jueves, 4 de marzo de 2010

Los innecesarios


No termino de decidirme sobre lo que corre más. ¿Son los días, o son los acontecimientos los que van a mayor velocidad? Sea como fuere amigos blogueros los asuntos y los días coinciden escasos instantes en el tiempo y ambos pasan al ámbito de los recuerdos casi en el mismo instante de su presente.

Sirva esta excusa –si a vosotros os parece oportuna e imaginativa- para justificar mi escasa dedicación en las últimas fechas a este vuestro/mi blog en el que tantas horas llevamos compartidas y espero sigamos compartiendo.

Moura, mi bella y entrañable amiga Meiga, se ríe cada vez que me ve abrir el blog con la intención de escribir unas líneas. Se ríe porque me ve hacerlo casi a diario y sin embargo son muy pocas las ocasiones en las que puedo rematar la cuestión.

Las ideas fluyen y escapan a la misma velocidad que los acontecimientos y los días y soy consciente de que mi memoria –mala y escasa para la mayoría de las cosas- almacena un buen saco de opiniones que algún día he de tener tiempo para convertir en post y poder así compartirlas con vosotros.

A raíz de las soplapolleces vertidas por el tal Guili –me imagino que así lo escribirá un antiamericano de su envergadura- Toledo en torno a las bondades del criminal régimen castrista y las maldades del bueno de Orlando Zapata, empecé a darle vueltas en mi cabeza –ya, ya sé que para el rojerío progre es la cabeza de un fascista- a la cantidad de cosas innecesarias que nos perturban y amargan la vida.

Sin ir más lejos, Guili. Sus soplapolleces ¿son realmente necesarias? Seguro que si hubiese estado callado, si no hubiese abierto su bocaza para injuriar falazmente la memoria de un muerto, si no hubiese derrochado mentiras a diestro y siniestro, nadie la hubiera echado en falta. ¿O acaso alguien piensa que sí? ¿De verdad alguien tras el aberrante asesinato por omisión de auxilio –previas torturas de lo más dispares y disparatadas- de Orlando Zapata se preguntaba sobre el tiempo que Guili tardaría en abrir la boca? Pues no. Está claro que no.

Sin embargo, al soltar sus exabruptos, Guili nos ha revuelto las tripas, nos ha hecho despreciarlo por su indignidad y su felonía. Nos ha hecho la vida, durante unos días, menos amable, más amarga. Es por tanto algo innecesario que solo sirve para turbarnos durante unos instantes. Es verdad que a él sí le sirve. A él le vale lo dicho para intentar saltar al ámbito de la fama, aunque es verdad que a través de una actividad que no es la suya habitual, que por lo visto es la de actor y en la que por lo que parece que no lo consigue. Se ve que en el sindicato de los de la ceja los ascensos son complicados y desbancar a los Bardem Family solo se consigue a base de actuaciones indecorosas como la que protagonizó el superfluo Guili. Hay famas que no merecen lo pagado por ellas y famosos innecesarios.

Le pasa a este Guili lo mismo que a algunas mujeres con los tacones de los zapatos. ¿Cuándo entenderán algunas de ellas que no son necesarios para todas? Para algunas sí lo son. Algunas mujeres parece que han nacido para llevar tacones, para lucirlos y lucirse con ellos pero por el contrario algunas otras no caen en la cuenta de lo innecesario que les resulta a ellas ir torciéndose continuamente los tobillos, o deformándose los pies en un intento tan innecesario como dañino por permanecer izadas sobre unas esquivas prolongaciones de su ego para las que no fueron creadas. Tampoco caen en la cuenta de la innecesario que es que nos torturen con el sufrimiento de verlas descangallarse a través de unos andares que son tan incontrolables como lesivos. No todos hemos nacido para andar en patines y no todos ni todas hemos nacido para llevar tacones. Igual que no todos ni todas hemos nacido para decir soplapolleces como Guili Toledo.

Acabo este post con la intención de dedicarme durante un rato a pensar sobre la figura del insigne Moratinos. Como Cagancho lo ha dejado su amigo el Gorila Rojo. A él y a su jefe el “in”. Pues ¿en qué quedamos? ¿Le exigió explicaciones o le llamó para disculparse a él y a sus compis de gobierno por lo que ha dicho la Audiencia?

Y digo yo, si la Audiencia llega a la conclusión de la colaboración de Hugo Golpista Chávez con ETA fundamentalmente a través de la información que le proporciona la Policía Nacional y la Guardia Civil, que dependen de nuestro bien amado y nunca bien ponderado Trolalcaba, ¿para qué cojones se lo tiene que preguntar Moratinos al gorila? Para reírse un rato –de nosotros, por supuesto- como siempre.

Lo que ocurre es que en esta ocasión, el caudillo venezolano –que no tiene a su lado al Rey mandándole callar- ha decidido que para chulo él y que si el “in” tiene narices, que le haga la preguntita de marras por escrito. A lo mejor le contesta y nos cuenta el contubernio que se traen entre manos.

Mientras Moratinos, en ese continuo intento de contagiarnos su idiotez galopante, pretende convencernos de que es un problema semántico. Para él, es lo mismo echarle un par de huevos que salir con el rabo entre las piernas. Otro innecesario que nos ahorraría muchas vergüenzas y malos tragos si no estuviese. Nada de generación “ni-ni”. Estos se han empeñado en instalarnos en la generación “in-in”.

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