jueves, 3 de abril de 2008

El patio


Moura –mi encantadora amiga Meiga- dice que a ella no le afecta en absoluto. Debe ser cierto ya que “vive” con tiempos y sensaciones distintas a nosotros los mortales y además, en el tiempo que la conozco, nunca la he visto mirar el reloj. Por lo tanto, entiendo y acepto que a ella el cambio horario –la hora de vida que el poder oficial me robó el pasado domingo- no le suponga ninguna alteración del humor, ni de la capacidad de atención, ni de la temperatura corporal. Sin embargo yo –una vez más- deseo echarme a la cara al fulano que en su día tuvo la “brillante” idea de jugar con las personas y nuestras vidas, acortándolas y alargándolas por un supuesto –ridículo diría yo- ahorro energético.

A juzgar por lo que se está viendo, no soy el único que lleva mal este robo/regalo –depende de la estación del año- de nuestro tiempo. Si lo de la justicia no estuviese tan chungo -¡ánimo Bermejo, que a lo mejor aún la puedes cagar (con perdón) aún más!- me plantearía seriamente denunciar en el juzgado a los responsables de este robo manifiesto. ¿Es legal que una administración -me da igual para el caso la ideología de quien la dirija- me quite una hora de mi vida el último domingo del mes de marzo? ¿Es legal que una administración me obligue a vivir una hora más el último domingo de octubre?

Y si lo planteamos en términos ideológicos, ¿tiene algo de liberal conducir la vida de los ciudadanos hasta el punto de quitarnos y ponernos así las horas de nuestra vida? Son muchos los que van de boquilla ¿verdad?

Debe ser cosa de la hora robada porque ¡ojo cómo está el patio! Sino no se entiende muy bien cómo es posible que Zapatero, por muy inútil que sea, mantiene como Ministro de Justicia en funciones a Bermejo. Seguro que la ley le permite cesarlo antes de que siga adelante la hecatombe en la que se está sumiendo la administración de justicia de nuestro país. Lo del asqueroso Santiago del Valle es una muestra clara de la ineficacia del bravucón de taberna que dirige el ministerio que ha demostrado –eso sí- notoriamente su capacidad para dirigir unas multimillonarias obras de reforma de un “pisito” con dinero de todos. Sin embargo no dejamos de asistir boquiabiertos a nuevos esperpentos relacionados con esa administración. El último episodio, la absolución de un terrorista del GRAPO condenado a 30 años a causa de la negligencia policial y judicial. ¡País!

Y a la hora robada tenemos que achacar forzosamente para no perder la razón –no la que se empeña, sino la que se usa- el apoyo del PNV a ANV en Mondragón, o la perorata última de Urkullu sobre el último comunicado de ETA mientras Ibarretxe sigue adelante con su hoja de ruta, o el escandaloso empeño de algunos medios de comunicación en promover desde fuera del PP alguna candidatura alternativa a Rajoy, o el imbécil empecinamiento en confundir la renovación con la edad de las personas, o la pasividad del gobierno de Zapatero mientras la economía se desmorona arrastrándonos en cada segundo hacia la oscuridad ya conocida con Felipe González.

Lo que no parece fruto de la hora robada es la situación que tienen los socialistas de Madrid. Nueve meses le han bastado a quien está haciendo bueno a Don Rafael (Simancas para más señas) para poner a los socialistas de Madrid en la peor situación que jamás han conocido. No me extraña, sobre todo si tenemos en cuenta al personaje –Tomás Gómez- y al equipo del que se ha rodeado, entre los que se encuentra el ínclito Alcalde Dionisio, muy conocido en Aranjuez por su capacidad para inaugurar proyectos que fueron puestos en marcha por el anterior gobierno del Partido Popular y recientemente más conocido aún por tener sobre sus espaldas la concesión de una licencia ilegal –así declarada por sentencia firme de los tribunales- para la construcción de 33 viviendas.

Marrón enorme el que tienen ante sí las 33 familias que compraron –y habitan- dichas viviendas ante una sentencia que no deja lugar a dudas ni admite recurso.

El Registro de la Propiedad –en donde figurarán unas viviendas que legalmente no pueden existir- los bancos que hayan concedido hipotecas sobre estas viviendas, la empresa promotora que obtuvo la licencia de construcción y ejecutó la misma y las 33 familias afectadas conforman en su conjunto –y cada uno por separado- un dramático problema generado por el alcalde Dionisio y su gobierno municipal. Intentarán –como hacen siempre- echar balones fuera o extender cortinas de humo para procurar distraer la atención del personal, pero el problema que han creado es gravísimo y las 33 familias no tienen por qué soportar la situación que se les ha venido encima.

El Alcalde Dionisio tiene la obligación de encontrar la solución y también de asumir responsabilidades, pero la solución no puede venir a través de ninguna –atentos al palabro, que no lo cedo a la RAE aunque sí forma parte del argot de quienes están permanentemente instalados en el embudo- cholloley.

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