miércoles, 10 de diciembre de 2008

El spot


Escuchar el anuncio sustituto del “Póntelo, pónselo” del Ministerio de Sanidad y, sobre todo, atender a las explicaciones del sectario ministro Soria, es como asomarse al borde del abismo sin paracaídas. Dice el ministro que no han intervenido en el proceso creativo del autor y que el spot utiliza el lenguaje de los jóvenes.

Es un alivio que no hayan contratado como compositora a la becaria Lewinsky, porque si ella llega a hacerse cargo de la campaña y visto el respeto del sectario ministro por la libertad de creación, en este momento estaríamos todos mamados. Eso sí, con preservativo.

Entre informar e incitar hay una gruesa y espesa línea que estos progres se empeñan en esquilar cual si de una merina se tratase, olvidándose de que tras sus campañas y spots se encuentran criaturas que en sus 12, 13, 14 años de esponjosa inocencia son capaces de imitar literalmente cualquier modelo que se ponga ante sus ojos, sometidos a la incapacidad que su falta de experiencia y tiempo les proporciona.

Estoy convencido amigos y amigas blogueros que cualquiera de nosotros puestos a componer canciones y frases cachondas, transgresoras, incitadoras y temerarias en torno al uso del preservativo, seríamos al menos tan graciosos y ocurrentes como lo puedan ser los autores del spot de marras. Sin embargo Bernat Soria no nos lo encargará y si lo hiciese –que no lo haría por motivos harto evidentes- lo sometería a un chequeo censor que nada tendría que ver con el talante que muestra ante el resultado del spot actual. Es decir, no informan sino que deforman.

Escuchando el anuncio, solo me resta esperar al que Soria y la infatigable –por falta de trabajo- Aído pongan en marcha como campaña para concienciarnos de los beneficios del radical aborto que están intentando imponer en nuestra sociedad. A ritmo de “Hip Hop” escucharemos “Yo pongo y controlo y si no, ¡rompo bombo!”. ¡Con un par de...neuronas de padre desconocido! Al tiempo amigos blogueros, al tiempo.

Cuando en nuestro país se asesinaba con lanza, el criminal pagaba la infamia con su vida en un bárbaro despropósito de la justicia. En nuestro país, cuando ahora se quita la vida con apoyo médico y psicológico, quien paga con la vida en un bárbaro despropósito de los legisladores es el inocente no nacido. ¡A ver qué moderno cuenta esto sin un rubor mortecino en sus mejillas!

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