martes, 15 de abril de 2008

La eñe


Me encanta el carácter de Moura. Sobre todo cuando pasa una larga temporada en nuestra Galicia natal empapándose del olor de la bruma de los bosques en los amaneceres gallegos y del sonido de la lluvia –los mil sonidos de la lluvia- que estos últimos días ha estado regando de fertilidad aquella idílica tierra. Vuelve distinta Moura. Vuelve henchida de serenidad y tiempo. Vuelve plena de armonía y ritmo.

Ayer estuve atento a la toma de posesión de Carme –ella prefiere mutilar el nombre- Chacón, la nueva Ministra de Defensa. El discurso fue impecable y hasta cierto punto inusual –y por lo tanto con ciertos rasgos de falta de credibilidad- dados los antecedentes de la protagonista. Sus anteriores y públicas referencias a Cataluña como nación y su liderazgo en los Pactos del Tinell para sacar de “su” nación al PP suponen un lastre con el que tendrá que trabajar en su nuevo cometido.

“Capitán, mande firmes” fue la primera orden que salió de su boca como titular de la cartera de Defensa y el capitán –los capitanes, igual que el resto de oficiales del ejercito solo tienen nombre o apellidos cuando los abroncan- cumplió la orden exactamente igual que si se la hubiese dado el mismísimo Rey. Hasta ahí todo “niquelao”, sin embargo a continuación cuando dijo aquello de “Viva España”, es cuando se notó algo rarillo.

Yo me empeñaba en que era falta de marcialidad, aunque Moura –fresca como una rosa por su reciente estancia al borde del Atlántico- me hizo ver que no era la marcialidad lo que había escaseado en aquella expresión de la ministra Chacón. Era sencillamente una cuestión de uso de la lengua. Una cuestión sencilla pero no simple toda vez que la adecuada pronunciación es la que le da fuerza –independientemente de las intenciones- al viva a la Patria.

Cuando alguien grita “Viva España” la fuerza de la expresión la pone en la “ñ”, y si esta consonante no es usada habitualmente su deficiente pronunciación resta contundencia a los nobles deseos para la Patria. Así Carme, que una vez que haya asumido –me imagino que por obligaciones del cargo- que la nación a la que se refiere la Constitución cuando habla de las obligaciones y funciones del ejercito español se llama España, se va a encontrar con un plus de dificultad cuando tras ordenar al capitán u oficial de turno que mande firmes intente dar los “vivas” de rigor. Ella está acostumbrada a llamar Espanya a nuestra nación –curiosamente ahora, por obligaciones del cargo, también la suya- y creo que no desbarro cuando afirmo amigos blogueros que ¡coño! no suena igual que ¡conio!, ¿verdad? Pues lo dicho, le falla la “ñ” a la Sra. Ministra.

A quien no le falta la “ñ” ni ninguna letra de nuestro abecedario es a Paco Camps, Presidente de la Generalidad Valenciana, cuando denuncia y avisa movilizaciones por el agravio y la burla que supone para valencianos, murcianos y andaluces el trasvase que Zapatero va a autorizar desde el Ebro a Barcelona. Es curioso escuchar a algunos periodistas de la cuerda decir que Camps se ha pasado. ¡Qué coño! El que se ha pasado una vez más ha sido Rodríguez Embustero.

El Tajo a su paso por Aranjuez necesita agua y en este momento la tendría si Zapatero no se hubiese cargado tan alegre y demagógicamente el Plan Hidrológico Nacional del Gobierno Aznar. No, no es que lo vayan a hacer bueno ahora. Lo que ocurre es que mal que les pese a algunos, Aznar ha sido sin ningún género de dudas el mejor Presidente que ha tenido nuestro país en nuestra reciente historia democrática. Pero eso sí, no era Dios.

Aranjuez necesita que el Tajo traiga agua, porque nosotros somos ribereños, no riberenios.

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