viernes, 15 de febrero de 2008

La cochina


Está claro que a medida que avanzamos en esta eterna campaña electoral van quedando al descubierto más y más miserias de este gobierno de pacotilla y embuste que nos ha estado intentando adormecer durante los últimos cuatro años.

Decidir los temas sobre los que opinar en este blog, se va volviendo bastante complicado en la medida en que son muchos los desatinos del gobierno que merecen un comentario y pocas las líneas que quiero dedicar a ello para no cansaros amigos blogueros.

La cuchufleta del caduco y esperpéntico Iñaki Gabilondo en su entrevista con su bien amado Zapatero ha dejado una vez más al aire las vergüenzas del uno y del otro. De Gabilondo por la seudo-entrevista en la que le chorreaban las babas del servilismo con cada pregunta. De Zapatero su inestimable confirmación -¡qué buenos equipos de grabación tienen en la Cuatro!- de que él es el único responsable de la crispación en la que vive inmersa la vida pública de nuestro país en el último cuatrienio. Que tienen que tensionar y que este fin de semana dramatizaría un poco. ¡Menuda jeta!

Lo de tensionar ya lo notó la buena de María San Gil en su viaje a la Universidad de Santiago de Compostela. Menuda caterva de fascistas los que intentaron impedirle, con insultos y amenazas, el uso de la palabra. Lo que no sabían era que a María no se la calla con facilidad. A María no la callan ni cuatro ni cuarenta como ellos. Tiene más coraje que todos ellos juntos y, lo que es más importante, es una demócrata de los pies a la cabeza, cualidad esta que los agresores no saben ni siquiera qué significa.

Ellos, que en mi condición de gallego nacido en Santiago de Compostela me niego a reconocer como paisanos, a buen seguro que saben de nacionalismo totalitario, de violencia de masas o de dogmas independentistas, pero de libertad de expresión, de libertad de pensamiento, de libertad de movimientos en un estado democrático no saben nada. Ni ellos ni ese fascista que tienen por Rector e impidió el acceso de la policía para que pudiesen proteger a María. Espero que a estas horas los unos y el otro estén lejos, muy lejos de la Universidad de Santiago de Compostela y de cualquier universidad.

Lo de la pobre Trujillo es inconcebible. Qué guarra, ¿no? ¡Ojo cómo dejo el “pisito”! ¡Vaya destrozo de “solución habitacional”! Porque para que el educado y sensato Ministro Bermejo se haya tenido que gastar 42 millones –nuestros, claro- en dejar algo decente aquel antro que dejó la Mª Antonia, mira que tenía que estar mal. A lo mejor es que lo utilizó para almacenar las zapatillas que regalaba a los jóvenes para que pudiesen encontrar piso, ya que ella era incapaz de arbitrar las medidas oportunas para ayudarles desde su ministerio. Pero de todas formas, debía ser una guarra porque sino no se entiende. Según el informe de los técnicos –podían dar los nombres de quienes firmaron el informe, más que nada para no encargarles nunca ninguna “obrita”- los paramentos verticales –o sea, las paredes- presentaban enormes manchas… ¿Qué pasa, que la Trujillo o su hijo meaban en las paredes?

Aunque pensándolo un poco mejor, ignoro el nivel de suciedad en el que se mueve habitualmente la Trujillo, pero me inclino más por pensar que el bravucón de taberna que tenemos por Ministro de Justicia, el que dice que es bermejo, rojo, nos ha salido de un fino y un ostentoso –con nuestros cuartos, claro- que tira para atrás no solo a quienes estamos en las antípodas de sus modos y su ideología, sino también a todo el rojerío de este país que se ha quedado de piedra ante el rojo incandescente de la millonada que se ha gastado el rojo Bermejo.

Y el friki Pepiño ¿qué opinará de esto? ¿La guarra y el rojo ó la limpia y el despilfarrador? Yo corto con Zapatero.

No hay comentarios: