martes, 28 de octubre de 2008

Los cuernos


Lo del pacto de UPN y el PP suena ya a rechifla. Vamos, que el otrora fiel aliado del PP en Navarra nos está poniendo los cuernos –a los del PP se entiende- y Rajoy, dispuesto a evitar que se rompa tan longevo matrimonio, está permitiendo infidelidades una tras otra.
No es que hayamos pillado a Miguel Sanz y sus correligionarios en un desliz. Nos la han dado con queso y lo han hecho con los medios de comunicación como testigos de la felonía, a lo que Rajoy ha respondido dejando en suspenso el pacto y deseando firmar uno nuevo con garantías. ¿Qué garantías le podemos pedir en caso de nuevo incumplimiento? Por supuesto que ninguna, por lo que la tesitura es clara. O tragamos o no tragamos.
Por si alguna duda teníamos con respecto a la voluntad de la dirección de UPN, han expedientado a los dos diputados que votaron en el Congreso siguiendo los postulados del PP, es decir, manteniendo la fidelidad al pacto. Está claro que amparándose en los intereses generales de los navarros UPN ha decidido echarse en manos de los socialistas, animados a buen seguro por los arrullos de Zapatero y por una indudable pérdida de la idea de España que hasta hace bien poco mantenían.
Puestas así las cosas -no sé si saben pronunciar estas palabras en la dirección del PP- lo razonable es mandarlos a hacer puñetas sin esperar a una nueva traición.
En esto es en lo que se encuentra Moura –mi encantadora amiga Meiga- en estos días, en hacer puñetas. Lo explico. Las puñetas –de encaje- son las bocamangas que utilizan en sus togas jueces y fiscales entre otros. Estos finos encajes elaborados a mano por las palilleiras –en Muxía y Camariñas están las más afamadas en justa recompensa a su perfecta elaboración- son utilizados por jueces y fiscales de toda España que se encargan personalmente o a través de familiares directos de la compra de tan señorial elemento de su vestimenta oficial.
Moura –vista la tonta vorágine que le ha entrado a Garzón y temiendo que llegará en sus pesquisas hasta el mismísimo certificado de defunción de Jesucristo- ha decidido abandonar el voluntario retiro en el que se encontraba en las últimas semanas para ir a echar una mano a las palilleiras de Muxía. Las puñetas de las togas se desgastan con el uso y parece que Garzón va a utilizar muchas, por lo que posiblemente no den abasto las trabajadoras del encaje de Muxía y ella –mi Meiga- no quiere que nada se interponga en el guarrazo que se va a dar el juez estrella.
Pero eso sí, Moura no va de furtiva -como el alcalde de Muxía, el socialista Porto- sino que se limita a ayudar a las palilleiras.

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