
Ya me pasó con los Reyes Magos y ahora de nuevo me vuelve a pasar. Está visto y comprobado que en esta vida no hay edad para los desengaños y los desencantos. Nos pueden llegar en cualquier momento y de mano de cualquier persona.
No serán ellas, mis mágicas amigas gallegas, quienes concluyan nuestros dilemas pero a buen seguro que entrañan el camino para ello. Quizá solo con atender a sus insinuaciones...
Ya me pasó con los Reyes Magos y ahora de nuevo me vuelve a pasar. Está visto y comprobado que en esta vida no hay edad para los desengaños y los desencantos. Nos pueden llegar en cualquier momento y de mano de cualquier persona.
Yo me inclino más por la vertiente sanitaria que por la económica. En lo profesional también, aunque ahora me estoy refiriendo al plano político, en concreto a la propuesta que ha hecho ese gran malabarista de la realidad –maneja la verdad y la mentira igual que si fuesen pelotas que a dos manos y en número no inferior a tres tira al aire una y otra vez- que quiere repetir como Presidente del Gobierno. Me refiero a la propuesta de darnos 400 euros a cada contribuyente –me imagino que para celebrar su cumpleaños o algo así- que ha hecho Zapatero en pleno calentón bucal en un mitin en el que todos los que estaban habían ido para aplaudirle.
Cuando el médico les dio la noticia no podían creérselo, no querían entenderlo. El hijo que Aurora llevaba en el vientre, ese niño que tanto habían deseado tenía problemas, problemas muy serios que condicionarían tanto la vida de ellos como la de la criatura. El mundo se hizo diminuto de golpe, no había aire suficiente para poder respirar. Aurora y Juan, su marido, sintieron que un ser superior había decidido purgar en la existencia de ellos los errores y maldades cometidos por otros.
Acabo de reenviar a algunos de mis amigos una canción que me han hecho llegar por e-mail, cuya letra viene a decir que votar a Zapatero fue un error. La he enviado por lo que tiene graciosa, pero no porque coincida con lo que plantea la letra. Sinceramente no creo que votar a Zapatero fuese un error –cometido por quienes le votaron- aquel 13 de marzo de 2004. Es más, creo que fue un acierto en un doble sentido.
En este país confundimos en muchísimas ocasiones el talante y la democracia con la gilipollez.
A la hora de hacer una pequeña reflexión en este blog la verdad es que no sé con quién quedarme. Tan atractivo –solo a efectos de reflexión mundana- es Solbes, el inefable y dormidero Ministro de Economía, como Chávez, el golpista bravucón a quien nuestro Rey Juan Carlos I hizo callar igual que a un colegial llorica.
Aunque ya no estás conmigo, aunque me has abandonado, soy feliz. No porque me hayas dejado, sino porque el hombre con el que estás ahora ha recuperado la alegría y las ganas de vivir gracias a ti.
El funcionario que atendía la ventanilla en donde se presentaban las solicitudes de adopción miraba a aquella mujer como si estuviese loca. Sus pretensiones no eran desde luego las de una persona en sus cabales.
La verdad es que unos cuantos días sin escribir sobre los temas de actualidad, dan para elaborar todo un tratado sobre la condición humana. La ajena y la propia.
No escribo en el blog desde el año pasado y sin embargo, no tengo la sensación de llevar un año sin escribir. ¡Qué curioso es esto de la medida del tiempo y cuánto más curioso es aún la manipulación que de la verdad y del tiempo podemos hacer a través del uso del lenguaje! No, no os preocupéis amigos blogueros, no quiero empezar el año en el blog con fuegos de artificio lingüísticos, ni con adivinanzas que lejos de entreteneros y divertiros os sumerjan en trascendentales -y posiblemente inútiles- momentos de reflexión sobre lo escrito.