martes, 31 de julio de 2007

Trabajo excesivo


Hace ahora un año Galicia ardía por los cuatro costados. Entonces el Ministro Rubalcaba –el que decía que los españoles queremos un gobierno que no nos mienta tras los atentados del 11M- decía que los incendios en Galicia eran provocados, dejando en el aire dos ofensivas dudas. Que el PP pudiera estar tras tamaña desgracia medioambiental, o que los gallegos éramos gente tendente al desequilibrio mental (recordad que el Director General de Tráfico insistía recientemente en esta segunda tesis).

Ni una ni otra insinuación –por imposibles- adquirió carta de naturaleza, pero Rubalcaba aún no nos ha pedido disculpas por aquello. Eso no lo saben hacer.

Ahora están ardiendo las Canarias. Rubalcaba –al menos de momento- no ha ladrado con insidias similares a las de hace un año. Lo que no ha cambiado ha sido la falta de previsión del gobierno de España para disponer lo necesario para atajar situaciones como la vivida hace un año o como la que en estos momentos viven en las islas. Se puso entonces de manifiesto la necesidad de crear un dispositivo nacional capaz de intervenir en situaciones como la vivida en 2006 y, 365 días después, la incapacidad para atajar las llamas devastadoras es patente.

¿Es posible que el gobierno de Zapatero haya estado tan ocupado, que haya tenido tantísimo trabajo, como para no poder atender a la creación y puesta en marcha de ese organismo coordinador? Está claro que las comunidades autónomas por sí solas no tienen capacidad para atender a este tipo de desastres y está claro que hace un año esto ya estaba claro. ¿Entonces? Zapatero y su gobierno no han provocado los incendios de Canarias, pero la falta de medios adecuados para combatirlos sí es responsabilidad suya. Después de lo de Guadalajara y lo de Galicia ya no había lugar para las imprevisiones.

Desde luego no pueden achacar la inexistencia del mencionado organismo de coordinación al exceso de trabajo realizado en este pasado año para derrotar a ETA.

Me resulta cuanto menos curiosa la lectura que algunos sacan del mandato obtenido de los ciudadanos en las urnas. Algunos piensan –no sé por qué me sorprende, cuando en realidad siempre han actuado así- que de las urnas uno puede extraer licencia para saltarse la ley a la torera. Tal es el caso del alcalde de Aranjuez Jesús Dionisio. El que antes de las elecciones dejase sobre la mesa la adjudicación de unos terrenos municipales a empresas vinculadas con sus amigos socialistas, comentando que haría la adjudicación tras las elecciones, significa para él que los ciudadanos –al darle la mayoría necesaria para gobernar- están apoyándole para que adjudique tan arteramente.

¿De qué ubres democráticas habrá bebido este señor? Me parece muy oportuna la denuncia pública realizada por el PP de Aranjuez, igual que me parecerá oportunísima la decisión de llevar este asunto a los tribunales. Huele mal, muy mal esta adjudicación porque, tal y como denuncia la Portavoz popular, detrás de las empresas adjudicatarias existe todo un entramado de relaciones societarias vinculadas a conocidos amigos políticos del alcalde de Aranjuez.

Lamentablemente no es el único hecho que sitúa al gobierno del alcalde Dionisio en el lado oscuro. La obra de la nueva Comisaría conjunta, con su reformado a toro pasado y su altura excesiva, es otro buen ejemplo de lo poco que a este señor le importa el cumplimiento de la ley. A lo mejor, como hizo una jornada de puertas abiertas de la mencionada comisaría durante la campaña electoral pasada, considera que los ciudadanos también le han dado con su voto el poder para mantener esa ilegalidad. Está este tema en los tribunales de la mano de particulares y yo espero que la oposición municipal –que ha votado en contra del reformado- ponga las cosas en su debido lugar acudiendo también a los tribunales. No se trata de judicializar la vida política, sino de impedir que el rodillo que ya utilizaron hace años esté por encima de la ley.

Hoy el CIS nos dice que el PSOE aventaja al PP en intención de voto en 3’5 puntos. Nos dice también que Durán Lleida es el segundo político más valorado. ¿Habrán salido a la calle a preguntar?

viernes, 27 de julio de 2007

El relevo


Los socialistas madrileños han elegido como sucesor de Don Rafael al alcalde de Parla Tomás Gómez. Espero que les vaya bien. De todos es sabido que un buen gobierno necesita tener enfrente una buena oposición. Si hacen ese papel adecuadamente durante esta legislatura, los madrileños saldremos ganando. Ya me parecía a mí que la candidatura de José Cepeda –a quien un tipo listo del ABC puso mi cara- no tenía mucho futuro en esta contienda interna de los socialistas. Sus ideas y las de la corriente a la que representa ya no pitan entre los progres. Ahora les va más, mucho más, el relativismo de Zapatero.

