lunes, 9 de junio de 2008

El pobre


Quedan lejanos aquellos tiempos en los que desde los ámbitos del poder se nos hacía partícipes de una insólita campaña –desarrollada fundamentalmente durante las Navidades- a través de la cual quienes gobernaban lavaban sus vergüenzas aliviando nuestras conciencias. “Siente un pobre a su mesa” venían a recomendar en torno a tan entrañables fiestas. Bien es cierto que no era obligatorio ni el “pobre” estaba definido conceptualmente, lo que permitía aliviar más conciencias de las deberían haber obtenido el amparo por el hecho en sí.

Tan lejanos son esos tiempos que se me antojan –a mí- difíciles de analizar sin entrar en un estudio de una profundidad que no viene al caso y que me llevaría mucho más tiempo y esfuerzo del que me es necesario para expresar, amigos blogueros, la idea que hoy quiero trasladaros. Si el pobre que se sentaba a la mesa era lo suficientemente pobre para dar sentido al objetivo de la campaña, es algo que se me escapa de largo y desde luego se me escapa –ahora porque lo dejo escapar- también de largo la dudosa moralidad que podía encerrar este mensaje desde las altas esferas del poder.

También el concepto de pobre ha cambiado de entonces a ahora. En esta sociedad mucho más internacionalizada, mucho más abierta, mucho más permisiva, mucho más insegura es posible que ninguno nos atreviésemos a sentar a la mesa a nadie, salvo que viniese acompañado de todo un carpetón lleno de certificados de todo tipo que lo convirtiesen en “pobre oficial”. Esos ya no existen. Existe el hambre, la marginación, la explotación, la injusticia social, la insolidaridad, y un largo etc. de adjetivos para definir a quienes en esta vida lo están pasando realmente mal, pero no hay pobres para sentar a la mesa como antes.

He hecho esta introducción para acercarme escénicamente a lo que va a ocurrir en muy pocos días si Dios no lo remedia. Ignoro si quienes leéis este vuestro/mi blog sois creyentes, pero independientemente de la postura que tengáis respecto a las creencias religiosas, estoy convencido de que estaréis conmigo en que si alguien puede solucionarnos un problema, ¡será siempre Dios antes que Zapatero! ¿Verdad que estamos de acuerdo?

Bien, pues a la vista de lo que está arreciando en estos momentos, no vamos a tener que esperar a las Navidades para recibir un mensaje desde las altas instancias del poder a la hora de sentarnos a la mesa. Llevan ya unos días algunos pescadores en huelga y en este momento todas las flotas se han sumado a la misma, es decir, no está entrando pescado en las lonjas de nuestro país y los grandes barcos congeladores tampoco nos van a traer el fruto de su esclavo trabajo.

A esto, desde la medianoche pasada, hemos de sumar la huelga iniciada por los transportistas españoles, que amenaza con desabastecer por completo a nuestro país exigiendo –al igual que los pescadores- un descenso en el precio del combustible ya que en estos momentos van todos a la ruina.

En los próximos días amigos blogueros nos llegará el mensaje. “Pon una sonrisa en tu plato”. Combatiremos así la falta de alimentos. Seremos –tal y como quiere Zapatero- optimistas frente al plato vacío.

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