lunes, 13 de julio de 2009

La carne del jamón

jamon Es cierto que Paco Camps dijo que había pagado los trajes. Me imagino que se refería a todos los trajes que tiene, pero eso no lleva implícito que esté reconociendo la existencia de los supuestos trajes por los que lo quieren sentar en el banquillo. Eso es una cosa bien distinta que no nos puede llevar a la alegre conclusión de que Camps ha mentido. Si los trajes existen, están en su poder y no los ha pagado, habrá mentido y por la mentira y por lo que el Código Penal recoja sobre la aceptación de regalos por parte de las autoridades habrá de ser justamente condenado. Pero hasta entonces no puede ser condenado por ningún opinador –hacía tiempo que no le regalaba ningún palabro nuevo a la RAE- por ningún vocero, por ningún ingenuo.

Las anchoas de Zp, los trapitos de la ViceVogue, las dádivas de Chaves..., han de ser analizadas por la fiscalía ahora, cuando ya sabemos de su existencia, para que se actúe en consecuencia y de acuerdo con lo que estipule la ley. Dejarlo para más tarde sería un acto de sumisión, sectarismo y opacidad totalmente ajenos a los derechos y los intereses de los ciudadanos españoles.

Si Camps ha mentido me sentiré profundamente defraudado. Esto sin embargo es algo que tengo ampliamente superado con Zapatero. Zp miente más que habla, es incapaz de contarnos dos verdades seguidas y por lo tanto nunca me defrauda. Lo más que consigue con cada nueva mentira es recordarme a los millones de compatriotas que han creído en él, que le han otorgado el amplio margen de confianza que encierra en sí mismo cada uno de los votos depositados en una urna. Esos sí estarán defraudados y desesperados.

Con tanto traje y tanta anchoa, se nos va pasando de rondón la carne del jamón. La central nuclear de Garoña tiene ya fecha de caducidad y los empleos que mantiene también. Zapatero y compañía han decidido que es mejor -¿qué extraño criterio moverá a este individuo a la hora de tomar semejantes decisiones?- pagarle favores al gobierno francés comprando su energía nuclear y sus correspondientes residuos radiactivos que reposan –al igual que los de la condenada Garoña- entre nosotros.

Con tanto traje y tanta anchoa, entre la ViceBrotes y el Honorable cordobés han decidido que Cataluña –para eso no son los Països Catalans ¿verdad?- se lleva 3.850 millones de euros de una tarta de 11.000 a repartir entre 17. ¡Qué cuentas más raras! Por más que pongo la calculadora del derecho o del revés no me salen. Será porque en mi calculadora solo se pueden escribir números, operar con cifras. A lo mejor si pudiese introducir palabras o conceptos antidemocráticos sí saldrían esas cuentas.

Seguramente si pudiese escribir “contribución al mantenimiento de Montilla en el cargo por el apoyo de ERC”, en la calculadora se reflejaría automáticamente una suculenta cifra mil millonaria. Quizá si pudiese escribir “compra de apoyos para los Presupuestos Generales del Estado”, saltaría otra sustanciosa cagada de millones. Si el concepto fuese “contribución al pago de los gastos efectuados por Carod Rovira en sus excursiones patrióticas a través de las 23 tarjetas de crédito que maneja con cargo a las costillas de los españoles”, pues otro montón de euros a la buchona financiación catalana.

Tanto traje y anchoa mientras Zapatero y su gobierno generan más crisis económica y más paro y nos sumen definitivamente en una España en la que los ciudadanos seremos desiguales a la hora de acceder a los servicios básicos. Pero a ellos les da igual. Lo que les interesa es comerse las anchoas y vendernos los trajes.

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