jueves, 31 de enero de 2008

El desengaño


Ya me pasó con los Reyes Magos y ahora de nuevo me vuelve a pasar. Está visto y comprobado que en esta vida no hay edad para los desengaños y los desencantos. Nos pueden llegar en cualquier momento y de mano de cualquier persona.

Siempre me los había imaginado verdes, me imagino que sería por la relación directa que tradicionalmente hemos establecido entre ese color y la esperanza –no confundir con Esperanza, que no es verde y viste del color que le apetece- y con un aspecto cuanto menos singular. De escasa estatura, no más que Joselito -¡qué triste madurez profesional y personal la de algunos personajes que llenaron de ternura y emoción nuestros infantiles corazones!-, con los ojos muy grandes de color oscuro situados en los extremos de dos antenas que, cual trompas frontales, permitían darles un aspecto más alto, la piel suave y satinada y una especie de manos con los dedos –tres como mucho en cada extremidad- largos y huesudos.

Cautelosos y pacíficos, con voz atiplada y andar ligero han paseado por mis sueños más futuristas –e infantiles- llenando de aventuras e imágenes siderales las calurosas noches del verano de Aranjuez en las que las estrellas y sus posibles habitantes, constituían un puente atractivo para –a través de la ensoñación- escapar del insomnio provocado por la insoportable canícula.

Y ahora, a mi edad, descubro que no es así, que no tienen ese aspecto, ni son tan pacíficos como pensaba ni sus aventuras son dignas de llenar los sueños de ningún niño ni de ningún adulto.

Ahora resulta que son violentos, muy violentos –llegan a matar de las formas más atroces y abyectas que podamos imaginar- y que tienen la misma estatura que nosotros. Tienen pelo, aunque lo suelen llevar cortado al 1” y con una repugnantilla coleta –ellos- o con melena y el flequillo cortado en cuadrado –como su mente- ellas. Su piel es como la nuestra, aunque su cara es dura, mucho más dura, vamos que más que cara tienen jeta y en sus extremidades tienen cinco dedos que utilizan con macabro acierto para apretar gatillos, montar bombas, activar temporizadores, pulsar detonadores, lanzar cócteles “Molotov”, disparar lanzagranadas, incendiar autobuses, quemar cajeros…y un largo etcétera de hijaputadas, que es en definitiva lo que hacen estos y estas hijos e hijas de la gran puta.

No van desnudos –los imaginarios seres verdes sí- sino que visten con vaqueros o chinos ajustados –marcando paquete que con toda seguridad será relleno de algodón- con camisetas impresas con distintos eslóganes en un idioma prácticamente inventado por ellos y con cazadora con capucha –elemento imprescindible para taparse cual cobardes damiselas- que no dudan en utilizar siempre que perpetran alguna fechoría.

Pasa como con los Reyes Magos. Siempre hay algún listillo –el “espabilao” de turno- que te dice aquello de “¿es que aún no sabes que no existen, que son los padres?”. Pues aquí igual. De repente llega el “espabilao” –en este caso ocupando plaza de Abogado del Estado- y nos dice que los hombrecillos verdes no son como nosotros creíamos, sino que son los de Batasuna, los de ETA. Porque si no, no tiene sentido que en la petición de ilegalización de ANV que ha hecho en nombre del Gobierno de Zapatero, haya argumentado que en los últimos tiempos ANV ha sido abducida por Batasuna.

¿No eran los extraterrestres los que abducían? ¿En donde ha estudiado la carrera este señor Abogado del Estado? ¿Existe la abducción como término jurídico que exprese la identidad entre ANV y Batasuna y por lo tanto ETA?

Una cosa es que los Abogados del Estado actúen según las órdenes que les imparta el Gobierno y otra muy distinta -tan criticable como lamentable- es que accedan a plantear los asuntos jurídicos utilizando la misma gilipollesca terminología que acostumbran Zapatero y los suyos.

En Aranjuez hoy declara como imputado por un presunto delito de cohecho el alcalde Dionisio. No le deseo nada malo, ni bueno. Mis deseos –que son siempre buenos- los guardo para mi familia, mis amigos y para todas aquellas personas que de la bondad, la verdad, la rectitud y la dignidad hacen elementos indisolubles con su vida.

martes, 29 de enero de 2008

Ensayo clínico


Yo me inclino más por la vertiente sanitaria que por la económica. En lo profesional también, aunque ahora me estoy refiriendo al plano político, en concreto a la propuesta que ha hecho ese gran malabarista de la realidad –maneja la verdad y la mentira igual que si fuesen pelotas que a dos manos y en número no inferior a tres tira al aire una y otra vez- que quiere repetir como Presidente del Gobierno. Me refiero a la propuesta de darnos 400 euros a cada contribuyente –me imagino que para celebrar su cumpleaños o algo así- que ha hecho Zapatero en pleno calentón bucal en un mitin en el que todos los que estaban habían ido para aplaudirle.