Han tenido valor los socialistas madrileños al afrontar su Congreso extraordinario con la que está cayendo en Madrid. En Aranjuez, hoy 38º. Con este calor hasta votar debe costar trabajo. ¿Habrá sido la sofoquina climatológica la que ha llevado a los dos candidatos alternativos a Tomás Gómez a acusarle de juego sucio? ¿O será que desde dentro ven las cosas con más detalle?

Para juego sucio el del PSOE de Aranjuez con la sentencia de la Casa de la Frutería. Ha de pagar el Ayuntamiento –según sentencia judicial- alrededor de un millón de euros por la venta que en su día llevamos a cabo desde el gobierno municipal del PP, del solar de la denominada Casa de la Frutería. Entrar en detalles no aporta gran cosa, pero me llama la atención la postura manifestada por el gobierno socialista de Aranjuez.

Dicen que no recurren la sentencia para no causar mayor perjuicio al municipio. ¡Menuda cara dura! No recurren, porque a ellos lo que les interesa es tener una sentencia en la que nos puedan echar algo en cara y, no recurren, porque el mayor argumento que deben esgrimir para defender nuestra actuación es que el que fuera alcalde socialista de Aranjuez antes de llegar el PP al gobierno municipal mandó derribar el edificio que daba nombre al solar y por el que éste tenía algún valor histórico y cultural. Lo hizo por el artículo treinta y tres –ese por el que ellos hacen siempre lo que les da la gana- y si recurriesen la sentencia tendrían que dar explicaciones un tanto engorrosas.

En los cortos días de vacaciones he podido charlar con buenos amigos, hombres conocedores del mar y sus profundos momentos de gloria y dolor. Sobre todo he escuchado. Me gusta escuchar a los que tienen algo que decir o que contar. Me encanta aprender a través de las historias contadas por quienes las han vivido o por quienes han sido receptores por boca de quien las vivió. Es cierto que con el paso del tiempo las distintas bocas que van haciendo suyas esas historias las van adornando, ambientando e incluso actualizando, pero eso no hace otra cosa más que enriquecer las historias.

Me hablaban de un reflejo curiosísimo que se produce en las personas que no sabiendo o no pudiendo nadar son presas de algún desafortunado accidente en el mar. ¡Se aferran con todas sus fuerzas a cualquier cosa, aunque esa cosa los arrastre al fondo del mar! En esos momentos de pánico la conciencia no alcanza a diferenciar lo que flota de lo que se hunde. Su único acto instintivo es el de agarrarse a algo que pueda darles seguridad. ¡Incluso el ancla de un barco hundiéndose! Me contaban Juan y Tivo varias experiencias vividas por ellos en este sentido, en las que tuvieron la oportunidad de arrancar del fondo del mar a algunas personas, que por aferrarse a su “tabla” de salvación estaban matándose con su esfuerzo.

No sé por qué, pero mientras los escuchaba relatar sus historias –contadas en ese gallego del mar que es comprensible para todos los que tenemos la clara sensación de que en sus orillas recibimos vida- me imaginé a nuestro presidente del gobierno. Mientras vea en Conde Pumpido una posible tabla de salvación en materia antiterrorista, no se dará cuenta de que las anclas en el mar se hunden. ¡Ojo la que ha liado el prenda con la portada de El Jueves! Me imagino que el Príncipe le habrá pedido que no defienda en ningún caso más la imagen de la Corona.

Hoy ha fallecido Gabriel Cisneros. Uno de los padres de la Constitución y una Víctima de ETA. Espero que Zapatero dedique algunas horas a reflexionar. Aunque solo sea en honor a Cisneros.

jueves, 19 de julio de 2007

El coso pontevedrés


Visto desde aquí –el aquí es el mío, con las variables que la carretera y el tiempo me permiten- Cataluña pilla más lejos. Reconozco que la geografía no es mi fuerte y eso me lleva a pasar siempre por Madrid cuando pienso en la distancia entre “mi aquí” y Cataluña. Seguro que en línea recta los kilómetros son menos aunque midan lo mismo. Con todo y con eso, la distancia no es lo suficientemente grande como para perder la noción de la realidad con respecto a lo ocurrido con el subdelegado del Gobierno en Cataluña.

Ignoro por completo si el tal Eduard Planells es culpable o inocente de los delitos que le achacan, pero huele que escandaliza la desaparición de determinados documentos de expedientes sospechosos que podrían incriminar al subdelegado del Gobierno. Las casualidades en estos asuntos no suelen ser muy probables y no invitan más que a la suspicacia y la desconfianza.

Si el mencionado señor ha obtenido beneficios por la connivencia con las mafias rusas –la policía tiene que tenerlo ya muy claro a estas alturas de la investigación- lo llevarán a la trena, pero yo le pondría una tarea antes de enviarlo a la sombra. Hoy precisamente los servicios de rescate marítimos están buscando a los desaparecidos –más de 50 según los cálculos- en el hundimiento de una patera en la que viajaban más de un centenar de inmigrantes subsaharianos. ¡Que pongan a tan desagradable y desesperanzadora tarea a Planells!

