martes, 24 de noviembre de 2009

La Pompeu Fabra


El circo montado por los socialistas –al servicio de Zapatero- el pasado domingo puede ser preocupante –o no- despilfarrador –o no- y ridículo –o no- sobre todo si tenemos en cuenta que el show se lleva a cabo en una situación política complicada, fundamentalmente por los elementos ajenos a la cordura y el respeto a los ciudadanos introducidos por Zapatero y sus voceros en la cotidianeidad política de nuestro país, y en una situación económica que parece desaconsejar este tipo de gastos tan exagerados como innecesarios. Además, ver a los socialistas españoles imitando el más puro estilo yanqui en un acto de su partido, teniendo como tenemos grabada en nuestra retina la imagen de ZP sentado al paso de la bandera de EEUU, es para revolcarse por el suelo de la risa, o de pena.

No voy a comentar los sentimientos que me inspiran imágenes como las de Felipe González y Rodríguez Ibarra entrando a ritmo de jazz en una historia que a ellos –además de mayorcitos- les pilla ideológicamente lejana, ni por supuesto me entretendré en aconsejarle a la ViceVogue, no seré yo el niño que en la fiesta le diga –al igual que en el cuento del rey desnudo- que va hecha un cromo, prefiero que los necios sigan dejándola pasearse con esa imposible estética que la acompaña permanentemente.

Lo que más me llama la atención de la ocurrencia de los socialistas fueron las palabras de Zapatero. Hay un dicho en nuestro país –que lo quiera o no aún sigue siendo el de Montilla y sus escapistas socios del gobierno catalán- que asevera que la excepción confirma la regla. Posiblemente con Zapatero estemos ante esa excepción.

Científicos de la Universidad Pompeu Fabra han realizado un estudio por el que concluyen que las personas traducen sus ideas en palabras en 200 milisegundos, pero que tardan algo más -700 milisegundos- en pronunciar el término. Este desfase –imposible de medir con un reloj de pulsera, así que no perdáis el tiempo amigos blogueros en comprobarlo, que con que lo haga el friki Pepiño, que seguro lo hará al leer la noticia, ya llega- dicen que es debido a que desde que se localiza el término hasta que se pronuncia hay muchos procesos cerebrales –buscar la palabra, buscar el sonido, articular el término…- que justifican esta diferencia de tiempo.

Independientemente de la importancia de estudios de este tipo pueden tener en la comprensión y posterior tratamiento de determinados trastornos del lenguaje, nos viene bien a nosotros para explicar la importancia de las palabras de Zapatero en el espectáculo americano de los socialistas el pasado fin de semana. Zapatero es la excepción que confirma la regla. Zapatero, a diferencia de lo concluido en el estudio de la Pompeu Fabra, tarda solo 200 milisegundos en pronunciar los términos y por el contrario emplea 700 milisegundos en traducir sus ideas en palabras.

Dicho de manera más vulgar, Zapatero la va cagando al hablar, porque cuando consigue saber lo que quiere decir, ya ha dicho otra cosa, la que primero le ha llegado a la boca. No lo hace a mal, sencillamente es la lamentable excepción de la regla.

No hay comentarios: