martes, 8 de enero de 2008

Año nuevo


No escribo en el blog desde el año pasado y sin embargo, no tengo la sensación de llevar un año sin escribir. ¡Qué curioso es esto de la medida del tiempo y cuánto más curioso es aún la manipulación que de la verdad y del tiempo podemos hacer a través del uso del lenguaje! No, no os preocupéis amigos blogueros, no quiero empezar el año en el blog con fuegos de artificio lingüísticos, ni con adivinanzas que lejos de entreteneros y divertiros os sumerjan en trascendentales -y posiblemente inútiles- momentos de reflexión sobre lo escrito.

Deseo en primer lugar que estas pasadas fiestas os hayan servido para coger fuerzas, muchas fuerzas. Por lo que se ve –y se oye y se siente- tenemos por delante un año que –además de más largo que de costumbre- va a ser algo durillo. Me imagino que habréis pasado unas fiestas agradables, en las que habrá habido tiempo y espacio para la diversión y el desenfreno y en las que también se habrán hecho un hueco la añoranza y la nostalgia de los seres queridos con los que compartimos fiestas pasadas que la vida y la muerte –siempre tan íntimas, siempre tan ligadas, siempre tan oportunas y cercanas- han alejado de nuestro lado. Ahora es tiempo de volver a lo cotidiano –que no a lo aburrido-, a lo ordinario –que no a lo vulgar-, a lo normal –que no a lo exento de locura- para recorrer estos 366 días que se ofrecen ante nuestros ojos todo lo vírgenes, impolutos e inmaculados que unos días -que en buena medida unos y otros ya se han encargado de comprometer- se pueden ofrecer.

Si a alguno de vosotros amigos blogueros se le ocurre mirar en una agenda -de la que maneja cualquier medio de comunicación- las previsiones para este 2008, os daréis cuenta de que ya están todos los días ocupados, escritos. Es como si alguien –más bien algunos- se hubiesen arrogado el derecho que ninguno les hemos otorgado de escribir nuestra vida y nuestro destino para estos próximos 366 días. Pues será por aquello de año nuevo vida nueva, o porque las figuritas de mazapán y el turrón de chocolate comido –en exceso- a lo largo de estas fiestas me han puesto las pilas, pero no estoy dispuesto a que me escriban las 366 páginas de mi agenda para este año. Y os invito amigos blogueros a que os planteéis hacer lo mismo.

Es cierto que a lo largo del año hay citas ciertamente ineludibles, como las elecciones generales del 9 de marzo -9M a partir de ahora por aquello del máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo-, pero incluso ese tipo de compromisos, los amoldaré en su ejercicio al uso deliberado, consciente y libre que haré de cada uno de los días de este año.

Hace aproximadamente diez meses, cuando creé este blog –crear es uno de los dones que Dios y la naturaleza ponen en nuestras manos y sobre todo en nuestra cabeza- os invitaba a ir descubriendo conmigo la posible existencia de Meigas y su posible intervención en el devenir de los acontecimientos que rodean nuestra vida cotidiana. Llegar a saber si algunos de los personajes públicos que nos rodean formaban parte de ese extraordinario mundo intangible que invade la umbría de la noche gallega, era uno de los objetivos planteados inicialmente en este blog.

Con la llegada del nuevo año, al echar la vista atrás y repasar los 129 post escritos durante el 2007, creo reconocer a unas cuantas Meigas además de Moura –de la que os he hablado y os seguiré hablando con frecuencia, pues hemos llegado (ella y yo) a un punto de sintonía en el que reconocemos sin ningún pudor que nos gusta estar juntos cuantas más horas mejor- y voy a intentar contároslo en los próximos post, invitándoos a que me hagáis llegar todos los comentarios que estiméis oportunos para ver si entre todos conseguimos identificarlas. Muchos son los nombres mencionados a lo largo de este vuestro/mi blog durante el pasado año y a buen seguro que hay campo abonado y suficiente para la identificación de las Meigas.

Si os apetece y me lo permitís, quiero iros contado pequeñas historias –con frecuencia pero sin periodicidad- que intentarán ser retratos objetivos de la realidad que nos rodea. Tan objetivos como mis sentimientos me permitan. Y por supuesto, diariamente, mientras el tiempo y la vida me lo permitan, continuaré dando mi opinión sobre lo que veo, oigo, leo y pienso, porque si uno no es de estar callado ¿por qué va a estar callado? Mañana os hablaré de Eduardo, un niño sudamericano.

Hemos empezado el año con un etarra –es decir, miembro de la banda asesina ETA- en el hospital, que dice que tiene “pupita que le duele mucho” por culpa de la Guardia Civil. La verdad es que si le duele un poco más, a mi me va importa un carajo. Que no se hubiera puesto farruco cuando lo detuvieron. Lo que ha ocurrido es totalmente normal en una detención por la fuerza, pero lo malo de la noticia es que ha creado una cierta alarma entre todos nosotros por una lógica asociación de ideas y caras. Al fin y al cabo ¿los responsables del GAL han sido juzgados y condenados? ¿TODOS?.

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