¿Cree usted que debe existir una agencia nacional que actúe en las catástrofes por encima de los gobiernos autónomos?
Esta es la pregunta que somete a debate hoy el digital de El Mundo. Me imagino que la inmensa mayoría de quienes participen en la encuesta afirmarán la necesidad de creación de tal organismo. Periodísticamente el debate es oportuno y se corresponde con la realidad de lo que acontece en nuestro país. Sin embargo políticamente el debate viene planteado ya en tiempo de incumplimiento. Eso lo prometieron el año pasado los dirigentes socialistas tras la catástrofe medioambiental que asoló el territorio gallego.
En vez de ir a dar cuenta de la actuación de la inexistente agencia, Zapatero ha ido a Canarias –sin atreverse a hablar directamente con los canarios- a prometer dinero y a felicitarse por la coordinación. Una coordinación que no ha conseguido impedir que arda un tercio de la masa forestal de Canarias. Y el tío lo hace sin inmutarse, sin que se le mueva un músculo de la cara, ¡con una geta increíble! ¿Es que este hombre que ostenta el cargo de Presidente de nuestro país no va a cejar en su continuo empeño en reírse de nosotros? ¿Acaso es necesario que nos insulte con sus burlas siempre que abre la boca? ¿Es imprescindible que se ría de todos nosotros siempre que tiene que hacer frente a la responsabilidad de una catástrofe?
Acto seguido Zapatero se ha ido a Barcelona para prometer que, los millones de euros comprometidos para la ampliación del Prat en 2010, se invertirán el año próximo como compensación por el escandaloso apagón de los días pasados. Suena a aquello de la velocidad y el tocino aunque los catalanes, que se han provisto de un gobierno infumable, a lo mejor tragan. Y por favor, que no se me confundan los progres dispuestos a descalificar inmediatamente a quien osa hablar de los resultados de las urnas. Como demócrata acepto –no faltaría más- los resultados autonómicos en Cataluña, pero gustarme, no me gustan nada. Ni para mí ni para los catalanes.
Hoy me he llevado –igual que le habrá ocurrido a la mayoría de españoles- una gran alegría al ver de nuevo a María San Gil dando la batalla por el País Vasco y por España. Su fuerza, esa arrolladora fuerza de la que hace gala en sus planteamientos políticos, ha sido a buen seguro el arma utilizada –junto con el cariño de miles de españoles- para derrotar al maligno cáncer. Merece vivir la vida aunque solo fuese por ver amanecer días como este. Espero que en poco tiempo podamos recibir de nuevo entre nosotros, en su vuelta de igual lucha contra el cáncer, a esa entrañable y universal gallega que nos llena el alma y el ánimo con sus maravillosas canciones. Luz Casal.
En Aranjuez, el alcalde socialista Jesús Dionisio ha querido jugar a la climatopolítica. ¿Que qué es eso? La política marrullera ejercida con nocturnidad y alevosía en tiempos de vacaciones. Dicho de otra forma, la toma de decisiones sobre adjudicaciones altamente sospechosas durante el verano para intentar que se enteren los menos posibles. Eso es lo que ha hecho con las adjudicaciones de terrenos municipales a empresas en las que la oposición municipal, con notas de prensa muy contundentes por parte de la Portavoz municipal del PP, ve una sospechosa relación político-empresarial.
Lejos de justificar –si es que tienen justificación- las mencionadas adjudicaciones, el alcalde Dionisio y su partido deciden arremeter contra el Partido Popular de Aranjuez, llegando a equiparar las adjudicaciones sospechosas que él ha realizado con la efectuada en su día por el gobierno municipal del PP que me honré en presidir sobre los terrenos del antiguo Campo de Fútbol. Se olvida –se quiere olvidar- y le recuerda la Portavoz popular Mª José Martínez –y le agradezco en lo que vale su recuerdo- que recientemente los tribunales pusieron las cosas en su sitio –eso sí, con nueve años de demora- sentenciando que la adjudicación que hicimos fue absolutamente legal.
Se trata, en definitiva, de la prueba del algodón. Nosotros la hemos pasado –los actuales representantes del PP en el Ayuntamiento de Aranjuez tienen esa buena herramienta de trabajo a su favor- pero los actuales dirigentes socialistas con su alcalde a la cabeza parece que pueden tener algún problema para mostrar el algodón limpio.
El verano, tiempo de relax y encuentro con la naturaleza y el ánimo, no puede ser utilizado como noche alevosa para esconder asuntos opacos. La climatopolítica es una mala práctica poco democrática.
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