Cuando se juega –si es que se demuestra su culpabilidad- con el dolor y la miseria de seres humanos, la mejor rehabilitación social y moral pasa por conocer directamente ese dolor y esa miseria. Este señor –no es el único- maneja vidas desde su despacho –mejor dicho, las manejaba- sin pararse a pensar en el sufrimiento que es capaz de causar a quienes tienen ya de por sí, por su condición económica, social, política, religiosa o de simple nacimiento, sobre sus espaldas y su futuro el más desolador de los panoramas imaginables.

Pero no nos precipitemos. A lo mejor Eduard Planells no era conocedor de lo que con su firma estaba haciendo. Igual él no sabía que lo que firmaba o lo que con su autorización otros hacían era, además de ilegal, indecente e inhumano –por las manos de los mafiosos solo pasa inhumanidad y si no, fijaros en ETA- e incriminatorio para él. Si así es habrá que librarlo de la cárcel, aunque no del necesario conocimiento del mal causado enviándolo a la búsqueda de esa cincuentena larga de posibles cadáveres, ni del justo y necesario escarnio público por su ineptitud en el ejercicio de un cargo para el que seguramente él ya era consciente de que no servía. Pero claro, la pela es la pela y el despacho es el despacho.

Me llenaron de tranquilidad las palabras del juez Gómez Bermúdez –ya sabéis, el presidente de la Sala encargada de emitir sentencia sobre los acusados del 11M- más por la claridad de los conceptos que por lo que puedan avanzar sobre la decisión que junto con los otros dos miembros del tribunal deben adoptar. Sus palabras “no se puede acordar con organizaciones criminales pues no son sujeto de derecho y, por tanto, no son fiables” son toda una lección de derecho político del que algunos deberían tomar buena nota.

Cuando se escuchan estas cosas, a uno le entran siempre dudas de carácter funcional. ¿Acaso no se estudia lo mismo en las distintas facultades de Derecho de nuestro país? Zapatero y Gómez Bermúdez estudiaron en distintas facultades ¿verdad? ¡Qué pena que Zapatero no estudiase aquello de “los terroristas no tienen domicilio conocido ni se puede negociar con ellos o firmar un armisticio”! Las cosas hubiesen sido distintas en estos últimos tres años y posiblemente ya podríamos haber derrotado a ETA.

El alcalde nacionalista de Pontevedra será el único que –de momento- tendrá dedicación exclusiva en ese ayuntamiento. Esto le permitirá dedicar todo su tiempo al buen gobierno de su ciudad –otra cosa es que lo haga- en tanto en cuanto se pone de acuerdo con los socialistas gallegos para “garantizar la gobernabilidad” de Pontevedra. La propuesta hecha pública por Mariano Rajoy es muy inteligente, democrática y pegada a la realidad de los deseos de los ciudadanos. Terminar con el descomunal precio planteado por los grupos minoritarios cuando son necesarios para alcanzar mayorías de gobierno es una necesidad higiénica.

El alcalde de Pontevedra bien podría dedicar una parte de su tiempo a estudiar la disparidad existente entre su falta de apoyo a la fiesta de los toros en su ciudad y el creciente número de aficionados pontevedreses a la fiesta nacional. La miniferia de la Peregrina a principios del próximo agosto, con la presencia de José Tomás y la alternativa del hijo de Palomo Linares, es todo un ejemplo del esfuerzo hecho por la empresa de los hermanos Lozano y la inequívoca afición de quienes a buen seguro llenarán el coso centenario.

Lo malo es que cuando los progres le cogen el gusto a esto de los toros, se quieren convertir en empresarios del sector -pero con cuartos de los demás- y terminan fastidiando la fiesta y nuestro bolsillo. En Aranjuez conocimos en su día grandes derrochadores del erario público con la excusa de gestionar algo que hacían y hacen bien los privados, pero muy mal los públicos. Aquellos también eran progres.

martes, 17 de julio de 2007

El hombre del tiempo


Siempre me ha resultado muy curiosa la distancia existente entre la realidad posicional y la realidad meteorológica. Me explico. Cuando el hombre del tiempo –el Instituto Nacional de Meteorología en un argot más formal- nos informa del tiempo que hará o ha hecho en determinados puntos de España, sin ser mentira, la realidad de quien está en esos determinados puntos es distinta.

Recuerdo cuando el hombre del tiempo en sus predicciones sobre las lluvias en Galicia situaba la nube del mapa sobre un determinado punto de la costa gallega. Sería por cuestión de magnitudes. Posiblemente el hombre del tiempo no caía en la cuenta de que semejante nube situada sobre un mapa escasamente dimensionado, no respondería a la realidad de lo que viviesen ese día los paisanos.

Nube –enorme- sobre el noroeste gallego. Las carnes le temblaban a turistas, empresarios turísticos y pescadores y mariscadores desde Muros hasta la playa de las catedrales. En realidad la nube –y el agua que contenía- pasaba, milimétricamente encarrilada, por la Area Mayor de Os Muiños mientras el resto de tantísimos kilómetros de costa gallega disfrutaba de un sol y una temperatura maravillosa.

