martes, 28 de agosto de 2007

Mi amigo


El fallecimiento de Francisco Umbral deja un poco huérfanos a los madrileños. Lectores o no del diario El Mundo, percibíamos a través de sus crónicas y escritos ese Madrid culto, acogedor y mágico que no somos capaces de atisbar, salvo a través de la prosa de observadores de lo cotidiano, como era el caso de Umbral. Que en paz descanse.

He de ponerme a reflexionar seriamente sobre esto del cambio climático. Será o no será, pero lo cierto es que a partir del 15 de Agosto –día de uno de mis santos, como ya os he anunciado- la temperatura empieza a descender apreciablemente, sobre todo por las noches, permitiendo así un tránsito menos traumático del placentero periodo de vacaciones al, no sé si menos placentero pero seguro que más rutinario, periodo laboral. Este verano, en estos últimos días de Agosto, los termómetros están que revientan.

Cuando tenga tiempo he de hacer un estudio concienzudo sobre el efecto invernadero, la destrucción de grandes masas forestales, el vertido monstruoso de residuos a los distintos mares y océanos y también –no me extrañaría nada encontrar ahí algunas de las causas de los grandes acontecimientos meteorológicos que estamos viviendo- de la presencia de los socialistas en los distintos gobiernos y su coincidencia con actividades extraordinarias de la naturaleza.

Tengo un amigo con el que guardo coincidencia en algunos pareceres y actitudes, mi amigo Suso. Es un tío singular, con sus rarezas y sus divinidades, con el que la amistad que me une nos permite no guardar secretos el uno para el otro, aunque reconozco que le cuento yo menos cosas de las que me cuenta él a mi, o dicho de otra manera, el no se guarda conmigo ninguna opinión, comentario, sugerencia o noticia, cosa que yo –no por deslealtad sino por causas que algún día os contaré y a buen seguro comprenderéis y compartiréis- no hago al cien por cien.

A Suso le encanta el mar, necesita el mar, respira con el mar, siente con el mar y siente el mar. La arena de las playas le gusta, aunque no para rebozarse. Es casi imposible verlo sentado en la arena, ni tan siquiera con una toalla que pudiera evitar el contacto con la arena. No encuentra palabras para explicar su extraña relación con la arena. No le importa, más bien le encanta, pasear descalzo por la arena, esa arena fina de las playas de Galicia, húmeda al retirarse la ola en la que va dejando la huella de sus pies al caminar.

Le gusta sentir el masaje blando de la naturaleza en sus pies al pasear por esa zona de la playa en la que unos pasos van directamente a la arena y otros encuentran la fina película de agua de las olas que la bañan sin descanso. Siente –así me lo cuenta infinidad de veces- que las olas le traen energía. Una energía que penetra en él a través de la piel, de los oídos, de la nariz, de los ojos. Una energía que invade sus sentidos haciéndole sentir pleno.

Suso dice que el mar contiene la vida, toda la vida. Él pasea por su orilla durante horas, o se queda mirándolo –con los pies dentro del agua si es posible- permaneciendo largas horas de pie. Le gusta bañarse aunque el agua esté muy fría, dice que tiene ese compromiso con él mismo. Si va a la playa se baña. Me parece que es el compromiso de la vida, el de sentirse vivo. El de saber que forma parte de ese elemento de la naturaleza, sea cual fuere la temperatura.

La verdad es que debe ver algo en las aguas del mar que yo no alcanzo a ver –y mira que me gusta mirar al mar- porque tengo la sensación de que cuando mi amigo Suso mira las envolventes aguas del Atlántico, no lo hace con los ojos sino con el alma.

