viernes, 26 de junio de 2009

Horterada

aido A mi, si me detienen, que no me enseñen las canillas, por favor. Lo del nuevo uniforme no me parece ni bien ni mal, salvo que de lo que se trate sea de crear un totum revolutum en el que los ciudadanos no sepamos si estamos hablando con un policía nacional o con uno local. Indudablemente ellos sí lo sabrán, pues en principio el sueldo que cobran por su trabajo tiene unas marcadas diferencias en lo mollar.

No alcanzo a entender los motivos que llevan a un gobierno a cambiar la indumentaria oficial de un nutrido grupo de funcionarios públicos. Supongo que será para diferenciar etapas o establecer diferencias internas en consonancia con la misión que desarrollen.

Será por no estar muy al tanto de la calle, pero no esperaba yo un cambio de uniforme en la policía nacional en estos momentos. No veo ni la oportunidad ni el motivo pero, fuera como fuese, lo cierto es que hoy han presentado el nuevo uniforme que lucirán nuestros policías, ellos y ellas, aunque nuestro socialistas gobernantes -que no tienen un pelo de machistas a juzgar por lo de la Igual-Da- las han utilizado más a ellas que a ellos en la presentación. Lo que sí me importa es lo de los calcetines. A ver, ¿a quién se le ha ocurrido tamaña horterada? Si no ha sido a Trolalcaba le faltará el canto de un duro.

¿Sería capaz el Sr. Ministro de salir a la calle con semejantes cantarines en sus pies? ¡Ni él, ni nadie!

Cómo será la cosa que la Delegada del Gobierno en Madrid, Amparo Valcarce, para no presenciar la cantada de semejantes calcetines se ha venido a Aranjuez, mi maravillosa ciudad, para acompañar al alcalde Dionisio en el inicio de las obras de una calle. ¿Adivináis qué calle, amigos blogueros? Efectivamente, la calle del Rey, esa calle del Casco Histórico de Aranjuez que este vago alcalde se quiere cargar convirtiéndola en una autopista que soporte cuatro carriles por los que podrán circular camiones pesados, generando así una fractura en la vida de la ciudad y un deterioro irreparable del Casco Histórico de una ciudad que fue declarada Paisaje Cultural de la Humanidad en el año 2001 por la UNESCO.

Pues la Sra. Valcarce, huyendo de los abracadabrantes calcetines, ha venido a meterse en la boca del lobo, asistiendo al inicio de una obra que –no solo está en contra de la opinión de los vecinos y del sentido común- no cuenta con los parabienes legales de la Comunidad de Madrid y por lo tanto se encuentra en su inicio fuera de la legalidad.

La Sra. Delegada del Gobierno podría plantearse venir a vivir a la calle del Rey y así se daría cuenta de cuanta aberración, flaqueza intelectual y oscurantismo encierra este empeño del alcalde Dionisio en la realización de una obra –en realidad son dos, a cual más disparatada, en la misma calle- en la que por mucha prepotencia y soberbia que ponga, los vecinos no estamos dispuestos a dar nuestro brazo a torcer.

Imposiciones, como que ya no estamos por consentir más. Aunque se embutan esa horterada de calcetines con los que pondrán una indudable nota de caricatura a cualquier actuación policial. Igual que la ViceVogue vestida de étnica, pero en azul marino.

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