Me inclino más por la vertiente sanitaria de esta propuesta, ya que la económica no me cabe en la cabeza por su indecencia. Sin embargo si la miramos desde un punto de vista sanitario, sí puede encajar. Al fin y al cabo no sería exagerado pensar que el ministro de sanidad más sectario que ha tenido cualquier gobierno español desde los tiempos de Adolfo Suárez, el actual ministro Soria, estaría dispuesto a poner en marcha algún tipo de investigación –experimento más bien- en torno a la capacidad de resistencia del corazón de personas con 65 años.

Ese sería indudablemente el objetivo de la propuesta de Zapatero, un ensayo clínico. Ahora, yo que él me andaría con cuidado diga lo que diga el ministro de Sanidad, porque un día de estos al pobre Solbes –pobre es un decir, pues ya nos ha demostrado hasta donde está dispuesto a llegar con sus tragaderas para continuar a la sombra de ZP- le va a arrear un jamacuco que igual se nos queda en el sitio. Porque indudablemente, el sujeto utilizado para el experimento es el Ministro Solbes.

No sé si algo tendrá que ver el sobresalto continuo en que lo tiene Zapatero con esa pinta de estar adormilado continuamente, la soberana capacidad que tiene para aburrir a las piedras y ese molestillo tic en el ojo. Desde luego no debe ser fácil convivir en el mismo gobierno con un personaje como Zapatero. Sin tener ni idea de economía, cuando se le calienta la boquita en cualquier acto hace temblar a todos sus asesores económicos.

Me inclino más por el experimento sanitario porque la otra opción me parece inmoral. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, en nuestra España democrática –a lo mejor es que no lo es tanto, a lo mejor es que nos hemos creído mucho más avanzados de lo que realmente lo estamos en cuanto a valores y conceptos (concetos que diría el friki) democráticos- un candidato a la Presidencia del Gobierno nos quiera comprar el voto por 400 euros? Pero claro, de ese candidato ¿qué podemos esperar después del insulto permanente que ha sido su gestión durante los cuatro años pasados?

Dice el Ministro de Justicia -¡qué bien haría este hombre de matón macarra en una película de Segura!- que si le regalan 400 euros él los coge sin preguntar ni cuestionar nada. Claro, así va el país y así va la justicia en asuntos tan penosos y escandalosos como el de la tardía ilegalización de ANV y PCTV, con un ministro que piensa así sobre el “regalo” de 400 euros de Zapatero, nos podemos encontrar como en el “Salvaje Oeste” de John Wayne con poco que nos despistemos.

Mal ha hecho Zapatero cobrándonos 400 euros que no necesitaba, pero peor hace queriendo comprar nuestro voto con esa mísera cantidad. El voto de los españoles no se paga con dinero, sino con honestidad y buen hacer al frente del gobierno y solo un mezquino acostumbrado a la trafulla y el chalaneo puede pensar que con euros puede comprar votos. ¡Vaya usted a saber si ya ha practicado previamente en su organización!

Lo tenía claro, pero tras su propuesta me reafirmo en mi decisión. Votar a Zapatero en las próximas elecciones es votar la mentira, la desvergüenza, el insulto gratuito. La indecencia de los 400 euros, a lo mejor se la aplauden los titiriteros, que están acostumbrados a reírle las gracias a cambio de subvenciones y dádivas, pero ni siquiera los nacionalistas –que ya han anunciado que le sacarán los ojos en la próxima legislatura si los necesita para gobernar- han podido soportar tamaña obscenidad.

jueves, 24 de enero de 2008

"Aurora"

Cuando el médico les dio la noticia no podían creérselo, no querían entenderlo. El hijo que Aurora llevaba en el vientre, ese niño que tanto habían deseado tenía problemas, problemas muy serios que condicionarían tanto la vida de ellos como la de la criatura. El mundo se hizo diminuto de golpe, no había aire suficiente para poder respirar. Aurora y Juan, su marido, sintieron que un ser superior había decidido purgar en la existencia de ellos los errores y maldades cometidos por otros.

Habían dedicado los primeros años de sus carreras profesionales para afianzarse en un mundo en el que llegar a destacar era una empresa realmente dificultosa. El mercado laboral ofrecía muy pocas oportunidades y no era cuestión de entretenerse en asuntos familiares. Tuvieron siempre claro que lo primero era conseguir la estabilidad laboral y económica y que los hijos podrían venir después. Esto les llevó a la treintena bien cumplida, aunque lo consiguieron. Aurora y Juan, arquitectos ambos, habían conseguido crear su propio estudio y gozaban en este momento de un reconocido prestigio en los ambientes profesionales, que les permitía contar con una cartera de trabajos bastante constante independientemente incluso de los avatares que el sector inmobiliario pudiese padecer.

Aquel hijo que Aurora llevaba en sus entrañas era no solo el fruto querido de una relación amorosa que iba viento en popa, sino que era el siguiente escalón de sus vidas. Un escalón deseado y planificado, un escalón que les había de unir más profundamente. Por eso, Aurora –una vez consiguieron recuperar la respiración y la capacidad de comunicación- no entendió cómo Juan se manifestó su deseo de interrumpir aquel embarazo. No lo entendía y no estaba dispuesta a ello. El hecho de que el hijo que esperaban tuviese el Síndrome de Down podría suponerles –les supondría con total seguridad- drásticos cambios en sus planes de vida pero era indudablemente un nuevo escalón que podría unirlos aún más de lo que estaban. Era el escalón de una nueva vida en sus vidas, una vida de sus vidas.

No pudo, no consiguió, convencer a Juan de lo importante que para ella era parir y criar a aquel niño, y cuando Juan la puso en la tesitura de escoger entre continuar con el embarazo o continuar con él, Aurora no pudo, no consiguió –quizás no quiso- convencerlo de que cambiase su planteamiento.

Criar y educar a Luis se convirtió en una experiencia única de amor, entrega, abnegación, lucha, sacrificio y felicidad, una inmensa y constante felicidad que aportaba Luis con su cariñoso espíritu de superación y sus interminables gestos de agradecimiento y cariño hacia Aurora, hacia su madre. Cada pequeño avance era un mundo de alegría y satisfacción para ambos que les hacía olvidar inmediatamente el esfuerzo realizado y les ponía –igual que se ponen las pilas- en movimiento para alcanzar nuevas metas.

Por eso no extrañó a familiares, amigos o vecinos que Luis, con 14 años fuese capaz de leer frases sencillas, entendiendo el significado de lo que leía y que fuese igualmente capaz de manejar el móvil para hacer y recibir llamadas. Por eso a nadie extrañó que, cuando aquella mañana Luis camino del colegio encontró a un hombre inconsciente en la acera, fuese capaz de llamar con su móvil al 112 para decir que aquel hombre parecía que estaba enfermo.

Por eso a nadie extrañó que cuando Juan se sobreponía en la UCI de Coronarias del hospital del infarto que había sufrido en mitad de una acera, no le dijesen el nombre de la persona que lo encontró y avisó a emergencias.

miércoles, 23 de enero de 2008

El timonel


Acabo de reenviar a algunos de mis amigos una canción que me han hecho llegar por e-mail, cuya letra viene a decir que votar a Zapatero fue un error. La he enviado por lo que tiene graciosa, pero no porque coincida con lo que plantea la letra. Sinceramente no creo que votar a Zapatero fuese un error –cometido por quienes le votaron- aquel 13 de marzo de 2004. Es más, creo que fue un acierto en un doble sentido.

Por un lado, quienes votaron a Zapatero hicieron un ejercicio democrático importantísimo al confiar en una persona que representaba a un partido político de larga historia en nuestro país, renovando así su confianza en una clase –la política- muy denostada en estos momentos, precisamente gracias a personajes como Rodríguez Zapatero.

Por otra parte, quienes votaron a Zapatero en 2004 nos han dado a todos la oportunidad –se la han dado también a ellos mismos- de comprobar hasta qué punto este señor no era merecedor de la confianza que depositaron en él. Nos han dado a todos –también a ellos, repito- de no cometer el error de votarlo de nuevo, porque ese sí sería un tremendo error. Esa es mi discrepancia con la canción que hoy me han enviado. El error –imperdonable conociendo sus cuatro años de desatino y filibusterismo intelectual- sería votarlo en las próximas elecciones del 9 de marzo.

Timonel de un barco que él se empeña en afirmar que navega seguro, es incapaz de reconocer que precisamente gracias –o por desgracia- a él, a su empeño en mentir, a su interés exclusivo en figurar en un lugar destacado de los libros de historia, a su negación de la realidad de lo que en nuestro país está ocurriendo con el terrorismo, con las autonomías, con los nacionalismos, con la Constitución pasada por el “arco del Triunfo” de los independentistas, con la educación –mala y sectaria- de nuestros niños, gracias a la corte de tiralevitas de los que se ha rodeado, el barco no para de dar tumbos y está a punto de naufragar.

Imperdonable la ausencia de Zapatero -¿no decía que quería ser el Presidente de todos?- en el congreso de las Víctimas del Terrorismo. Ahora los demócratas de bolsillo echarán en cara a Aznar el que en dicho congreso recriminase públicamente a Zapatero por su ausencia, exactamente igual que están intentando descalificar a quienes afirmamos que la ilegalización de ANV puesta en marcha en este momento por el Gobierno de Zapatero obedece únicamente a intereses electorales del Gobierno. Me da igual, nos da igual. Sabemos que llevamos razón, sabemos que Aznar lleva razón y a estas alturas de la vida ninguno de ellos está en condiciones de darnos lecciones de democracia ni –como tienen por costumbre- decidir si nos dan o no el “carné de demócratas”.

Joan Oliver, el que fuera director de TV3 durante los tiempos de CiU, ha manifestado –bueno, más bien ha rebuznado- que “los españoles son unos chorizos por el hecho de ser españoles”. Ignoro qué parte del estómago o qué porción de su escaso cerebro le dolía a este espécimen cuando hizo esas declaraciones, pero lo que no ignoro es el significado de esas palabras y a quien van dirigidas. Me doy totalmente por aludido pues me considero español –patriota o no que lo decida Zapatero- y entiendo que me ha llamado chorizo. La respuesta más democrática que se me ocurre es “¡me cago en tu padre, Joan Oliver!”.

En este país confundimos en muchísimas ocasiones el talante y la democracia con la gilipollez.

martes, 22 de enero de 2008

La indecisión


A la hora de hacer una pequeña reflexión en este blog la verdad es que no sé con quién quedarme. Tan atractivo –solo a efectos de reflexión mundana- es Solbes, el inefable y dormidero Ministro de Economía, como Chávez, el golpista bravucón a quien nuestro Rey Juan Carlos I hizo callar igual que a un colegial llorica.

El uno y el otro tienen en común el apoyo y la simpatía de José Luis Rodríguez Zapatero, un Presidente del Gobierno de España que se ha permitido el lujo de mentirnos a los ciudadanos españoles sobre las negociaciones mantenidas con ETA tras el atentado –no nos olvidemos que con dos asesinatos de por medio- en la T4 de Barajas. Nos ha mentido y piensa que por reconocerlo en la entrevista que le hizo el director de El Mundo, hemos de dar por zanjada la cuestión.

Vivimos en un mundo en el que las noticias –muchas de importancia trascendental para el futuro de la humanidad- se suceden a una velocidad tan vertiginosa que se nos hace imposible su asimilación. La información que recibimos en un solo día sería capaz de volvernos locos si no fuese porque nuestro cerebro, aliado con un sinfín de agentes tecnológicos, medioambientales, sociales e incluso laborales, es capaz de filtrar unas veces e impedir que llegue en otras ocasiones esa ingente cantidad de información.

Esto de los aliados del cerebro para filtrar e impedir necesita una breve explicación. Moura me insiste en que no dé por sentado lo que pasa por mi cabeza, ya que no necesariamente quienes leáis este vuestro/mi blog habéis de estar pensado lo mismo que yo en el momento de leerme. Me refiero al hablar de los aliados del cerebro para impedir que llegue toda la información a factores de turbación tan cotidianos como que se va la luz, que se queda colgado el ordenador, que se ha mojado el periódico, que tus hijos -a veces son como niños- te ponen los 40 cuando ibas a escuchar las noticias en Onda Cero, que la compañía telefónica de turno falla más que una escopeta de feria y te quedas sin acceso a Internet cada dos por tres, que en la oficina te ponen música en vez de noticias para que no haya discusiones sobre la emisora a sintonizar, etc, etc. etc.

Si a eso le añadimos la perfecta estructura de nuestro cerebro que impide que absorbamos más de lo que somos capaces de asimilar, pues tenemos situaciones como la actual en la que un porcentaje mínimo de la población recupera en la memoria que este Ministro de Economía que se permitía el lujo de decir que no había que exagerar en cuanto a la mala situación económica que atraviesa España, un día antes de que se produjese el mayor desplome de la Bolsa de Madrid que hemos vivido en muchos años, ese mismo ministro, también lo era –y también de Economía- con Felipe González, y dejó a nuestro país en una situación de desequilibrio presupuestario que hacía a todas luces imposible la convergencia económica que permitiese nuestra presencia en Maastricht. Es decir, que dejó un erial, exactamente igual que ahora.

Pues no sé todavía si reflexionar sobre este Ministro, o si hacerlo sobre Hugo Gorila Chávez. Este individuo –un verdadero llorica a la hora de la verdad- quiere someter con los petrodólares, las bravuconadas, los insultos y la fuerza a los países de su entorno. La presión que aguantan gobiernos como el colombiano o el peruano es insoportable y va siendo hora de que la comunidad internacional le haga una llamada de atención al golpista venezolano.

La defensa y el compadreo constante con los terroristas de la guerrilla colombiana dejan ver sin ningún género de dudas –si es que alguien aún las tenía- las intenciones y la calaña de este individuo al que solo le falta tener un mal sueño para que nos dé un verdadero disgusto.

No sé sobre cual de estos dos personajes hacer hoy mi reflexión, lo que si sé es que sabiendo que están ahí, cada uno en lo que está, no estoy tranquilo. Tengo la intranquilidad esa que produce el saber que tienes una tarea por hacer y aún no te has puesto manos a la obra. Tendré que reflexionar –otro día- sobre ellos.

lunes, 21 de enero de 2008

"El abandono"

Aunque ya no estás conmigo, aunque me has abandonado, soy feliz. No porque me hayas dejado, sino porque el hombre con el que estás ahora ha recuperado la alegría y las ganas de vivir gracias a ti.

Recuerdo todos los momentos –buenos y malos- que hemos pasado juntos. Han sido muchos y muy variados. Unos intensos y otros algo más planos, hemos tenido de todo como en botica, pero todo lo hemos pasado juntos.

Sabes que sin tí mi vida hubiera sido imposible. La verdad es que supe que estaríamos juntos toda la vida desde muy joven, casi desde niño, desde el momento en que empecé a ser consciente de la realidad que me rodeaba. Puede que ese saberte siempre conmigo haya sido uno de los motivos por los que no te he tenido en cuenta en más ocasiones de las que lo hice.

¡Cuántos días –y cuántas noches también- de juergas y excesos con los amigos sin acordarme de ti, sin tener en cuenta el daño que te podía hacer, sin tenerte la más mínima consideración! Y tu sin hacerme ningún reproche, sin molestarme lo más mínimo, aguantando el tirón, con la firme voluntad de permanecer a mi lado mientras yo quisiese.

Y no solo la diversión. El trabajo también, sin freno, sin medida, sin límite. Y tú conmigo, siempre conmigo. Las horas de tensión, la falta de sueño, el esfuerzo hasta la extenuación y tú sin quejarte, con la misma tensión, la misma falta de descanso y el mismo esfuerzo que yo, aguantando conmigo lo inimaginable, aunque sé que no me dejaste por nada de eso.

Me imagino que el hombre con el que estás ahora será distinto. Seguro que piensa en ti todos los días, te mima, está pendiente de atenderte y no hacerte sufrir en ningún momento. Posiblemente con él pases momentos tranquilos y dulces como los que también pasaste conmigo. La diferencia estará en que él –no sé cómo se llama, nadie me lo ha dicho- buscará esos momentos de tranquilidad y sosiego por ti, para que tú disfrutes de ellos y sin embargo, conmigo los tenías de casualidad, no porque yo pensase en ti.

¿Que si lo envidio? ¡Claro que sí!, ¿cómo no iba a envidiarlo, si vive contigo? Pero no te preocupes, es una envidia sana, sin rencor, deseándoos lo mejor. Sabes perfectamente que no voy a molestarte nunca y mi familia -¡cuánto les costó aceptar nuestra separación! ¿recuerdas?, algunos aún no se han hecho a la idea- no te guarda ningún rencor. Ni a ti ni a él, a quien por cierto tampoco conocen y creo que es mejor así, para evitarle a alguno la tentación de ir a ver qué tal os va la vida. Cuando les contaron que te ibas a vivir con otro hombre, aquello se convirtió en un asunto de estado para algunos miembros de mi familia y se estableció un debate como nunca pude imaginar que se llegara a producir. Por eso es mejor que no sepan con quién te fuiste, para que os dejen tranquilos

No, no es que me haya vuelto más bueno que el pan, sino que he aprendido que la vida es mejor tomarla como viene y que perder el tiempo y las fuerzas –las que a veces no se tienen- en intentar evitar lo que no tiene remedio es una inutilidad sin sentido. Ya, ya sé que me vas a decir que la mitad del mundo se pasa la vida en esas inutilidades, pero al menos yo he conseguido aprender eso. Aquel tonto e inesperado resbalón en la acera helada y el golpe que me di en la cabeza al caer, marcaron el principio de nuestra separación. Era inevitable.

Me despido ya de ti. No creo que vuelva a escribirte otras líneas nunca más. Tú nunca has sabido leer y él –a lo mejor pronto me entero de su nombre, solo por curiosidad- preferirá dedicar su tiempo a disfrutar de ti más que a leer los “mea culpa” que yo pueda entonar. Además, ahora se me hace muy difícil -casi imposible- escribir. Hazlo feliz, tan feliz como me hiciste a mi. Es mejor que ahora estés con él, por eso no me importó que te alejases de mí, por que sabía que en tu marcha estaba tu vida. Al fin y al cabo en este frío ataúd, bajo tierra, en el cementerio, no resistirías mucho. Corazón, gracias por el tiempo que latiste conmigo.

miércoles, 16 de enero de 2008

"Eduardo"

El funcionario que atendía la ventanilla en donde se presentaban las solicitudes de adopción miraba a aquella mujer como si estuviese loca. Sus pretensiones no eran desde luego las de una persona en sus cabales.

Isabel era una joven enfermera de 32 años. Estaba casada con Jaime, un informático de 34 años que trabaja en la delegación provincial de Sevilla de una importante multinacional. Cuando Isabel le planteó aquel lejano mes de marzo del 2003 su intención de viajar a Colombia como cooperante de una ONG, Jaime entendió sin dudar la necesidad que llevaba a su joven mujer a entregar sus conocimientos y sus ganas de trabajar a gentes menos favorecidas por la fortuna que ellos. Al fin y al cabo, estaba hablando de una experiencia que no les tendría separados más de un año según los planes que Isabel le había contado.

En septiembre del 2003 Isabel tomó contacto con la selva colombiana y pronto comprendió la intensidad del conflicto que se estaba viviendo en aquellas tierras. La selva, arrebatada a los indígenas y ocupada por plantadores de coca, guerrilleros, paramilitares y el ejército, no le defraudó en la medida en que de forma casi inmediata pudo tomar contacto con las tribus a las que había venido a ayudar como enfermera.

Eduardo tenía 7 años cuando Isabel lo conoció. Le llamó la atención su soledad, la tristeza con la que deambulaba por el poblado, la falta de energía, su pasividad. Cuando conoció de la enfermedad congénita que afectaba al corazón del niño, Isabel entendió su lentitud, su pesadumbre. Eduardo se convirtió en su life motive. Conseguir traer a España a Eduardo para que fuera sometido a una operación que permitiese a su corazón funcionar como el de cualquier niño se tornó una obsesión para la enfermera sevillana.

Utilizó todos sus contactos, los de su marido, los de cualquiera que se puso a su alcance hasta conseguir que Eduardo fuese trasladado a Madrid. Allí, las pruebas necesarias, las largas horas de espera hasta la operación, las interminables vigilias tras el quirófano y los alegres días en los que Eduardo recuperaba su vida –la que nunca había tenido- su fuerza y sus ganas de sonreir. Y pronto, a finales de septiembre del 2004, la separación necesaria para que Eduardo volviese a su país, a vivir su destino.

Fueron días –los posteriores a la marcha de Eduardo- de tristeza y desasosiego para Isabel. Jaime veía con desesperación cómo su joven y luchadora esposa se hundía, desaparecía de la vida. Entonces le propuso a Isabel la adopción de Eduardo. La luz surgió alrededor de Isabel, llenándolo todo de energía y fuerza. Dedicaron –dedicó ella con el ímpetu de un tornado- las semanas a resolver las dudas jurídicas que se les fueron planteando, los problemas administrativos. Entonces Isabel viajó de nuevo a la selva, a localizar a Eduardo, cuando habían trascurrido tres eternos años desde su partida de España.

De nuevo en la selva el conflicto, la fuerza de las armas, la violencia, la seguridad de la muerte temprana. Isabel giró con el Jeep sorteando un frondoso árbol cuando el tableteo de un subfusil le hizo detener bruscamente el vehículo. Delante de ella seis guerrilleros armados con metralletas y pistolas, ocultos por sus pasamontañas la obligaron a bajar del coche a empujones. Mientras uno de ellos arrancaba y se llevaba el todoterreno, el que parecía llevar la voz cantante ordenó a uno de ellos menudo como un chaval: - ejecútala, no nos sirve para nada. Se alejaron e Isabel comprobó cómo el diminuto guerrillero se acercó a ella y le puso el cañón del AK-47 en la sien. Tras un par de segundos interminables, el guerrillero retiró el arma y le indicó a Isabel que se fuese deprisa.

Mientras corría aturdida por la selva oyó detrás de ella el seco estruendo de un disparo. Instintivamente giró sobre sus pasos hacia el sitio de donde vino la detonación y comprobó horrorizada que el guerrillero encargado de su ejecución yacía en el suelo mientras un enorme charco de sangre crecía alrededor de su cabeza aún embutida en el pasamontañas. Al quitárselo el mundo se hizo negro, sin luz. Reconoció en la sonrisa de aquel herido de muerte al niño Eduardo.