Así ocurre, que me cuenta historias de vidas que le llegan a través de las olas. Historias de antes o de ahora, de alegrías o de tristezas, de amores o de desamores, o de todo al mismo tiempo. Historias que él no puede haber vivido, pero que sin embargo es capaz de narrar con todo lujo de detalles. Historias en las que solo Moura, mi amiga meiga, es capaz de aportar algún detalle que a él se le ha pasado, porque Moura, como extraordinario ser que es, también conoce de esas historias a través del mar. Del mar y de la magia

El mar y Suso. Os iré contando. Y también os iré contando de cómo la falta de ambición para el bien de Aranjuez por parte de sus gobernantes actuales está permitiendo que se encalle, con lo que eso supone de desprestigio para la ciudad, uno de los proyectos más ilusionantes que fuimos capaces de poner en marcha cuando tuvimos la responsabilidad y el honor de dirigir el Ayuntamiento ribereño.

viernes, 24 de agosto de 2007

Mi santo


Yo nací un viernes 19 de marzo. El año no lo recuerdo, pues era muy pequeño y aún no entendía de números. Soy uno de esos españoles que celebran cumpleaños, santo y Día del Padre a la vez. Nunca he sabido si eso era bueno o malo. Es decir, a la hora de recibir regalos –unos años más y otros menos- no he podido comparar con lo que ocurriría si las tres celebraciones se diesen en días separados.

¿Por qué os cuento esto? os preguntaréis. Muy sencillo. Porque este verano me di cuenta de que llevo toda mi vida cometiendo un pequeño error con esto de las celebraciones anuales. Os cuento.

Mi buen amigo Manolo Martín, insigne abogado y querido y respetado profesor en la Facultad de Derecho de Santiago de Compostela, viene organizando desde hace ya 24 años un trofeo de fútbol –que para honra de sus amigos lleva el nombre de su creador- en su Muxía natal, con la finalidad de recaudar fondos que –en forma de becas- ayudan a los hijos de marineros a costearse los estudios universitarios. Para tan elogiable fin, el bueno de Manolo no solo tiene que aligerar anualmente su peculio personal, sino que utiliza sus buenas y múltiples relaciones para conseguir la presencia de destacados equipos de fútbol de nuestro país, que se enfrentan en dicho trofeo a la Selección de la Costa da Morte.

Así, en el campo de la Arliña, hemos podido disfrutar de la presencia de equipos como el Real Madrid, el Atlético de Madrid, el Celta de Vigo…enfrentándose en tan modesto recinto futbolístico a los jugadores seleccionados de los distintos equipos repartidos a lo largo de tan atlántica costa de enxebre belleza. Parecen verdaderos gladiadores los deportistas locales en su titánica lucha con las primeras figuras nacionales del balompédico deporte.

Tiene el campo de la Arliña, con ser modesto, una maravillosa vista desde las propias gradas –y sin que te cobren un plus por ello en la entrada- que permite ver el Atlántico en toda su inmensidad, llegando en ocasiones a competir en el rugir de sus majestuosas olas al batir contra las rocas con el clamor del público asistente al acontecimiento deportivo ante alguna jugada emocionante. Es el mismo océano, a pocos metros de distancia, que se podría contemplar desde el Parador Nacional que ya tendría que estar construido y funcionando en Muxía –comprometido presupuestariamente tras el hundimiento del Prestige- pero que el gobierno socialista de Zapatero, con el consentimiento y la complicidad del gobierno gallego de socialistas y nacionalistas, han ido retrasando para perjudicar en lo que pudieran al mejor alcalde que jamás tuvo Muxía. El popular Alberto Blanco.

Mezquinos políticos estos que castigan a toda una comarca –con sus habitantes incluidos- para fastidiar a un político de otro signo. Deberían fijarse en dirigentes que actuando con justicia y equidad han obtenido un respaldo apabullante de los electores. Esperanza Aguirre sin ir más lejos. De todas formas lo de Touriño es una vergüenza. Por castigar al regidor popular de Muxía hasta el pasado mes de junio, ha permitido que Galicia pierda la instalación en Touriñán (Costa de la Muerte) de la mayor piscifactoría de rodaballos de Europa, que hubiese generado 1.000 puestos de trabajo. Se fue a Portugal.

Es de suponer que ahora que gobiernan los socialistas en coalición con los nacionalistas gallegos –por eso los socialistas no quieren ni oír hablar de la reforma de la ley electoral que está planteando Mariano Rajoy para que en los ayuntamientos gobierne el partido más votado- es de suponer repito, que den vía libre a la construcción del Parador mencionado. Ellos ya han mostrado su calaña y los ciudadanos no tienen por qué seguir padeciendo el mal uso del poder.

