martes, 12 de febrero de 2008

Pere el obeso


Hace un par de días, en televisión, escuchaba una noticia sobre las dificultades que Cataluña empieza a tener por la escasez de agua. Han previsto, según se desprendía de la noticia, un operativo que les abastecerá –en caso de necesidad- con agua proveniente de distintos países, trasportada hasta aquella región en grandes buques cisterna.

La verdad es que parece que les ha mirado un tuerto –esta vez no voy con segundas y no me refiero a Solbes, que algún problema debe tener en su ojo izquierdo (es que es malo para la salud mirar tanto para la izquierda) que le obliga a llevarlo tapado en los últimos días- pues eso, que parece que algún tuerto de los de toda la vida ha mirado a los catalanes, pues llevan una temporadita que no levantan cabeza. Y no será porque sus gobernantes no estén consiguiendo llevarse para allí su parte y la nuestra de la tarta del Estado. Me imagino que son ellos precisamente –sus gobernantes- los que como pájaros de mal agüero están acarreándoles esta inagotable secuencia de despropósitos.

No me extraña nada, sobre todo después de escuchar que el gran estadista Pere Macías –muy reconocido en su casa a la hora de comer- ha vaticinado que en 25 años habrá una guerra civil por culpa de Rajoy. Con representantes así –como el adivino Pere Macías, número dos al congreso por CiU- solo les pueden pasar las cosas que les pasan. Y atentos a lo del agua, porque con semejantes próceres no les arriendo las ganancias.

Me lo estoy temiendo. Ya en el reportaje televisivo al que me he referido líneas arriba, apuntaban maneras un tanto llamativas para paliar el problema. De aquí a poco los catalanes corren el riesgo no de entrar en una guerra civil, sino de dar paso a una generación de obesos o guarros. Nótese que utilizo la conjunción que denota diferencia o alternativa, la “o”, en vez de utilizar la “y”, que uniría palabras en concepto afirmativo, ya que mientras sean españoles podrán elegir porque de garantizarles esa libertad nos encargamos el resto de los españoles.

Mencionaban en el reportaje aludido el elevado consumo de agua que suponen las duchas de los gimnasios y, ahí es en donde parece que van a tener que elegir los catalanes. Deporte sin ducha o deporte con olores corporales intensos. Por eso hablo de un futuro de obesos o guarros. Aunque claro, siempre existen otras opciones que les librarían de las dos planteadas. Existen las opciones de la solidaridad entre pueblos y regiones de España, existe la opción de la elección de representantes y gobernantes menos sectarios, más comprometidos con toda la nación española, menos demagogos y mejores gestores.

Es esta última una opción que no pasa –mal que les pese- por apoyar en las urnas a quienes ya han demostrado su capacidad para enredar y andar hacia atrás. Es una opción en la que solo pueden contar quienes quieren trabajar por un país de ciudadanos libres, respetuosos con las leyes y respetados por quienes las dictan y las aplican. Un país en el que el castellano –como lengua oficial de España que es- pueda ser utilizado, al igual que el catalán, como lengua vehicular en Cataluña.

Lo del Pere es un desvarío que tiene mal encaje en un país democrático como el nuestro. Un poco de deporte y alguna que otra ducha no le vendrían nada mal. ¡Ah!, y un poco de lejía para limpiarle la lengua. Debe tener algo grasientas las neuronas y sus palabras desprenden muy mal olor.

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