Estoy convencido que el hombre –hoy, como en todo, son más ellas que ellos- del tiempo no actuaba con mala fe. Nada más lejos de su intención que el perjuicio buscado para el sector turístico del norte de España y, más en concreto, Galicia. Sin embargo esa desproporcionada nube causaba más estragos por omisión que por su acción natural. También hoy, mientras toda España pensaba que en el norte de Galicia los peces del mar bebían agua dulce por la lluvia, la realidad era muy distinta a la prevista.

Lo que nunca he entendido ha sido la resistencia manifestada por nuestros televisivos meteorólogos ha reconocer a toro pasado su equivocación, fuera esta directa o inducida. Si el diluvio no había hecho acto de presencia en la zona del vaticinio, no sé porqué esa recalcitrante negativa a reconocer al día siguiente la equivocación. Hubieran sido más simpáticos y –por humanos- más creíbles, pero nunca lo entendieron. Fueron defensores a ultranza de “mantenella y no enmendalla”.

Me pregunto si la Ministra de Fomento –efectivamente, Maleni, la que nos quería chantajear en plena campaña electoral de las autonómicas para que votásemos a Don Rafael (Simancas) a cambio del cierre de la M-50 en Madrid- me pregunto repito, si no tendrá algo de hombre –con perdón- del tiempo. El buque hundido frente a las costas ibicencas soltaba únicamente –según Maleni- fuel procedente de sus depósitos de combustible. Al día siguiente los buzos ya habían cerrado las vías por las que escapaba el negro detritus. Ibiza no tenía por qué preocuparse.

Han transcurrido los días –no llevo la cuenta igual que lo hacía Caldera con el Prestige y tampoco pienso manipular documentos oficiales igual que hizo él- y el fuel ha llegado a las playas de Ibiza obligando a su clausura –temporal por supuesto, ¿o acaso alguien ha pensado que en esta vida hay algo definitivo con excepción hecha de la muerte?- y el combustible sigue escapándose del barco hundido. ¿Por qué no rectifica la Ministra Maleni? ¿Ya no recuerdan los “hilillos” de Rajoy? ¿Les da miedo llenar las playas ibicencas de voluntarios con monos blancos? No está mal como inauguración de ese engendro que ha quitado a Jaume Matas el gobierno que los baleares quisieron poner en sus manos.

Por cierto, ¿tan urgente es lo que tenía que hacer Zapatero en Méjico? Es cierto que los gestos en política tienen una importancia capital, pero ¿no podía esperar unos días quien dejó plantado, por ejemplo, al presidente polaco porque estaba cansado, para ir a reconocerles a los nietos de los españoles que emigraron a Méjico sus derechos como españoles y atender a los graves problemas que se le están amontonando a los ibicencos por culpa de la ineficacia de su Ministra de Fomento?

La verdad es que no sé ni por qué me lo planteo. Sería un milagro que Zapatero hubiese estado con quienes lo necesitan.

Con lo hablado y escrito en su día sobre el Prestige, me imagino que a ningún progre del tres al cuarto le importará que sigamos hablando del daño que esos accidentes pueden causar a nuestro medio ambiente ¿no?

De los Nunca Máis mejor no hablar ¿verdad? Una vez más han demostrado que estuvieron para manipular y llevar al poder a sus amos. Lo que le pase a nuestras costas y a quienes viven con su trabajo de ellas, les importa un bledo. Nunca más una indecencia como Nunca Máis.


jueves, 12 de julio de 2007

La melancolía


Hoy hace un día espléndido en la Costa de la Muerte, mirando al Atlántico, de espaldas a la salida del sol. Una débil brisa del norte mezclada con el sol que llega hasta el mar a través de un cielo completamente limpio y radiante, permite tener esa extraña a la par que agradable sensación de inexistencia de temperatura. No es el "ni frío ni calor" de los cero grados, sino la justa temperatura que te impide notar diferencia entre tu cuerpo y el exterior. La temperatura que te integra absolutamente en la naturaleza que te rodea. ¡No me extraña que Moura lleve ya unos días en Galicia!

Sin embargo la melancolía –que no el pesimismo crónico que decía el colectivista Pere Navarro- invade las calles, los montes, los mares y las almas de Galicia, al igual que lo hace en el resto de España. La melancolía del recuerdo de un día muy duro, muy doloroso y curiosamente muy esperanzador. La tristeza por el recuerdo del magnicidio de Miguel Angel Blanco.