Me imagino que el friki Pepiño en el acto que celebró hace unos alguna semana para los socialistas de la zona –solo tenían acceso los militantes socialistas- les explicaría lo torticeramente que piensan utilizar los presupuestos generales del estado para que se note que ahora, allí, también gobiernan ellos.

Os estaba contando del trofeo de fútbol Manolo Martín, que este año en su 24 edición ha contado con la presencia del Lugo F.C. con su presidente a la cabeza y no sé porque extraña secuencia de pensamientos me encuentro escribiendo sobre el friki y compañía ¿Tan impregnado lo tienen todo? No, pero como en todas partes meten la gamba, es difícil sustraerse a la tentación de mencionarlos.

Tan obligado y tradicional como el pitido del árbitro para que dé comienzo el partido, es –en el trofeo Manolo Martín- la celebración de la Santa Misa en el Santuario de la Virgen de la Barca, en honor de esta invocación de la Virgen, Patrona de Galicia, que llegó a las costas gallegas en una barca de piedra, cuyos restos conforman el mágico escenario rocoso sobre el que se asienta, dispuesto a aguantar las mayores embestidas de las bravísimas aguas atlánticas, el Santuario que alberga la figura que la recuerda.

Misa solemne, oficiada por Don Manuel, el cura párroco, y presidida habitualmente –este año el nuevo no fue. Nuevos gobiernos, nuevos hábitos- por el Alcalde de Muxía y por el organizador del Trofeo, mi buen amigo Manolo Martín. El Santuario lleno a rebosar -tanto de vecinos como de peregrinos- luciendo todo su esplendor. El coro ofreciendo lo mejor de las gargantas y los oídos de sus miembros. Arropando a Manolo, junto a su familia, Argimiro, Arsenio, Natalio, Luis Rial, Raúl, Angel, José Luis, Emilio, Juan, Suso, Chucho, Tino, Tivo, José, Papi, Enrique…y un larguísimo etcétera de amigos dispuestos a ayudar en lo que haga falta. Algunos llegados con el tiempo justo tras recorrer varios centenares de kilómetros.

Este año coincidió el trofeo con el día de la Patrona de España. El 15 de agosto. Don Manuel, con prisa pues tenía otras misas que celebrar en aldeas cercanas, pero con el tino de quien ya está de vuelta de todo en esta vida, me lo hizo ver claro en su homilía. En mi nombre –José María- llevo también el nombre de la Virgen. No es un nombre compuesto, sino que son dos nombres juntos. Aún no se lo he comunicado a mi familia, pero a partir de ahora (por supuesto no es por el número de regalos) celebraré mi santo el 19 de marzo y el 15 de agosto. A cada uno lo que es suyo. Todo ello gracias al buen hacer de Manolo Martín.

martes, 21 de agosto de 2007

Los titiriteros


¡Xa veñen! ¡Meu pai, os titiriteros xa veñen! El niño anunciaba así, entre alborozado y temeroso, la llegada a la aldea de los carromatos de los titiriteros. Como cada verano, en los días de la fiesta que honraba al santo patrón, aquella larga docena de gitanos de edades variadas asomaba a los límites de la aldea a través del camino que unía las primeras casas de piedra de ésta con el cercano bosque de pinos y helechos.

Se acercaban haciéndose oír y sentir. Dejando que las notas alegres y charangueras arrancadas a sus panderetas y bandurrias les precediesen como preludio de la alegría y la magia que su presencia despertaba en los niños y no tan niños de la aldea. Sabían –conocimiento trasmitido a través de los genes, sin necesidad de la palabra- que debían ganar en la ilusión previa a su actuación lo que tras lo repetitivo y pobre de su espectáculo perderían. Las expectativas despertadas, las esperanzas almacenadas en las ilusas mentes de los chavales, eran sin lugar a dudas los mejores canales para conseguir llenar sus alcancías.