El funcionario de la ventanilla de adopciones, en Sevilla, no comprendía a aquella mujer que día a día, desde hacía ya dos años se empeñaba en tramitar una solicitud de adopción del niño colombiano cuyo parte de defunción llevaba en la mano.

martes, 15 de enero de 2008

El eructo


La verdad es que unos cuantos días sin escribir sobre los temas de actualidad, dan para elaborar todo un tratado sobre la condición humana. La ajena y la propia.

Dice Santiago Carrillo que en este país todo el mundo ha sido terrorista. Admiro profundamente el gesto de valentía y humildad que comporta el declarar públicamente –tal y como lo han hecho entre otros Pascual Maragall y Jordi Solé Tura- que tienen Alzheimer. A ellos y a sus familias les ayudará a llevar una vida más acorde con su situación y con la enfermedad, y nosotros conoceremos sin preguntar los motivos de las ausencias y silencios futuros. Además de crear una corriente solidaria de concienciación para luchar contra la enfermedad.

Algunos –como a buen seguro le pasa a Santiago Carrillo- desearían que la memoria, la espesa y oscura memoria que pesa en ellos fuese disipándose como el humo, y mientras esto no llega solo alcanzan a decir idioteces.

No es con ningún ánimo insultante, pero a unos cuantos el domingo se les debió quedar la cara igual que se le queda a Carrillo cuando dice idioteces como la comentada. Aquellos que hipnotizados por la flauta de encantador de serpientes que tan alegremente ha tocado Zapatero a lo largo de la legislatura que termina, han negado hasta la extenuación algo que otros muchos hemos denunciado –las mentiras de Zapatero sobre sus relaciones con ETA- estarán todavía con la mandíbula desencajada. ¡Menudo gancho de izquierdas –rojas y mentirosas- les ha metido Zapatero reconociendo en la entrevista que publica El Mundo que tras los atentados de la T4 de Barajas han seguido teniendo negociaciones con los asesinos!

Me imagino que el aparato del friki Pepiño ya tendrá preparada la batería de despropósitos para echar la culpa al PP de esta confesión de su ZP del alma, pero me preocupan personas como mi amigo y contertuliano Juan Carlos. Cuando yo afirmaba que Zapatero nos había mentido, él me exigía pruebas –le había preparado en estos días un enorme cajón de recortes de hemeroteca- y ahora no alcanzo a imaginar los momentos de turbación por los que estará pasando tras leer la confesión de ZP.

Por cierto, acaba de introducir Zapatero en el ámbito de lo cotidiano, como recurso recurrente y justificador de lo injustificable aquello del “deseo de instancias internacionales”. Ya está. Si el Presidente lo hace, ¿por qué no lo vamos a hacer los demás ciudadanos españoles?

¿Que nos vamos de jarana con los amigos? no hay problema. Nuestra comprensiva esposa lo entenderá y no pondrá ningún reparo siempre y cuando, eso sí, entre los amigos figure uno extranjero y que sea él quien haya expresado el deseo de la juerga que nos vamos a correr. ¿Exceso de velocidad?, ya, ya Sr. Agente, pero es que me lo ha pedido mi amigo Gordon. Ensordecedor eructo en un restaurante de cinco tenedores, tranquilos señores, ha sido como demostración de agradecimiento al Sr. Yassir, aquí presente…

Y así amigos y amigas blogueros, hasta donde la imaginación nos alcance, porque si Zapatero tiene imaginación para mentirnos, nosotros no le vamos a ir a la zaga. Máxime si como es el caso, las instancias internacionales no tienen nombre, ni apellidos, ni residencia conocida y las barbaridades que en su nombre se hagan parece que están completamente justificadas por el simple hecho del carácter internacional del deseo.

Al igual que ocurre con el Canon Digital, esto del deseo de las instancias internacionales es un verdadero cúmulo de seguridad jurídica versión ZP. Tengo la impresión de que a algunos incautos, la declaración de Zapatero en la entrevista del pasado domingo les habrá sonado igual de mal que un eructo.

Visto lo visto a lo largo de la legislatura, para Zapatero los nacionalistas vascos y catalanes ¿serán instancias internacionales?

martes, 8 de enero de 2008

Año nuevo


No escribo en el blog desde el año pasado y sin embargo, no tengo la sensación de llevar un año sin escribir. ¡Qué curioso es esto de la medida del tiempo y cuánto más curioso es aún la manipulación que de la verdad y del tiempo podemos hacer a través del uso del lenguaje! No, no os preocupéis amigos blogueros, no quiero empezar el año en el blog con fuegos de artificio lingüísticos, ni con adivinanzas que lejos de entreteneros y divertiros os sumerjan en trascendentales -y posiblemente inútiles- momentos de reflexión sobre lo escrito.

