miércoles, 18 de junio de 2008

Látigo


Me pregunto yo si Al Gore –el que va a hundir junto con ZP a Obama- tiene alguna solución de bolsillo –su bolsillo debe estar lleno de demagogia y teatro- para paliar el desencuentro entre Miguel Sebastián y Pedro Solbes. Me refiero al desencuentro sobre el precio final de la energía eléctrica que acabará –siempre acaba así- fundiéndonos los bolsillos.

Que mantengan posturas tan distintas estos dos hombres de Zapatero me importaría un bledo si no fuese por el pequeño –ínfimo para ellos- detalle de que hablan de nuestro dinero. Ni siquiera hablan del dinero que era nuestro y por la natural vía de los impuestos ahora parece de ellos. No, ¡qué va! hablan y juegan y discuten con el dinero nuestro que aún tenemos en los bolsillos, el que en teoría podemos utilizar como nos venga en gana. Hablan del dinero que podremos gastar en la hipoteca, el gas, la luz, el agua, la comida, en definitiva parece que hablan del dinero que nos sobra.

Están peleándose en nuestra cara y a costa de nuestro bolsillo sobre el aumento del recibo de la luz. Y me pregunto si no estaría más en su papel Miguel Sebastián, como Ministro de Industria, si empezase a plantearle a su amado jefe ZP -¡qué tío! ¡vaya forma de ponerse de perfil con la crisis económica!- que nuestro país necesita replantearse la política energética y apostar al igual que lo hacen los países del “Primer Mundo” por la energía nuclear.

Mientras nuestros referentes sean personajes como Al Gore o como toda la inmensa caterva de progres demagogos vestidos de verde que han rodeado tradicionalmente a la izquierda de nuestro país, estaremos abocados a frenar nuestro desarrollo por la dependencia energética –otros nos irán marcando el ritmo- a pagar precios desorbitados para atender nuestras necesidades en ese aspecto y a contribuir al encarecimiento disparatado de los alimentos básicos por la transformación de los cultivos en busca de energías alternativas.

Mientras los responsables de la economía y el medio ambiente de nuestro país se mueven entre la demagogia y la patraña, mientras al nefasto Presidente que nos ha tocado repetir le guste más moverse en el terreno de la Alianza de Civilizaciones que en aliarse con la civilización, y mientras dé más votos demonizar la energía nuclear y subir el precio de la luz echándole la culpa al PP, a Bush y a Franco, nuestro futuro tendrá cada vez menos luz.

Vale que a pesar del gafe que para Obama supone el apoyo de Zapatero y Al Gore, al candidato demócrata a la presidencia de los EEUU, no en vano sus padres le debieron poner Barack (“látigo” en su procedencia palestina) como nombre de pila. Un nombre que nos indica la fuerza que sus padres quisieron depositar en él y que a buen seguro habrán forjado a lo largo de sus años de educación y formación y que le permite por tanto continuar siendo una opción posible en el futuro inmediato del país norteamericano. Pero ¿acaso alguna Meiga puede encontrar el motivo por el que los padres de ZP condenaron a todos los José Luis de este país a llevar el mismo nombre que Zapatero?

En nuestro país, alguien –sin complejos- debería a valorar sin más demora las ventajas de la utilización de la energía nuclear y alguien –también sin complejos- tendría que explicárselo a Zapatero. El ya ha demostrado que no sabe de eso (ni de otras cosas).

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