De ahí su esfuerzo inicial. Eran dos carros, cada uno tirado por un caballo, conducido uno por el que aparentaba ser el abuelo de aquella trupe y el otro por una niña de no más de 12 años que dejaba atisbar en la negrura de sus grandes ojos la esquiva infancia que su condición de titiritera le deparaba.

En aquellos ojos el niño de la aldea veía mil imaginarias aventuras vividas por su dueña a través de su ambulante vida. Sin embargo la propietaria de esos brillantes luceros no pensaba en lo vivido, sino en el deseo que continuamente la embargaba de poder vivir siempre en la misma aldea, sin vagar, sin embaucar, sin huir.

Eran los titiriteros un grupo compacto, organizado, jerarquizado. Cada uno tenía su papel que cumplir en la pequeña comunidad y cada uno tenía su parte de responsabilidad en el espectáculo que ofrecían. Tenían de todo, aunque en realidad no tenían de nada. Sus viejos instrumentos musicales, los trajes, los perros, la cabra. Los bolos y las pelotas para los malabares. Los caballos y los carros. Todo parecía que formaba parte de ellos mismos. Lo usaban igual que usaban sus manos o sus piernas, con la misma destreza, con la misma facilidad.

Todo servía –y mucho- formando parte de aquella tropa. Nada servía –absolutamente nada- ni individualmente ni alejada de la mesnada.

Su estancia era corta, muy corta. No empleaban más de dos días en cada aldea. Era hasta cierto punto lógico. El primero para aposentarse, descansar e ilusionar al respetable con el maravilloso espectáculo que anunciaban, al tiempo que aprovechaban para la venta de artículos traídos de lejanas tierras. El segundo para actuar –entre la general desilusión de niños y mayores- y salir por pies, sin prisa pero sin pausa, tras haber recogido el fruto económico de su trabajo.

Así me contaba mi amigo Juan hace pocos días los recuerdos –mi amigo Juan, hombre sensato y ponderado, buena persona, tiene infinidad de recuerdos que me va dosificando cada vez que nos vemos-que el tiene de los titiriteros. Surgió el recuerdo de los titiriteros -me imagino que de forma totalmente involuntaria- cuando hablábamos con un grupo de amigos, en torno a unas refrescantes copas de albariño, sobre lo que Zapatero está haciendo con España.

Llegamos a la conclusión de que, en definitiva, esa es la actuación que está llevando a cabo nuestro presidente con este país. Llegaron con cantos de sirena, dulzainas, panderetas y bandurrias, nos vendieron la moto, hicieron el número de la cabra y tendrán que salir, sin prisa pero sin pausa en marzo de 2008, dada la general desilusión que nos han producido.

Sin embargo, la Ministra de Fomento y el Director General de Carreteras deberían irse ya, sin esperar a los del carro.

Quien no ha salido por pies, sino entre los aplausos del respetable, ha sido mi amigo José Luis Lindo, Cronista Oficial del Real Sitio y Villa de Aranjuez, tras la conferencia que impartió sobre las Maderadas en el Centro Cultural "Diego Jesús Jiménez" de Priego. ¡Así se hace José Luis!

martes, 14 de agosto de 2007

Las hogueras


Más de 26.000 rayos en una sola noche. ¡Qué barbaridad! Ni que fuera Barcelona.

La verdad es que lo llevan bastante crudo los catalanes –especialmente los barceloneses- esta última temporada. Si tiene que llover mucho, llueve mucho en Barcelona. Si se tienen que quedar sin luz, se quedan sin luz en Barcelona. Si 150 generadores de corriente tienen que impedir dormir a los vecinos, lo hacen en Barcelona. Si el TALGO se tiene que averiar, se avería en Barcelona. Si las cercanías de RENFE tienen que dejar en tierra a 20.000 viajeros, los dejan en Barcelona. Si las inundaciones tienen que cortar el tráfico ferroviario, lo cortan en Barcelona. Si el barro tiene que anegar alguna autovía nacional –nacional de España se entiende- la anega en Barcelona….

Y eso sin que nos reconozcan la desaparición de un barrio entero –el Carmelo para más señas- estableciendo el más antidemocrático apagón informativo que se recuerda desde antes de Franco.

