lunes, 9 de julio de 2007

Pesimismo crónico


Mi encantadora y bella Moura –ya sabéis, mi amiga meiga-, con quien mantengo ratos de charla cuando a ella le apetece, lleva ya unos días insistiéndome en que con estos calores es mejor que nos vayamos alguna semana a Galicia. Echa en falta la sombra de un roble para apagar el sofocón que le producen las altas temperaturas que estamos empezando a soportar en Aranjuez. A mí me ocurre lo mismo. Reconozco que soy de los exagerados con esto del calor. En cuanto llega el mes de marzo pongo el aire acondicionado en el coche y no lo quito hasta el puente de Todos los Santos, en noviembre.

El otro día se largó en un suspiro y estoy convencido que lo hizo a algún lugar aislado del resto del mundo. Me imagino que debió de irse a la Sierra de Outes, lugar de paso obligado cuando se quiere recortar al máximo el camino entre Negreira y Noia, en La Coruña. Sigue teniendo su aquél viajar de noche por esa zona. No he tenido oportunidad –ni la quiero tener- de comprobar la veracidad sobre la presencia de lobos especialmente en las noches en la Sierra de Outes, sin embargo el solo recuerdo de los relatos escuchados cuando era niño –aún más- sobre manadas de lobos que daban buena cuenta de los desventurados a quienes cogía la noche en algún bosque, me pone la carne de gallina, especialmente si no he calculado adecuadamente el recorrido y me cerca la noche transitando –en coche, por supuesto- por sus carreteras.

Hablábamos –Moura y yo- de distintos temas de actualidad cuando al ojear un periódico leí en voz alta unas declaraciones hechas por el Director General de Tráfico, en las que con un "riguroso" criterio científico y técnico achacaba un mayor número de accidentes de tráfico en Galicia a que "los gallegos padecen pesimismo crónico".

¿Quién es ese gilipollas? –inquirió Moura- ¿cómo se llama semejante idiota? Pere Navarro –le contesté leyendo su nombre en el periódico- y este es el mismo que sin tener carnet de conducir está empeñado en conducir por nosotros en vez de eliminar los puntos negros de las carreteras.

Por un momento la cara de Moura se transformó. No la reconocía. Parecía como si sus siglos de existencia se hubieran instalado de golpe bajo su tersa y brillante piel, dejando traslucir los millares de injusticias que sus ojos habrán tenido que contemplar. El aire empezó a volverse más denso, con un extraño olor a humedad y entonces desapareció. Me imagino que lo hizo para que mis ojos no pudiesen contemplar el proceso por el que las meigas impiden que su extraordinaria entidad –no nos debemos olvidar de su extraordinaria condición- sucumba a los lógicos deseos que un comentario como el del susodicho conductor sin carnet les provocan.

Por eso Moura se fue inmediatamente, interrumpiendo nuestra conversación. Y por la intimidad que necesitaba, estoy convencido que fue a refugiarse y esconderse a algún frondoso rincón de la Sierra de Outes, en Galicia, adelantando así su alejamiento temporal de los rigores de la canícula ribereña. Espero hablar pronto con ella a la sombra de algún roble, en algún cruce de caminos de esos que quienes no los conocen piensan que no llevan a ninguna parte, pero que los que los conocemos sabemos que llevan al sitio exacto. Todos y cada uno de ellos.

Sobre las palabras de Pere Navarro –que como gallego me afectan- quiero manifestar que está completamente confundido. No solo no puede decir que los gallegos padecemos pesimismo crónico, sino que ha de ser consciente de que la realidad es justo la contraria. Somos optimistas, muy optimistas. Sino, fijaros en mí.

Estoy convencido que el número de accidentes en nuestras carreteras disminuirá enormemente. Estoy convencido que quitarán la limitación de velocidad en autopistas y autovías. Estoy convencido que dedicarán mucho más dinero a eliminar los puntos negros de nuestras carreteras. Estoy convencido que quitarán de televisión el anuncio del tío repugnante que nos mete miedo con que mataremos a nuestra novia con el coche, con el único propósito de que se lo dejemos conducir al Director General de Tráfico. Estoy convencido de que todo esto ocurrirá porque cesarán a Pere Navarro pronto. ¿Qué decía de pesimismo crónico?

Y además estoy convencido de que en las próximas elecciones generales nos sacudiremos de encima el polvo del intervencionismo puro y duro que representan Zapatero y su recua de Pere's.

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