Deseo en primer lugar que estas pasadas fiestas os hayan servido para coger fuerzas, muchas fuerzas. Por lo que se ve –y se oye y se siente- tenemos por delante un año que –además de más largo que de costumbre- va a ser algo durillo. Me imagino que habréis pasado unas fiestas agradables, en las que habrá habido tiempo y espacio para la diversión y el desenfreno y en las que también se habrán hecho un hueco la añoranza y la nostalgia de los seres queridos con los que compartimos fiestas pasadas que la vida y la muerte –siempre tan íntimas, siempre tan ligadas, siempre tan oportunas y cercanas- han alejado de nuestro lado. Ahora es tiempo de volver a lo cotidiano –que no a lo aburrido-, a lo ordinario –que no a lo vulgar-, a lo normal –que no a lo exento de locura- para recorrer estos 366 días que se ofrecen ante nuestros ojos todo lo vírgenes, impolutos e inmaculados que unos días -que en buena medida unos y otros ya se han encargado de comprometer- se pueden ofrecer.

Si a alguno de vosotros amigos blogueros se le ocurre mirar en una agenda -de la que maneja cualquier medio de comunicación- las previsiones para este 2008, os daréis cuenta de que ya están todos los días ocupados, escritos. Es como si alguien –más bien algunos- se hubiesen arrogado el derecho que ninguno les hemos otorgado de escribir nuestra vida y nuestro destino para estos próximos 366 días. Pues será por aquello de año nuevo vida nueva, o porque las figuritas de mazapán y el turrón de chocolate comido –en exceso- a lo largo de estas fiestas me han puesto las pilas, pero no estoy dispuesto a que me escriban las 366 páginas de mi agenda para este año. Y os invito amigos blogueros a que os planteéis hacer lo mismo.

Es cierto que a lo largo del año hay citas ciertamente ineludibles, como las elecciones generales del 9 de marzo -9M a partir de ahora por aquello del máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo-, pero incluso ese tipo de compromisos, los amoldaré en su ejercicio al uso deliberado, consciente y libre que haré de cada uno de los días de este año.

Hace aproximadamente diez meses, cuando creé este blog –crear es uno de los dones que Dios y la naturaleza ponen en nuestras manos y sobre todo en nuestra cabeza- os invitaba a ir descubriendo conmigo la posible existencia de Meigas y su posible intervención en el devenir de los acontecimientos que rodean nuestra vida cotidiana. Llegar a saber si algunos de los personajes públicos que nos rodean formaban parte de ese extraordinario mundo intangible que invade la umbría de la noche gallega, era uno de los objetivos planteados inicialmente en este blog.

Con la llegada del nuevo año, al echar la vista atrás y repasar los 129 post escritos durante el 2007, creo reconocer a unas cuantas Meigas además de Moura –de la que os he hablado y os seguiré hablando con frecuencia, pues hemos llegado (ella y yo) a un punto de sintonía en el que reconocemos sin ningún pudor que nos gusta estar juntos cuantas más horas mejor- y voy a intentar contároslo en los próximos post, invitándoos a que me hagáis llegar todos los comentarios que estiméis oportunos para ver si entre todos conseguimos identificarlas. Muchos son los nombres mencionados a lo largo de este vuestro/mi blog durante el pasado año y a buen seguro que hay campo abonado y suficiente para la identificación de las Meigas.

Si os apetece y me lo permitís, quiero iros contado pequeñas historias –con frecuencia pero sin periodicidad- que intentarán ser retratos objetivos de la realidad que nos rodea. Tan objetivos como mis sentimientos me permitan. Y por supuesto, diariamente, mientras el tiempo y la vida me lo permitan, continuaré dando mi opinión sobre lo que veo, oigo, leo y pienso, porque si uno no es de estar callado ¿por qué va a estar callado? Mañana os hablaré de Eduardo, un niño sudamericano.

Hemos empezado el año con un etarra –es decir, miembro de la banda asesina ETA- en el hospital, que dice que tiene “pupita que le duele mucho” por culpa de la Guardia Civil. La verdad es que si le duele un poco más, a mi me va importa un carajo. Que no se hubiera puesto farruco cuando lo detuvieron. Lo que ha ocurrido es totalmente normal en una detención por la fuerza, pero lo malo de la noticia es que ha creado una cierta alarma entre todos nosotros por una lógica asociación de ideas y caras. Al fin y al cabo ¿los responsables del GAL han sido juzgados y condenados? ¿TODOS?.