Por eso Moura me viene insistiendo desde hace mucho tiempo en que no son los últimos los mejores tiempos para pensar en ir a vivir a Barcelona. De hecho, desde que el ininteligible Pascual Maragall amenazó al notarial Arturo Mas con contar lo del 3 por ciento, no soplan vientos respirables por Barcelona. Y es una pena, porque sin ningún género de dudas –al menos a mi no me cabe ninguna- Barcelona es una de esas ciudades en las que uno hubiese deseado nacer y vivir –morir no, ya que ese no es un deseo presente en este momento- a pesar del amor que profeso a mi Galicia natal y mi Aranjuez adoptivo.

Le pierden a Barcelona –y a Cataluña por extensión- la gilipollez (no me gusta escribir palabras gordas, pero a veces se torna inevitable) de sus máximos mandatarios políticos. Tanto dar la paliza con el Estatut -¡qué manía de comerse las letras!- y con el interminable nivel de competencias, tanto marear la perdiz con la agencia tributaria nacionalista y al final la cosa va de que si llueve, el President –un andaluz que también se come las letras- está desaparecido. Si se quedan sin luz, el susodicho Montilla está fugado. Si los viajeros se quedan en tierra, ese servil colaborador de Zapatero llegado a President de la Generalitat, está mising.

No, tal y como me recomienda Moura, no es el momento de plantearse ir a vivir a la Barcelona que podría ser –si sus nacionalistas dirigentes se lo permitiesen yéndose cada uno a su casa- la indiscutible capital del Mediterráneo.

Por cierto, hablando de Moura –mi entrañable y adorable amiga meiga- algunos de vosotros –conocedores sin duda de los entresijos en los que se mueven estas extraordinarias criaturas- os preguntaréis sobre el motivo por el que esta amiga mía consiguió sobrevivir a las hogueras de la noche de San Juan.

Quienes no lo sepáis, habéis de conocer que en Galicia son tradicionales –al igual que ocurre en otros muchos puntos de nuestro país- las hogueras encendidas en la noche que precede al día de San Juan. Esas fogatas sirven en este rincón verde de España, entre otras cosas, para quemar meigas. Aunque claro, se tienen que dar dos condiciones. La primera es que las meigas sean capturadas. La segunda es que las meigas no puedan demostrar su carácter bienhechor. Moura no estuvo en ningún momento en riesgo de ser capturada, ya que ha permanecido a mi lado en las últimas semanas, sin exponerse a ser apresada ante la cercanía de la ardiente noche.

En Aranjuez, de donde Moura partió hace ya un par de meses, parece que el Alcalde Dionisio sigue ejerciendo la mayoría absoluta que le otorgaron las urnas como a él le gusta. Es decir, con prepotencia y saltándose a la torera las más elementales normas de acceso a la información de los grupos políticos de la oposición. ¿Acaso alguien esperaba otra aptitud por parte de quien dejará chico a Atila? Ahora no valen lamentaciones. ¡El rodillo se ha puesto de nuevo en marcha!

lunes, 6 de agosto de 2007

Indecencia


No es la primera vez –y lamentablemente me imagino que no será la última- que expreso mi opinión sobre ese celo inexplicable del Director General de Tráfico –y el gobierno de España por tanto- en limitar la velocidad, buscando con ello –espero que este sea realmente el objetivo- una reducción importante de los accidentes de tráfico y, con ello, de las víctimas fruto de esta semanal cita con los números de la muerte.

Si insisto en mi idea de que la limitación –acompañada del exponencial aumento de los radares fijos y móviles que nos controlan en nuestros desplazamientos- además de inútil para reducir los accidentes es fundamentalmente recaudatoria, espero que no me llaméis pesado.

Espero no encontrarme nunca entre los componentes de esa macabra cifra que semanalmente nos da la DGT –de hecho me encantaría que ninguno formásemos parte de la misma- pero sea lo que sea lo que el destino me tenga preparado, quiero afirmar con rotundidad que se está cometiendo un grandísimo error en nuestro país persiguiendo de forma indiscriminada la velocidad de los vehículos que transitan por nuestras carreteras.

Tan europeos que somos y sin embargo damos la espalda a lo que en otros países de nuestro entorno ya está más que comprobado. ¿Qué hace un conductor con un vehículo moderno, de una gama media, circulando a 120 km/h por una autopista? Posiblemente poniéndonos en peligro a los demás. No hablo de circular como si fuésemos Fernando Alonso en busca de la Pole que después le robarán en los despachos, pero ignoro qué estudios científicos maneja la DGT –que por cierto debería depender de Hacienda en vez de Interior- para impedir que podamos circular a 150 km/h por nuestra autopistas y autovías.

El problema está en los puntos negros, en las carreteras secundarias, en los trayectos cortos, en los fines de semana, en los conductores inexpertos, en el alcohol y en las drogas. Y por supuesto en la velocidad –sea cual sea- esgrimida con cualquiera de los elementos anteriores. Entonces, ¿por qué ese empeño en hacernos conducir incómodos, molestos, atendiendo a limitaciones que no van a reducir el número de víctimas? Solo alcanzo a entender motivos recaudatorios u otros aún menos defendibles. Como por ejemplo, la incapacidad del Director General de Tráfico y su equipo y, la necesidad por tanto de echarnos la culpa de su falta de talento, a quienes somos simples usuarios de unas infraestructuras en muchos casos indecentes.

Indecente es lo que le están haciendo a nuestro bicampeón de F1 Fernando Alonso. Vale que el segundo de la escudería Lewis Hamilton va como una locomotora. El tío corre que se las pela y es muy seguro conduciendo -menos cuando le vienen mal dadas y, por ejemplo, llueve- teniendo en alguna ocasión más apariencia de robot humanoide –al más puro estilo Asimov- que de persona de carne y hueso. Pero Alonso ha sido dos veces campeón del mundo, por encima del mismísimo Schumi, y ese es el lugar que debe ocupar en la escudería.

Tras la cacicada del pasado domingo ya están empezando a arrepentirse Ron Dennis y compañía. No solo es que Hamilton –por muy inglés que sea- aún no está preparado para ser campeón del mundo. Es que Fernando Alonso es muy superior a su inesperado adversario. Lo es dentro y fuera de la pista a pesar de lo que la clasificación general del campeonato nos diga en este momento. A McLaren/Mercedes parece que el asunto ya se les ha escapado de las manos. Esperemos –por el bien de la afición a la F1- que alguien termine con esta larga secuencia de despropósitos y ponga las cosas en su sitio. Como dice un buen amigo gallego “nos mexan y quieren que creamos que llueve".

Muy emotiva la alternativa de Sebastián Palomo Linares el sábado en la plaza de toros de Pontevedra. El presidente de la corrida le negó una oreja en el toro de la alternativa que hubiese sido justa con el torero y con la afición. Hay algunos presidentes taurinos que parece que cuando el público pedimos la oreja creen que estamos pidiendo la suya.

Un buen número de ribereños –así nos llamamos los de Aranjuez- acompañamos a Sebastián en este importante momento de su carrera artística y fuimos testigos de su buen hacer en Pontevedra, aunque con su segundo la cosa se torció un poco. Además tuvimos la oportunidad de contemplar al José Tomás de siempre. Ese que casi siempre está a punto de hacer llorar de emoción por lo sublime de su arte.

Moura, mi amiga meiga, es incapaz de explicarme un tema que me tiene completamente despistado. ¿Cómo es posible que los meteorólogos de los equipos de F1 sean capaces de predecir aquello de “lluvia en 37 minutos”, y los del telediario solo acierten a toro pasado?

jueves, 2 de agosto de 2007

La alevosía


¿Cree usted que debe existir una agencia nacional que actúe en las catástrofes por encima de los gobiernos autónomos?

Esta es la pregunta que somete a debate hoy el digital de El Mundo. Me imagino que la inmensa mayoría de quienes participen en la encuesta afirmarán la necesidad de creación de tal organismo. Periodísticamente el debate es oportuno y se corresponde con la realidad de lo que acontece en nuestro país. Sin embargo políticamente el debate viene planteado ya en tiempo de incumplimiento. Eso lo prometieron el año pasado los dirigentes socialistas tras la catástrofe medioambiental que asoló el territorio gallego.

