Los socialistas madrileños han elegido como sucesor de Don Rafael al alcalde de Parla Tomás Gómez. Espero que les vaya bien. De todos es sabido que un buen gobierno necesita tener enfrente una buena oposición. Si hacen ese papel adecuadamente durante esta legislatura, los madrileños saldremos ganando. Ya me parecía a mí que la candidatura de José Cepeda –a quien un tipo listo del ABC puso mi cara- no tenía mucho futuro en esta contienda interna de los socialistas. Sus ideas y las de la corriente a la que representa ya no pitan entre los progres. Ahora les va más, mucho más, el relativismo de Zapatero.
Han tenido valor los socialistas madrileños al afrontar su Congreso extraordinario con la que está cayendo en Madrid. En Aranjuez, hoy 38º. Con este calor hasta votar debe costar trabajo. ¿Habrá sido la sofoquina climatológica la que ha llevado a los dos candidatos alternativos a Tomás Gómez a acusarle de juego sucio? ¿O será que desde dentro ven las cosas con más detalle?
Para juego sucio el del PSOE de Aranjuez con la sentencia de la Casa de la Frutería. Ha de pagar el Ayuntamiento –según sentencia judicial- alrededor de un millón de euros por la venta que en su día llevamos a cabo desde el gobierno municipal del PP, del solar de la denominada Casa de la Frutería. Entrar en detalles no aporta gran cosa, pero me llama la atención la postura manifestada por el gobierno socialista de Aranjuez.
Dicen que no recurren la sentencia para no causar mayor perjuicio al municipio. ¡Menuda cara dura! No recurren, porque a ellos lo que les interesa es tener una sentencia en la que nos puedan echar algo en cara y, no recurren, porque el mayor argumento que deben esgrimir para defender nuestra actuación es que el que fuera alcalde socialista de Aranjuez antes de llegar el PP al gobierno municipal mandó derribar el edificio que daba nombre al solar y por el que éste tenía algún valor histórico y cultural. Lo hizo por el artículo treinta y tres –ese por el que ellos hacen siempre lo que les da la gana- y si recurriesen la sentencia tendrían que dar explicaciones un tanto engorrosas.
En los cortos días de vacaciones he podido charlar con buenos amigos, hombres conocedores del mar y sus profundos momentos de gloria y dolor. Sobre todo he escuchado. Me gusta escuchar a los que tienen algo que decir o que contar. Me encanta aprender a través de las historias contadas por quienes las han vivido o por quienes han sido receptores por boca de quien las vivió. Es cierto que con el paso del tiempo las distintas bocas que van haciendo suyas esas historias las van adornando, ambientando e incluso actualizando, pero eso no hace otra cosa más que enriquecer las historias.
Me hablaban de un reflejo curiosísimo que se produce en las personas que no sabiendo o no pudiendo nadar son presas de algún desafortunado accidente en el mar. ¡Se aferran con todas sus fuerzas a cualquier cosa, aunque esa cosa los arrastre al fondo del mar! En esos momentos de pánico la conciencia no alcanza a diferenciar lo que flota de lo que se hunde. Su único acto instintivo es el de agarrarse a algo que pueda darles seguridad. ¡Incluso el ancla de un barco hundiéndose! Me contaban Juan y Tivo varias experiencias vividas por ellos en este sentido, en las que tuvieron la oportunidad de arrancar del fondo del mar a algunas personas, que por aferrarse a su “tabla” de salvación estaban matándose con su esfuerzo.
No sé por qué, pero mientras los escuchaba relatar sus historias –contadas en ese gallego del mar que es comprensible para todos los que tenemos la clara sensación de que en sus orillas recibimos vida- me imaginé a nuestro presidente del gobierno. Mientras vea en Conde Pumpido una posible tabla de salvación en materia antiterrorista, no se dará cuenta de que las anclas en el mar se hunden. ¡Ojo la que ha liado el prenda con la portada de El Jueves! Me imagino que el Príncipe le habrá pedido que no defienda en ningún caso más la imagen de la Corona.
Hoy ha fallecido Gabriel Cisneros. Uno de los padres de la Constitución y una Víctima de ETA. Espero que Zapatero dedique algunas horas a reflexionar. Aunque solo sea en honor a Cisneros.
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