lunes, 19 de enero de 2009

Comparaciones


Días que van dejando poso en la retina y en la memoria. Días en los que asistimos a lo mundano, lo chabacano y tercermundista, mezclado en el tiempo y las cabeceras de los periódicos con lo épico, lo heroico, lo histórico.
Los tules y las gasas negras que descubren unos pies excesivamente grandes –al informático le debió dar la tos cuando trabajaba denodadamente con el Photoshop- compartiendo espacio con el anuncio del alto el fuego unilateral acordado por el gobierno de Israel.
La canallesca portada de El Jueves sobre el atentado contra Jiménez Losantos –para defenderlo no es necesario que me pinche en vena con sus calenturones matinales- reseñada al lado del heroico aterrizaje –amerizaje es el término correcto- realizado por el capitán CB 'Sully' Sullenberger, posando un Airbus 320 con sus 155 almas sobre las gélidas aguas del rio Hudson.
Las ininteligibles previsiones sobre nuestro futuro económico realizadas por Solbes unas veces y por Zapatero otras en las mismas páginas en las que leemos la frase "Construyamos un gobierno que sea responsable ante la gente, y aceptemos nuestras propias responsabilidades como ciudadanos para exigir a nuestro gobierno. Pongamos todos de nuestra parte para reconstruir este país. Asegurémonos de que esta elección no es el final de lo que hacemos para cambiar Estados Unidos, sino el principio", pronunciada Obama al tiempo que anunciaba que habrá decepciones y frustraciones en su mandato.
Llamadle envidia cochina, pero tengo cada día más la sensación de que por ahí fuera caminan hacia horizontes distintos. Diréis que es una visión provinciana, pueblerina, pero no es tanto la sensación de que lo que viene de fuera es siempre mejor, como la de que una vez más nos vamos alejando, se nos van yendo. El futuro, el mundo, la realidad.
Los últimos días –llamadle semanas si queréis- van marcando esa distancia, haciendo cada día mayor el abismo, anclándonos con una especie de argamasa histórico-genética a un camino que no permite el avance, a una forma de pensar que retrotrae nuestra común existencia menos edificante.
¡Quién nos iba a decir –quién les iba a decir a los progres del rojerío- que tendríamos nuestra mayor esperanza de futuro depositada en el Presidente de los EEUU!

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