En vez de ir a dar cuenta de la actuación de la inexistente agencia, Zapatero ha ido a Canarias –sin atreverse a hablar directamente con los canarios- a prometer dinero y a felicitarse por la coordinación. Una coordinación que no ha conseguido impedir que arda un tercio de la masa forestal de Canarias. Y el tío lo hace sin inmutarse, sin que se le mueva un músculo de la cara, ¡con una geta increíble! ¿Es que este hombre que ostenta el cargo de Presidente de nuestro país no va a cejar en su continuo empeño en reírse de nosotros? ¿Acaso es necesario que nos insulte con sus burlas siempre que abre la boca? ¿Es imprescindible que se ría de todos nosotros siempre que tiene que hacer frente a la responsabilidad de una catástrofe?

Acto seguido Zapatero se ha ido a Barcelona para prometer que, los millones de euros comprometidos para la ampliación del Prat en 2010, se invertirán el año próximo como compensación por el escandaloso apagón de los días pasados. Suena a aquello de la velocidad y el tocino aunque los catalanes, que se han provisto de un gobierno infumable, a lo mejor tragan. Y por favor, que no se me confundan los progres dispuestos a descalificar inmediatamente a quien osa hablar de los resultados de las urnas. Como demócrata acepto –no faltaría más- los resultados autonómicos en Cataluña, pero gustarme, no me gustan nada. Ni para mí ni para los catalanes.

Hoy me he llevado –igual que le habrá ocurrido a la mayoría de españoles- una gran alegría al ver de nuevo a María San Gil dando la batalla por el País Vasco y por España. Su fuerza, esa arrolladora fuerza de la que hace gala en sus planteamientos políticos, ha sido a buen seguro el arma utilizada –junto con el cariño de miles de españoles- para derrotar al maligno cáncer. Merece vivir la vida aunque solo fuese por ver amanecer días como este. Espero que en poco tiempo podamos recibir de nuevo entre nosotros, en su vuelta de igual lucha contra el cáncer, a esa entrañable y universal gallega que nos llena el alma y el ánimo con sus maravillosas canciones. Luz Casal.

En Aranjuez, el alcalde socialista Jesús Dionisio ha querido jugar a la climatopolítica. ¿Que qué es eso? La política marrullera ejercida con nocturnidad y alevosía en tiempos de vacaciones. Dicho de otra forma, la toma de decisiones sobre adjudicaciones altamente sospechosas durante el verano para intentar que se enteren los menos posibles. Eso es lo que ha hecho con las adjudicaciones de terrenos municipales a empresas en las que la oposición municipal, con notas de prensa muy contundentes por parte de la Portavoz municipal del PP, ve una sospechosa relación político-empresarial.

Lejos de justificar –si es que tienen justificación- las mencionadas adjudicaciones, el alcalde Dionisio y su partido deciden arremeter contra el Partido Popular de Aranjuez, llegando a equiparar las adjudicaciones sospechosas que él ha realizado con la efectuada en su día por el gobierno municipal del PP que me honré en presidir sobre los terrenos del antiguo Campo de Fútbol. Se olvida –se quiere olvidar- y le recuerda la Portavoz popular Mª José Martínez –y le agradezco en lo que vale su recuerdo- que recientemente los tribunales pusieron las cosas en su sitio –eso sí, con nueve años de demora- sentenciando que la adjudicación que hicimos fue absolutamente legal.

Se trata, en definitiva, de la prueba del algodón. Nosotros la hemos pasado –los actuales representantes del PP en el Ayuntamiento de Aranjuez tienen esa buena herramienta de trabajo a su favor- pero los actuales dirigentes socialistas con su alcalde a la cabeza parece que pueden tener algún problema para mostrar el algodón limpio.

El verano, tiempo de relax y encuentro con la naturaleza y el ánimo, no puede ser utilizado como noche alevosa para esconder asuntos opacos. La climatopolítica es una mala práctica poco democrática.