sábado, 3 de enero de 2009

Feliz Año Nuevo


Tuve la oportunidad de conocer a Pedro Zaragoza Orts hace diez años aproximadamente. Coincidimos en Santander impartiendo los dos un curso sobre Turismo en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Él desde su rica experiencia y profundo conocimiento y yo desde mi ilusionado ímpetu por desarrollar el Plan de Dinamización Turística de Aranjuez. Recuerdo aún con deleite del alma el impresionante aspecto que presentaba el Palacio de la Magdalena rodeado por un mundo fantástico de gentes ávidas de conocer y compartir.
Me asombraron la cercanía, la sencillez, la vitalidad y la claridad de ideas de Pedro Zaragoza. No en vano aquel hombre –que ya nos abandonó pero que a buen seguro goza de la compañía de Dios- había sido como Alcalde –en su caso es justa y necesaria la mayúscula- de Benidorm el hacedor visionario y previsor que llevó a aquella bella ciudad alicantina a ser referente del turismo español, tanto nacional como extranjero.
Fueron escasas horas las que tuvimos para hablar y he de reconocer que su personalidad me dejó un profundo y grato recuerdo. Su imaginación –de posibles realizables, no de calenturientas alianzas como la de Zapatero- no tenía límites a la hora de añadir sólidos elementos para el desarrollo, sin embargo estoy seguro que al bueno de Pedro Zaragoza se le hubiesen caído los palos del sombrajo –es más, estoy seguro que nunca llegó a imaginar algo así- si hubiese conocido la propuesta del regidos de Aranjuez, mi maravillosa ciudad, el disparatado alcalde Dionisio.
Ya os he contado amigos blogueros la escandalosa idea de este dejado y poco trabajador alcalde, de expropiar un barrio de 1500 viviendas –el barrio de las Aves- para construir en su lugar 2800 viviendas, con sus habitantes y sus coches. Una operación en la que muchos de los actuales propietarios de las viviendas en las que viven –es decir, son sus casas- además de prever un perjuicio enorme, injusto e injustificado, están empezando a percibir un excesivo olor a ladrillo incontrolado.
Puede que esta inquietud de los propietarios –que según pasan las semanas se va transformando en lógica y organizada oposición al proyecto del alcalde Dionisio, el pomposa y malintencionadamente llamado “Renacer de las Aves”- haya llevado al ocioso mandatario a poner en marcha una idea que asombraría la mismísimo Pedro Zaragoza.
No se le ha ocurrido mejor cosa que mandar un folleto informativo-conquistador a los vecinos, en el que insinúa con desparpajo e irresponsabilidad asombrosas que mientras duren las obras ¡los propietarios podrán disfrutar de una estancia en Benidorm!
Vamos a ver, vamos a ver..., que yo creo que aquí se le está pasando la rosca de los tornillos que sujetan las neuronas a quien tiene la obligación de mostrar moderación y equilibrio en sus mensajes a la población.
Si repasamos las películas de Esteso, José Luis López Vázquez, Antonio Garisa, Alfredo Landa, Pepe Sacristán, etc., de la época más calenturienta del cine cómico español, seguro que encontraremos algún hilarante personaje que nos recuerde al alcalde Dionisio con su oferta playera, pero en pleno siglo XXI es muy difícil –por no decir imposible- encontrar parangón. Ni el mismísimo emperador Pedro Castro.
Me pregunto si los muebles y enseres de los vecinos de las Aves serán trasladados a Benidorm en camiones o si por el contrario los llevarán cargados a lomos de mulas, al más puro estilo de la época del Bienvenido Mr. Marshall, protagonizada por el inolvidable Pepe Isbert.
Lo que el alcalde Dionisio no nos ha contado aún es cómo piensa resolver los derechos que los herederos de los propietarios de los terrenos donde se ubicó el barrio de las Aves tienen sobre dichos terrenos hasta el año 2022. Una pega importante, muy importante sobre la que no nos dice nada de nada.
En todo caso, está claro que el alcalde Dionisio –buen conocedor de la política desarrollada por Zapatero- prevé un escandaloso aumento del desempleo en 2009. Por eso cree que nadie tendrá problemas de asistencia al trabajo para poder ir a Benidorm durante los 18-24 meses que duren las obras de las viviendas.

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