lunes, 7 de julio de 2008

¡Visca!


¡Visca Catalunya lliure! Sí, però ¡lliure de Laporta! parece que fue el grito mayoritario de los hartos socios del Barça. Aunque los partidarios de la censura al presidente –aspirante a político- del club barcelonés quedasen a un 5% del porcentaje que marcan los estatutos para hacer efectiva la Moción de Censura, lo cierto y verdad es que si este individuo, que preside uno de los clubs de fútbol más importantes de España, tuviese un mínimo de decoro ya se habría ido a su casa. El número de votantes –teniendo en cuenta que nos encontramos en pleno mes de Julio- y más del 60% de los socios pidiendo su marcha, son datos aplastantes.

Pero está claro que no se irá. El tiene sus aspiraciones políticas que indudablemente pretende satisfacer incluso a costa del prestigio del club que preside y, además, es una cuña nacionalista metida con calzador en el centro de gravedad de un club deportivo que hoy más que nunca necesitan enarbolar quienes en las asperezas de las diferencias encuentran su agosto enriquecedor. De todas formas los socios ya han demostrado que cuatro “viscas” y tres lagrimitas no los engañan y que a poco que Laporta siga en su juego lo ponen de patitas en la calle.

En el nuevo reparto de papeles surgido del congreso celebrado durante el fin de semana por el partido de Zapatero, tengo serias dudas sobre quién dirigirá a partir de ahora la “fatoria” de “diterios”, “concetos” y “exabrutos” que con tanto ahínco y dedicación ha llevado hasta ahora el friki Pepiño. ¿Seguirá él fabricando las mentiras e insultos dirigidos semanalmente al Partido Popular o pasará el testigo a la joven Leire? Casi estoy que me quita el sueño pensar que el friki no nos muerda los huevos todas las semanas. Quizás sea algo sado, pero me empezaba a gustar.

El fin de semana ha sido cansino por las loas continuas en los Mass Media al emperador Zapatero y el domingo fue especialmente cansado para todos los que con el corazón en un puño –y el culo en la butaca- seguimos el trepidante y épico partido jugado entre Federer y Nadal. Asombroso y magnífico Rafa Nadal y asombroso y magnífico Roger Federer. Me gustó cómo ganó Rafa y me encantó cómo perdió Federer. ¡Todo un señor y un caballero el suizo! Y también –salvando la distancia que posa la edad- ¡todo un caballero Rafa Nadal!

Lo malo es que a Zapatero se le acabaron –hasta las olimpiadas de Beijing- los balones de oxígeno del sentimiento patrio que el deporte nos trae y que todo lo disimula. ¿Ahora qué? ¿un poquito de mano abierta con el aborto, un par de guiños a la permisividad ante el envío al otro barrio de enfermos molestos, grandilocuentes discursos sobre la creación de un nuevo orden mundial y algún venenoso sorbo de laicidad?

Vale, pues que se lo vaya contando al banco, al panadero, al frutero, al cobrador de la luz y al de la gasolinera. Que se lo cuente él y Leire y el friki que a mi me da risa.

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