viernes, 16 de abril de 2010

Las variantes del voto


Son varias y coincidentes las opiniones que últimamente leo sobre la necesidad de que el voto de cada persona tenga el mismo valor independientemente de si vota en Cataluña, Galicia, Andalucía o Madrid. Es decir, aquella máxima democrática de “un hombre, un voto” llevada al análisis de lo que ocurre en nuestro país en función de que votes en una región o en otra, que concluye con la distinta tasación del resultado del acto realizado por los españoles en función de su demarcación electoral.

Son coincidentes y en esa coincidencia me incluyo, toda vez que no puedo ni quiero compartir el hecho constatable de que en nuestro país unos ciudadanos obtienen un mayor valor para el voto que emiten que otros ciudadanos. Sin embargo el análisis sobre el valor del voto no cae en valorar el sustantivo que acompaña al voto. Esto lo hacen bien generalmente los socialistas y por supuesto los nacionalistas.

En primer lugar amigos blogueros –llevaba ya muchas semanas sin escribiros y me suena bien recordar que sois amigos- estoy asombrado por la desatención que la ministra Aido tiene con la expresión de “un hombre, un voto”. Nos quieren cambiar los cuentos de Caperucita Roja, Blancanieves o La Cenicienta por su “marcado lenguaje sexista” y a esto del hombre y el voto no le ha planteado –que yo conozca- ningún matiz ni corrección del tipo “miembra”. Por cierto, hablando de los cuentos y su lenguaje sexista, me parece que Bibiana va a patinar una vez más. A Caperucita la cambiarán por Caperucito –suena un poco blandito ¿no?- y el Lobo será la Loba. Lo intento imaginar y por más que me esfuerzo no consigo que me venga a la cabeza la imagen de la hembra de ese animal que pasó de villano a gentil gracias al preciso y entusiasta trabajo del desaparecido y añorado Félix Rodríguez de la Fuente. Al pensar en una loba, lo más que consigo es que a mi mente lleguen la Bruja Lola o la ViceVogue en desaliñada pelea para intentar ocupar el puesto. Así no se pueden contar los cuentos a los niños. No se los creerán.

Os comentaba amigos blogueros que lo que acompaña al voto es algo variable y son los socialistas y nacionalistas quienes mejor se apañan en esto. Sin ir más lejos, todos recordamos a Gaspar Zarrías haciendo uso de todas las partes disponibles de su cuerpo para apretar el botón del voto de varios de sus compañeros de escaño ausentes en el momento en que se procedía a la votación. En su caso, los socialistas –él no sólo lo es, sino que representa al PSOE en actos tan antidemocráticos como el realizado hace dos días en la Universidad Complutense, en el que diversos amigos de Garzón, como el que fuera fiscal franquista Jiménez Villarejo, intentaron echar a los avernos a los miembros del Tribunal Supremo- introducen la variante de “un miembro, un voto” o, para los más iletrados, “un pié, un voto”.

A raíz de la política de inmigración llevada a cabo por Zapatero y amigos, está claro que otra variante que quieren utilizar es la de “un inmigrante ilegal, un voto” y ya en una expresión mucho más festiva y esta vez de manos de los nacionalistas –que tanto le deben a Zapatero en el aumento de poder que están experimentando- vemos cómo la utilización de una actriz porno como reclamo para la participación en uno de esos referéndums que están haciendo en Cataluña –con la pasmosa permisividad una vez más de Zapatero and friends-introducirán la variante “un polvo, un voto” que estoy seguro ha de dar mucho juego en el futuro.

En esta cuestión –como en otras muchas- estoy por escuchar a Bibiana decir algo. Creo que debería movilizar a todas las “miembras” socialistas de Cataluña para salir a la calle y poner a caldo a quienes van a utilizar a una mujer como objeto de reclamo. Pero Bibiana, igual que otros muchos, está a lo suyo.