jueves, 19 de julio de 2007

El coso pontevedrés


Visto desde aquí –el aquí es el mío, con las variables que la carretera y el tiempo me permiten- Cataluña pilla más lejos. Reconozco que la geografía no es mi fuerte y eso me lleva a pasar siempre por Madrid cuando pienso en la distancia entre “mi aquí” y Cataluña. Seguro que en línea recta los kilómetros son menos aunque midan lo mismo. Con todo y con eso, la distancia no es lo suficientemente grande como para perder la noción de la realidad con respecto a lo ocurrido con el subdelegado del Gobierno en Cataluña.

Ignoro por completo si el tal Eduard Planells es culpable o inocente de los delitos que le achacan, pero huele que escandaliza la desaparición de determinados documentos de expedientes sospechosos que podrían incriminar al subdelegado del Gobierno. Las casualidades en estos asuntos no suelen ser muy probables y no invitan más que a la suspicacia y la desconfianza.

Si el mencionado señor ha obtenido beneficios por la connivencia con las mafias rusas –la policía tiene que tenerlo ya muy claro a estas alturas de la investigación- lo llevarán a la trena, pero yo le pondría una tarea antes de enviarlo a la sombra. Hoy precisamente los servicios de rescate marítimos están buscando a los desaparecidos –más de 50 según los cálculos- en el hundimiento de una patera en la que viajaban más de un centenar de inmigrantes subsaharianos. ¡Que pongan a tan desagradable y desesperanzadora tarea a Planells!

Cuando se juega –si es que se demuestra su culpabilidad- con el dolor y la miseria de seres humanos, la mejor rehabilitación social y moral pasa por conocer directamente ese dolor y esa miseria. Este señor –no es el único- maneja vidas desde su despacho –mejor dicho, las manejaba- sin pararse a pensar en el sufrimiento que es capaz de causar a quienes tienen ya de por sí, por su condición económica, social, política, religiosa o de simple nacimiento, sobre sus espaldas y su futuro el más desolador de los panoramas imaginables.

Pero no nos precipitemos. A lo mejor Eduard Planells no era conocedor de lo que con su firma estaba haciendo. Igual él no sabía que lo que firmaba o lo que con su autorización otros hacían era, además de ilegal, indecente e inhumano –por las manos de los mafiosos solo pasa inhumanidad y si no, fijaros en ETA- e incriminatorio para él. Si así es habrá que librarlo de la cárcel, aunque no del necesario conocimiento del mal causado enviándolo a la búsqueda de esa cincuentena larga de posibles cadáveres, ni del justo y necesario escarnio público por su ineptitud en el ejercicio de un cargo para el que seguramente él ya era consciente de que no servía. Pero claro, la pela es la pela y el despacho es el despacho.

Me llenaron de tranquilidad las palabras del juez Gómez Bermúdez –ya sabéis, el presidente de la Sala encargada de emitir sentencia sobre los acusados del 11M- más por la claridad de los conceptos que por lo que puedan avanzar sobre la decisión que junto con los otros dos miembros del tribunal deben adoptar. Sus palabras “no se puede acordar con organizaciones criminales pues no son sujeto de derecho y, por tanto, no son fiables” son toda una lección de derecho político del que algunos deberían tomar buena nota.

Cuando se escuchan estas cosas, a uno le entran siempre dudas de carácter funcional. ¿Acaso no se estudia lo mismo en las distintas facultades de Derecho de nuestro país? Zapatero y Gómez Bermúdez estudiaron en distintas facultades ¿verdad? ¡Qué pena que Zapatero no estudiase aquello de “los terroristas no tienen domicilio conocido ni se puede negociar con ellos o firmar un armisticio”! Las cosas hubiesen sido distintas en estos últimos tres años y posiblemente ya podríamos haber derrotado a ETA.

El alcalde nacionalista de Pontevedra será el único que –de momento- tendrá dedicación exclusiva en ese ayuntamiento. Esto le permitirá dedicar todo su tiempo al buen gobierno de su ciudad –otra cosa es que lo haga- en tanto en cuanto se pone de acuerdo con los socialistas gallegos para “garantizar la gobernabilidad” de Pontevedra. La propuesta hecha pública por Mariano Rajoy es muy inteligente, democrática y pegada a la realidad de los deseos de los ciudadanos. Terminar con el descomunal precio planteado por los grupos minoritarios cuando son necesarios para alcanzar mayorías de gobierno es una necesidad higiénica.

El alcalde de Pontevedra bien podría dedicar una parte de su tiempo a estudiar la disparidad existente entre su falta de apoyo a la fiesta de los toros en su ciudad y el creciente número de aficionados pontevedreses a la fiesta nacional. La miniferia de la Peregrina a principios del próximo agosto, con la presencia de José Tomás y la alternativa del hijo de Palomo Linares, es todo un ejemplo del esfuerzo hecho por la empresa de los hermanos Lozano y la inequívoca afición de quienes a buen seguro llenarán el coso centenario.

Lo malo es que cuando los progres le cogen el gusto a esto de los toros, se quieren convertir en empresarios del sector -pero con cuartos de los demás- y terminan fastidiando la fiesta y nuestro bolsillo. En Aranjuez conocimos en su día grandes derrochadores del erario público con la excusa de gestionar algo que hacían y hacen bien los privados, pero muy mal los públicos. Aquellos también eran progres.

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