Resulta cuanto menos curioso –por eso se inició en aquel fatídico día de hace diez años la rebelión democrática de todos los españoles de bien- que al cabo de estos diez años todos, preguntes a quien preguntes, mantengamos un recuerdo casi exacto, casi milimétrico de aquellos momentos. Recordamos nuestros sentimientos, nuestras angustias, nuestras esperanzas, nuestros razonamientos, nuestra desesperación, nuestro dolor. Y también recordamos –quizá con más devoción y respeto- el valor y el dolor de la familia de Miguel Angel y aquella voz elevada al unísono por todos los españoles: “Miguel Angel somos todos”.

Hoy, el Presidente Zapatero no estará acompañando a la familia de Miguel Angel Blanco en Ermua. Tampoco tiene nada de excepcional. Estará haciendo lo mismo que está haciendo desde que accedió a su cargo. Estará lejos, muy lejos de las familias de las víctimas. Nada por lo tanto nos debe extrañar su ausencia hoy en Ermua. Me gustaría sin embargo ver allí al cantarín Bono y al soplagaitas Ibarra. Si no van a acompañar a la familia de Miguel Angel, quedarán definitivamente como unos cantamañanas.

Tampoco son de extrañar las palabras del friki Pepiño tachando de cínicos a los dirigentes del PP por asistir a la manifestación convocada por la familia de Miguel Angel. Pepiño es un cretino incapaz de mantener la boca cerrada, aunque por abrirla ponga una vez más de manifiesto lo mísero de su condición política y humana.

Esta descripción –reconozco que desagradable- de la actitud mantenida por los dirigentes socialistas ante el décimo aniversario del magnicidio de Miguel Angel Blanco, perpetrado por los repugnantes asesinos de ETA, no me lleva sin embargo a pasar por alto la valiosa actuación llevada a cabo por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, por lo tanto, por el Ministerio del Interior con la detención de varios terroristas en disposición de atentar de forma inminente en nuestro país. Los demócratas seguimos teniendo claro que el enemigo es ETA y que a quien hay que derrotar es a ETA. Eso no está reñido con llamar al pan, pan y al vino, vino.

Hablando de cretinos, prefiero quedarme en este calificativo y no perder el tiempo buscando otros posiblemente más duros y ajustados, a la hora de adjetivar el voto en contra del eurodiputado socialista Miguel Angel Martínez, vicepresidente de la Eurocámara, ante una propuesta para crear unas becas para mujeres investigadoras con el nombre de la ex comisaria europea Loyola de Palacio, fallecida en diciembre del pasado año.

Es inaceptable la actuación de dicho eurodiputado, que tendrá entre sus muchos méritos el ser un verdadero desconocido para los millones de europeos que pagamos su excepcional sueldo. Unos alcanzan el reconocimiento de los ciudadanos por su valía, su trabajo y su demostrada defensa de los intereses de Europa y los europeos, como es el caso de Loyola y otros, como le ocurre a este eurodiputado, intentan alcanzarlo con actuaciones decrépitas, sectarias y pueblerinas como la expresada con su postura ante una propuesta justa. Igualmente inaceptable es que el PSOE no haya descalificado inmediatamente su actitud. Pero claro, estamos una vez más ante el relativismo zapateril.

martes, 10 de julio de 2007

El espía


En las películas de espías es recurrente el truco por parte de alguno de los personajes de poner distintos señuelos –al mismo tiempo y en diferentes lugares- con el fin de despistar al enemigo. Lo de Bono, lo de los nuevos ministros, lo de los 2.500 euros, suena a señuelos para desubicar al personal.

Zapatero ya no está en la gestión -¿acaso estuvo alguna vez?- sino que está metido de lleno en la vorágine electoral y sus últimos movimientos son meros fuegos de artificio. Decían hoy distintos comentaristas de la actualidad política, que Bono tendrá que explicar qué es lo que ha cambiado entre su salida hace un año del gobierno y la situación actual. Sinceramente, a mí Bono no me tiene que explicar eso y espero que no me cuente otra vez lo del carnet de sindicalista de su padre.

Lo que si tendría que contarme –a mí y a todos los españoles- son las causas reales que provocaron la muerte de 17 militares españoles dentro de un helicóptero en Afganistán. Eso sí quiero que me lo cuente, porque estoy empezando a hartarme de tantísima mentira, de tanta trápala chabacana, de tanto aguantar pisotones en los callos sin rechistar. Ante mi, Bono no va a recuperar ninguna credibilidad cuente lo que cuente o haga lo que haga, porque nunca la tuvo.

Hoy se cumplen diez años del secuestro que llevó al asesinato de Miguel Angel Blanco y, lamentablemente, desde los poderes públicos del Estado no se está haciendo una mención expresa de una fecha tan significativa en la lucha contra el terrorismo. Igual quieren pasar de puntillas para no tener que dar las explicaciones que se les están pidiendo sobre sus contactos con ETA. Tendremos que ser nosotros, los ciudadanos de a pié quienes recordemos aquel magnicidio y quienes recuperemos en su integridad el espíritu de Ermua.

