríguez, pero igual que Manolos se convierten en Carolinas él cambió al nombre de su “Real Ser”- fundador del Movimiento Gnóstico, por aquello de conocer y no hablar de oídas. Con el debido respeto para sus seguidores, pero el menda era un iluminado.
Me entretuve leyendo una conferencia suya sobre la Ley del Péndulo –texto capaz de colocar sin necesidad de fumarse nada- cuando una noticia escuchada en la radio me llevaba a la conclusión de que el péndulo en el que se basa este señor –que poco tiene que ver con el de León Foucault, al que tuve la oportunidad de acercarme a través de la obra ¿iniciática? de Umberto Eco- en la realidad cambia la capacidad de pendular por la de girar cuando se le hace coger más impulso del debido.
En un colegio de Cataluña –da igual el nombre del centro y su ubicación exacta- una maestra de pre-escolar ha sido sancionada por maltratar a sus alumnos. El centro escolar la defiende, aunque sus compañeros reconocen que utiliza una metodología propia y rigurosa y –aquí está la conversión en rueda del péndulo del mencionado Víctor Manuel- los padres de los alumnos exigen que no se la sancione y que continúe en el centro.
¿Qué, como se come? Está claro, tanto va el cántaro a la fuente…que al final los padres –acojonados por la deriva que van viendo en nuestra sociedad- quieren que sus hijos sean educados en un ambiente escolar de mayor rigor y disciplina. No tengo por qué pensar que los padres de este centro están aplaudiendo el posible maltrato por parte de los profesores a sus hijos –a tamaña aberración aún no hemos llegado- sino que me inclino a pensar que algún moderno -¡Jesús que cruz la que nos ha caído con estos progres!- ha dado en llamar maltrato a la disciplina y el orden en las aulas y los padres ya no están por la labor de nadar siempre a favor de corriente, de la corriente que más vocifera.
Hoy voy a hacer un disparate. Me he puesto el termómetro, pero no tengo fiebre. No he fumado –cuando lo hacía era Winston, pero lo dejé hace cerca de 18 años- nada. Anoche, después de pasar un rato entrañable con unos excepcionales amigos franceses, estuve picoteando –comida, por supuesto- con una mujer preciosa –la mía- y juro amigos blogueros que no me tomé ni una copa de whisky. Hoy os manifiesto amigos blogueros –espero que sigáis leyendo mi blog a partir de esta fecha- que me gustó lo que dijo Zapatero ayer en su intervención ante la Asamblea General de la ONU. Sí, habéis leído bien, me gustó Zapatero.
Suscribo íntegramente sus palabras proponiendo una moratoria universal en el año 2015 para la pena de muerte. Hasta la última coma comulgo con él.
Ahora solo espero que le dé el texto de su intervención -no hace falta que les lleve la guitarra con la que se acompaña en estos eventos, llega con el texto- a la ministra Aido y al ministro –Sectario en vez de Bernat le debían haber puesto en la pila bautismal- Soria para que no sigan adelante con sus letales planes de modificación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y de regulación del suicidio asistido.

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