jueves, 21 de enero de 2010

Planos horizontales


Nos ocurre con una frecuencia pasmosa amigos blogueros, tan pasmosa que debería preocuparnos en serio. No hay elemento, persona o situación capaz de permanecer eternamente en el lado de lo incómodo, desagradable, antiestético. Seguro que todos vosotros recordáis el dicho “No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante”. Reflexionando sobre el asunto, uno llega a la conclusión de que lo primero en ese dicho es producto de lo segundo. Es decir, las cosas malas no duran cien años no porque tengan limitada su duración física o temporalmente, sino que no duran cien años porque no hay cuerpo que lo aguante. La naturaleza es sabia –en esto como en todo- y nos ha dotado de unos mecanismos involuntarios de autoprotección –MAI- que nos permiten situar en el plano de lo invisible, inaudible e inodoro –el plano “in” que dirían algunos modernos- aquello que de permanecer continuamente ante nuestros sentidos podría llevarnos a la desesperación o incluso la locura.

Tengo un amigo que mantiene la teoría –por lo que conozco no es solo una teoría, sino algo fácil de comprobar en todo momento- de que en su casa cualquier nuevo plano horizontal tiende a ser ocupado rápidamente por todo tipo de enseres y objetos domésticos cuya ubicación anterior nadie es capaz de recordar. Es decir objetos que no acaban de ser introducidos en su casa, permanecían en nadie sabe dónde y ante la aparición de un nuevo plano horizontal son depositados allí por los miembros de la familia.

Esta descripción de lo que le ocurre a mi querido amigo con los planos horizontales de su domicilio, encierra en sí misma una afirmación sobre la idea que os comentaba amigos blogueros del MAI que nos permite volver invisibles, inaudibles e inodoras a situaciones, cosas y personas. Los objetos que ocupan los nuevos planos horizontales que van apareciendo en el domicilio de mi amigo, ya estaban dentro del domicilio -posiblemente llevasen allí muchos años- pero el MAI de cada uno de los miembros de la familia los mantenía en un plano en el que no estorbaban, no incordiaban –aunque en realidad sí estorbaban, sí incordiaban y desde luego sí ocupaban un espacio- y no complicaban la vida a nadie. Una vez aparecido el nuevo plano horizontal –una simple caja de cartón que uno deja en el pasillo junto al radiador, por ejemplo- a todo el mundo le viene bien para dejar algo que antes estaría en cualquier otro lugar de la casa. Pero esto ya es problema de mi amigo.

Un arañazo en el parquet, una pequeña grieta en el techo, una señal de tráfico torcida, un montón de chatarra junto al cartel que dice ARANJUEZ en la entrada de la ciudad, un banco público con el respaldo roto, una farola con la tapa para acceder a las conexiones rota, un alambre que quedó colgando al quitar las luces de navidad de la calle hace tres años, las hojas del olmo que –me imagino que en homenaje a Machado- permanecen en la calle desde mediados de noviembre, la rejilla metálica hundida en el alcorque dañando al árbol y a quien la pise, esas ocho señales de tráfico puestas en dos metros cuadrados en alguna esquina de la ciudad…¿verdad que todo esto os suena amigos blogueros? Está ahí dañando la vista de quienes lo ven por primera vez, pero formando parte de nuestra cotidianeidad sin incordiarnos merced a ese MAI -mecanismo de autoprotección involuntario- al que ya me he referido.

Es un mecanismo que por involuntario puede sernos perjudicial. De hecho creo que nos perjudica en asuntos de tremenda importancia, aunque también es cierto que nos beneficia en otros que no le van a la zaga.

En estos terribles días en los que los miles de muertos haitianos se agolpan en los noticiarios, el MAI nos perjudica en la medida en que los miles de fallecidos en el terremoto y los millones de afectados pasan ante nuestros ojos a través de las imágenes de las cadenas de televisión y llega un momento en el que pasamos de conmovernos a asumir la situación como algo normal entre cucharada y cucharada de sopa. Lamentablemente desde ya, dentro de muy pocos días, semanas a lo sumo, la miseria, la desdicha que rodea a aquellas personas será algo muy lejano, algo invisible, inaudible e inodoro para nosotros.

Sin embargo el MAI tiene consecuencias muy positivas. Creo que todos vosotros amigos blogueros tenéis claro que si tuviese que concentrar en una persona todas las connotaciones que reflejen lo indeseable, antiestético, desagradable, es decir lo nada positivo, esa persona se llamaría Zapatero. Lleva tanto tiempo diciendo y haciendo lo que no nos interesa a los españoles, es tal el grado de idiotez que quiere adjudicarnos a los españoles, está tan alejado de la realidad y de nuestros problemas, me hace sentir tanta vergüenza ante el resto de ciudadanos del mundo al pensar que puedan creer que los demás españoles somos, pensamos y hablamos igual que él, que el MAI ha actuado y últimamente Zapatero ha pasado a formar parte de lo “in” para mí.

Por eso amigos blogueros quiero trasmitiros después de varias semanas de darle vueltas al asunto que posiblemente no haga muchas referencias a partir de hoy a ese personaje en este vuestro/mi blog. No ocurrirá así de momento con los que le rodean y hacen el coro como la ViceVogue, Trolalcaba, el papá Chaves, etc.,etc., a los que dedicaré todas las líneas que sean precisas, pero con Zapatero me ocurrirá como le ocurre a mi querido amigo con los planos horizontales nuevos de su casa. Solo lo mencionaré si el MAI lo saca de lo “in” a través de un nuevo plano horizontal, y por ahora la pantalla de mi ordenador es vertical y el corrector ortográfico no me marca el MAI como incorrecto.

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