Zapatero y sus inmediatos están empeñados en no contarnos esta parte tan trascendental en las relaciones con ETA, pero la justicia –con poco que dejen trabajar a algunos jueces- permitirá que conozcamos lo que hoy conocen distintas personas ajenas a nuestro país. Sangrante es el caso de Cuba. Que Zapatero haya depositado una parte de esa información que nos niega a los españoles en manos del dictador cubano –aunque nos tenga acostumbrados a las afrentas- no deja de ser una muestra más de lo peligroso que puede ser un iluminado como él.

De esa exigencia de conocimiento, de la justicia del recuerdo de Miguel Angel, de los continuos insultos a nuestra inteligencia quiere apartarnos Zapatero con sus fuegos de artificio. Me imagino que poder servir a tu país como ministro del Gobierno de la Nación debe tener un atractivo muy importante, pero participar del paripé montado por Zapatero para desviar nuestra atención de los temas importantes de cara a las próximas elecciones, no me parece una postura adecuada para personas de valía y conocimiento demostrados como es el caso del nuevo Ministro de Cultura Cesar Antonio Molina.

No tienen posibilidades de llevar ninguna nueva Ley al Parlamento, ni de desarrollar ninguna iniciativa importante. Llegan sin tiempo, porque a Zapatero no le importa lo que hagan, sino lo que son. Señuelos, simples señuelos.

Me da pena la marcha de Carmen Calvo, la Ministra de Pixie y Dixie. ¡Tan colorista ella! ¡Le quedaban tan bien los vestidos de Agata! Me alegro por el senador popular Juan Van-Halen. Podrá dedicar de nuevo a la poesía el tiempo que ahora tenía que emplear en ver dibujos animados para poder hablar en el mismo lenguaje que la Ministra Calvo.

lunes, 9 de julio de 2007

Pesimismo crónico


Mi encantadora y bella Moura –ya sabéis, mi amiga meiga-, con quien mantengo ratos de charla cuando a ella le apetece, lleva ya unos días insistiéndome en que con estos calores es mejor que nos vayamos alguna semana a Galicia. Echa en falta la sombra de un roble para apagar el sofocón que le producen las altas temperaturas que estamos empezando a soportar en Aranjuez. A mí me ocurre lo mismo. Reconozco que soy de los exagerados con esto del calor. En cuanto llega el mes de marzo pongo el aire acondicionado en el coche y no lo quito hasta el puente de Todos los Santos, en noviembre.

El otro día se largó en un suspiro y estoy convencido que lo hizo a algún lugar aislado del resto del mundo. Me imagino que debió de irse a la Sierra de Outes, lugar de paso obligado cuando se quiere recortar al máximo el camino entre Negreira y Noia, en La Coruña. Sigue teniendo su aquél viajar de noche por esa zona. No he tenido oportunidad –ni la quiero tener- de comprobar la veracidad sobre la presencia de lobos especialmente en las noches en la Sierra de Outes, sin embargo el solo recuerdo de los relatos escuchados cuando era niño –aún más- sobre manadas de lobos que daban buena cuenta de los desventurados a quienes cogía la noche en algún bosque, me pone la carne de gallina, especialmente si no he calculado adecuadamente el recorrido y me cerca la noche transitando –en coche, por supuesto- por sus carreteras.

Hablábamos –Moura y yo- de distintos temas de actualidad cuando al ojear un periódico leí en voz alta unas declaraciones hechas por el Director General de Tráfico, en las que con un "riguroso" criterio científico y técnico achacaba un mayor número de accidentes de tráfico en Galicia a que "los gallegos padecen pesimismo crónico".

¿Quién es ese gilipollas? –inquirió Moura- ¿cómo se llama semejante idiota? Pere Navarro –le contesté leyendo su nombre en el periódico- y este es el mismo que sin tener carnet de conducir está empeñado en conducir por nosotros en vez de eliminar los puntos negros de las carreteras.

Por un momento la cara de Moura se transformó. No la reconocía. Parecía como si sus siglos de existencia se hubieran instalado de golpe bajo su tersa y brillante piel, dejando traslucir los millares de injusticias que sus ojos habrán tenido que contemplar. El aire empezó a volverse más denso, con un extraño olor a humedad y entonces desapareció. Me imagino que lo hizo para que mis ojos no pudiesen contemplar el proceso por el que las meigas impiden que su extraordinaria entidad –no nos debemos olvidar de su extraordinaria condición- sucumba a los lógicos deseos que un comentario como el del susodicho conductor sin carnet les provocan.

Por eso Moura se fue inmediatamente, interrumpiendo nuestra conversación. Y por la intimidad que necesitaba, estoy convencido que fue a refugiarse y esconderse a algún frondoso rincón de la Sierra de Outes, en Galicia, adelantando así su alejamiento temporal de los rigores de la canícula ribereña. Espero hablar pronto con ella a la sombra de algún roble, en algún cruce de caminos de esos que quienes no los conocen piensan que no llevan a ninguna parte, pero que los que los conocemos sabemos que llevan al sitio exacto. Todos y cada uno de ellos.

