miércoles, 27 de febrero de 2008

La letra pequeña


Agredir. Sí, sí, agredir a las víctimas del terrorismo lo acepte o no –no está en condiciones de mostrar su soberbia- es lo que ha hecho José Luís Rodríguez Zapatero a lo largo de su mandato como Presidente del Gobierno.

Ya sabemos que las verdades duelen y a Zapatero y los suyos les hace “pupita” que Rajoy les diga las verdades del barquero, pero es lo que hay. Como dice un conocido locutor “así ha ocurrido y así se lo hemos contado”. Por mucho que le duela, por muy hipócrita cara de ofendido que pusiese en el debate, la afirmación de Rajoy –al fin lo vimos como necesitábamos verlo- es inapelable. Zapatero se ha dedicado durante estos cuatro años a agredir a las víctimas del terrorismo.

¿O acaso no es agresión pura y dura a las víctimas la negociación política con los terroristas?

¿O acaso no es agresión pura y dura a las víctimas mentir sobre la continuación de la negociación con ETA tras el atentado de la T4?

¿O acaso no es agresión pura y dura a las víctimas decir que Otegui es un hombre de paz?

¿O acaso no es agresión pura y dura a las víctimas el nombramiento como Alto Comisionado para las Víctimas de Peces Barba?

¿O acaso no es agresión pura y dura a las víctimas que Zapatero llame “accidentes” a los atentados terroristas?

¿O acaso no es agresión pura y dura que Zapatero compare la muerte de su abuelo con las víctimas asesinadas por ETA?

¿O acaso no es agresión pura y dura a las víctimas que Zapatero haya seguido al pié de la letra los dictados que le iban haciendo los terroristas?

A las víctimas y a todos los españoles.

Agresión en toda regla, sin paliativos, como le gusta a él. En vez de la cara tan teatrera que puso en el debate, tenía que haber dejado que se le cayese la cara de vergüenza por la actitud que ha mantenido durante sus cuatro años de mandato con las víctimas del terrorismo.

Ahora es muy socorrido para el friki Pepiño y sus correvedile pretender que el terrorismo no se use como argumento durante la campaña electoral, pero es que ellos, los socialistas de Zapatero, lo han utilizado, lo han usado, lo han manoseado a lo largo de estos años y les ha importado un bledo.

Para mí –con la gran carga de subjetividad que conllevan estas cosas- el debate del pasado lunes lo ganó Rajoy, aunque eso no significa nada. Sin ir más lejos aún existen en este país un montón de millones de españoles -yo no les voy a llamar “turba mentirosa, humillante e imbécil” como hicieron con nosotros los titiriteros- dispuestos a votar a Zapatero. Millones de es pañoles que leen solo la letra grande de los discursos de los socialistas.

Posiblemente –es lo que suele ocurrir en los contratos leoninos- cuando lean la letra pequeña ya será tarde. Posiblemente cuando cientos de miles de españoles agobiados por las hipotecas y por la mala situación económica en que se encuentra nuestro país -¿cómo es posible que Zapatero haya tirado tanto en cuatro años?- obtengan la ampliación en el plazo para el pago de sus hipotecas prometido por el soso e irresponsable Solbes, después de haberle votado, caigan en la cuenta de que diez años más de hipoteca, aunque les suponga una cuota mensual algo más baja, les aumenta la deuda con el banco en un montón de millones.

Entonces ya será tarde. Ahora, aún están a tiempo de leer la letra pequeña o de escuchar a Rajoy, que nos la está leyendo continuamente. Por eso Zapatero y el friki Pepiño no lo soportan. Por eso sería bueno que lo escuchásemos con atención. Aunque sisee, lleve la corbata torcida y la chaqueta le quede escasa.

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