Sobre las palabras de Pere Navarro –que como gallego me afectan- quiero manifestar que está completamente confundido. No solo no puede decir que los gallegos padecemos pesimismo crónico, sino que ha de ser consciente de que la realidad es justo la contraria. Somos optimistas, muy optimistas. Sino, fijaros en mí.

Estoy convencido que el número de accidentes en nuestras carreteras disminuirá enormemente. Estoy convencido que quitarán la limitación de velocidad en autopistas y autovías. Estoy convencido que dedicarán mucho más dinero a eliminar los puntos negros de nuestras carreteras. Estoy convencido que quitarán de televisión el anuncio del tío repugnante que nos mete miedo con que mataremos a nuestra novia con el coche, con el único propósito de que se lo dejemos conducir al Director General de Tráfico. Estoy convencido de que todo esto ocurrirá porque cesarán a Pere Navarro pronto. ¿Qué decía de pesimismo crónico?

Y además estoy convencido de que en las próximas elecciones generales nos sacudiremos de encima el polvo del intervencionismo puro y duro que representan Zapatero y su recua de Pere's.

jueves, 5 de julio de 2007

El hediondo



No sorprendió nada en el debate sobre el Estado de la Nación. Las tildes que ya estaban escritas con anterioridad se pronunciaron con mayor énfasis que de costumbre, pero nada nuevo bajo el sol. Ni siquiera el chequevoto que Zapatero prometió al final de su discurso supuso ninguna innovación sobre lo esperado y previamente escrito. Sí, nos reafirmo a quienes –entiendo aunque no comparto que otros no piensen así- pensamos que es un vendedor de mantas venido a presidente.

Aquello sonaba a ni mil, ni mil quinientos, ni dos mil, sino dos mil quinientos euros…y además de regalo le doy esta maravillosa navaja de Albacete. Exactamente igual. Lo único que en vez de vendernos una manta, estaba queriendo comprarnos unos votos. Por lo demás, Alicia en el País de las Maravillas. Parecía que al terminar su intervención, como no alcanzaba a darse besos en la cara él mismo, de pura satisfacción se iba a tirar de mocha para hacerse unos largos alrededor del hemiciclo. ¡Ridículo en su manifiesta deformación de la realidad que vivimos los españoles!

Mariano Rajoy, con los pies más cerca del suelo que Zapatero, se empeñó en monotemizar -¡vaya palabro que me acabo de sacar de la manga, mejor dicho, del teclado!- y perdió una ocasión de oro para apear a Zapatero de su idílico discurso. Es verdad que dispuso sólo de 40 minutos para su intervención, pero no es menos cierto que Zapatero solo empleó 76 y nos contó todas las milongas que una persona –enferma de amor por ella misma, pero persona al fin y al cabo- es capaz de imaginar. Hay que aprender a sintetizar. Los millones de mileuristas que no consiguen llegar a final de mes y que no pueden plantearse el acceso a una vivienda, se quedaron con los ojos como platos al escuchar decir a Zapatero que ahora están mejor que cuando gobernaba Aznar y esperaban una respuesta clara y concisa por parte de Rajoy.

El resto del debate –ya se sabe- un peloteo tonto y caro entre Zapatero y los demás portavoces parlamentarios, en el que solo empezó a marcar distancias –siempre han sabido anticiparse a los resultados electorales- el portavoz de Convergencia. Abrazos van, besos vienen. ¡Qué bien lo haces Presidente, necesito un AVE! ¡Contigo España es más, dile a Marcelino que pacte conmigo! ¡Gracias por existir Zapatero, constrúyeme una auto vía hasta el ambulatorio! Y luego algunos pretenden que deje de insistir en la necesidad imperiosa que existe en este país de cambiar la ley electoral.

Dentro de lo rutinario –y poco edificante- del debate sí me llamó la atención por desagradable, mentiroso y repugnante la intervención de López Garrido, el portavoz del Grupo Socialista. El tío ya de por sí es harto desagradable siempre que habla. No me extraña que esté en el Congreso en vez de ocupar su puesto en la Universidad. Seguro que cuenta con el voto fijo de todos los estudiantes de derecho. Lo votan para no tener que aguantarlo en clase. ¡Vaya tío repulsivo!

Si ese es el papel que sus jefes le han dicho que tiene que desempeñar, pues que lo haga, pero seguro que puede encontrar fórmulas que satisfagan a ZP y la Viceescándalo y que nos resulten menos nauseabundas a quienes presenciamos su intervención. A veces solo le falta escupir hacia los bancos del PP. Si pudiese, los untaría en brea, después los envolvería en plumas de gallina y para terminar les mearía encima. Así de pútrido e infecto es el susodicho cuando se pone a hacer balance de las supuestas bondades de Zapatero en el gobierno.

Las cosas no han cambiado entre antes y después del debate. A ojos de los españoles no creo que este debate haya servido para nada. ¡Allá ellos!, los oradores. Nosotros hemos cumplido con nuestra parte, es decir, los hemos escuchado con atención y con una buena dosis de paciencia.

Mientras, los de siempre, los que saben que ZP es un encantador de serpientes al que consiguieron hincar de rodillas durante tres años, se siguen dedicando a lo de siempre, dándole la razón –porque la tiene- una y otra vez a Mariano Rajoy. ETA iba a asesinar durante el debate. Una vez más la Guardia Civil estuvo a la altura.

lunes, 2 de julio de 2007

El magnicidio


El viernes 22 de noviembre de 1963 mientras circulaba en el coche presidencial por la Plaza Dealey de Dallas, Texas, acompañado por su esposa Jacqueline, fue asesinado John F. Kennedy, trigésimo quinto Presidente de los Estados Unidos. En el coche también viajaban el Gobernador de Texas John Borden Connnally Sr y su mujer Nellie, así como dos agentes del servicio secreto. El Gobernador Connally resultó gravemente herido pero sobrevivió.

A lo largo de estos cerca de 44 años hemos visto una y cien mil veces las imágenes de aquel luctuoso hecho que conmocionó al mundo. Hemos leído artículos, ensayos, novelas y todo tipo de géneros literarios que recordaban aquellos momentos trágicos. Hemos contemplado exposiciones fotográficas, hemos escuchado debates e informes, hemos visto películas y hemos asistido a los trabajos de la Comisión Warren, encargada de dar una versión oficial sobre el magnicidio que medio mundo contemplamos en directo a través de las pantallas de televisión.

Independientemente de lo que cada uno podamos pensar sobre lo ocurrido, sus autores, sus inductores, sus objetivos…lo cierto y verdad es que el asesinato de JFK nos ha sido recordado desde aquel fatídico día de Santa Cecilia -¡qué radical diferencia en el recuerdo que ese día de noviembre tiene para la historia de Aranjuez y de la música internacional!- de 1963 y nos será recordado eternamente. No es una cuestión de morbosidad desmesurada, sino de poner de manifiesto la magnitud del hecho y la importancia del mismo para su conocimiento por parte de las generaciones venideras.

Traigo a colación este hecho tan lejano en el tiempo y en la geografía tras cumplirse –y celebrarse, porque los españoles de bien lo celebramos- el décimo aniversario de la liberación de José Antonio Ortega Lara. Ayer hizo diez años de uno de los momentos más emotivos vividos a lo largo de este sanguinario periodo de nuestra historia, en el que ETA viene decidiendo quienes vivimos y quienes no. Y traigo el magnicidio de Kennedy a mi/vuestro blog porque el próximo martes día 10 se cumplen también 10 años del secuestro de Miguel Angel Blanco que, tras las 48 horas más agónicas vividas por nuestro país en nuestra reciente historia, fue vilmente ejecutado por los mafiosos asesinos.

Antes de su asesinato los españoles -los demócratas cuya unidad se pone en tela de juicio con tanta frivolidad como frecuencia- ya habíamos decidido que todos éramos Miguel Angel Blanco. A lo largo de días, semanas, meses y años recordamos a los asesinos aquel mensaje que nos quemaba al salir de nuestras entrañas “ETA, Miguel Angel somos todos”. Un mensaje de unidad, decisión y condena ante el atentado que supuso un antes y un después en la percepción que los españoles teníamos de la banda asesina y sus pretensiones.

ETA emprendió el genocidio del pueblo español hace más de cuarenta años y no estaría de más que sin menoscabo de la memoria, la dignidad y la justicia debida para todas y cada una de las víctimas de sus repugnantes atentados, fuésemos capaces de reconocer que entre todos ellos se produjo un magnicidio. El de Miguel Angel Blanco.

Magnicidio es el asesinato de una persona muy importante por su cargo o poder. Es cierto que Miguel Angel ostentaba un cargo de relativa importancia, concejal del Ayuntamiento de Ermua, que no permitiría catalogar su muerte como magnicidio. Sin embargo no es menos cierto que Miguel Angel, durante las 48 horas de su/nuestra agonía y tras su ejecución tuvo el poder de ser todos nosotros. En él nos sentimos representados todos y en él nos sentimos asesinados todos. Su agonía fue la de todos nosotros y seguro que en el momento de su muerte sintió el dolor intenso y profundo de todos nosotros. Ese fue su gran poder y por eso hemos de considerar su asesinato como un magnicidio. Un hecho que por su importancia en la historia de nuestro país debemos recordar continuamente. Un luctuoso hecho que debe tener para nuestro país y quienes estudien nuestra historia la misma relevancia que para los norteamericanos tuvo el magnicidio de JFK.

En estos tiempos azarosos de dispar actitud ante las amenazas y los hechos de la banda asesina es bueno que vayamos utilizando adecuadamente la terminología, para evitar las letales consecuencias del relativismo de Zapatero. Desde este humilde blog quiero reivindicar con toda mi fuerza que el asesinato de Miguel Angel Blanco sea considerado como un magnicidio.