viernes, 29 de febrero de 2008

El imbécil


Como cabía esperar, ocurrió lo que era lógico. El talante se les va entre los dientes y los nervios de la posible derrota electoral. Dispuestos a no abandonar la nave del poder –en la que tanto daño han hecho a España y a los españoles- han decidido utilizar cualquier elemento –por nefasto y perjudicial que les vaya a resultar- para intentar darle la vuelta a lo que ya es una tendencia sin retorno. La voluntad de los españoles de apoyar mayoritariamente a Mariano Rajoy el 9 de marzo.

Vamos, que tienen claro que el 9M vamos a votar al PP y no saben cómo evitarlo.

Pero claro, para eso está el friki Pepiño y su factoría de despropósitos e insultos, así que ni corto ni perezoso, no se le ha ocurrido otra idea que utilizar en la campaña al encantador de serpientes, al caracemento, al Yo supremo. Le han pedido a Felipe González que salte a la arena para hacer lo que mejor sabe hacer él. Contar cuentos, decir soplapolleces e insultar.

Y FG no se ha hecho de rogar, ha ido directo al grano, sin rodeos, pasándose el talante tan predicado por ZP durante cuatro años por el arco del triunfo. Le ha llamado, sin tapujos ni dobles lenguajes, imbécil a Mariano Rajoy. Tanto tiempo haciendo teatro, que al final se ha convertido en un titiritero más.

El insulto, independientemente de lo tosco e inapropiado, independientemente de que deja al descubierto una vez más la absoluta falta de talante que tienen estos socialistas, independientemente de que pone de manifiesto lo caduco que está ya Felipe González, independientemente de que pone también de manifiesto la pobreza de lenguaje que le ha quedado a este personaje –para vergüenza de los suyos- tras su paso por la Presidencia del Gobierno de España, el insulto –repito- debe ser analizado bajo un prisma diferente.

¿Qué quiere decir Felipe González llamándole imbécil a Mariano Rajoy? ¿Por qué lo considera un imbécil? Me imagino que intenta marcar una diferencia clara entre Rajoy y él ¿no? Pues ¡bienvenida sea la marcada diferencia!, ya que en ella nos va mucho a los españoles.

¿Qué Rajoy es imbécil porque siendo Ministro del Interior no existieron los GAL como en tiempos de Felipe González? ¡Ole, ole y ole los imbéciles!

¿Qué Rajoy es imbécil porque siendo Ministro del Interior no se llevaron los cuartos de los Huérfanos de la Guardia Civil como hizo Roldán en tiempos de Felipe González? ¡Ole, ole y ole los imbéciles!

¿Qué Rajoy es imbécil porque siendo Ministro del Interior no robaron los Fondos Reservados igual que hicieron en tiempos de Felipe González? ¡Ole, ole y ole los imbéciles!

¿Qué Rajoy es imbécil porque siendo Vicepresidente del Gobierno no robaron los fondos del BOE como en tiempos de Felipe González? ¡Ole, ole y ole los imbéciles!

¿Qué Rajoy es imbécil porque siendo Vicepresidente del Gobierno no metieron la mano en el Banco de España como en tiempos de Felipe González? ¡Ole, ole y ole los imbéciles!

¿Qué Rajoy es imbécil porque siendo Vicepresidente del Gobierno no corrieron los maletines de comisiones de la Expo de Sevilla o el AVE como en tiempos de Felipe González? ¡Ole, ole y ole los imbéciles!

¿Qué Rajoy es imbécil porque siendo Vicepresidente del Gobierno el hermano de Alfonso Guerra no utilizó despachos oficiales para turbios negocios como en tiempos de Felipe González? ¡Ole, ole y ole los imbéciles!

¡Qué alegría que le hayan permitido a Felipe González que nos recuerde cómo son! ¡Ole, ole y ole los imbéciles!

jueves, 28 de febrero de 2008

El submundo


Cada día estoy más convencido de que los gallegos –honrosas excepciones las hay en todas partes- en nuestros anhelos y necesidades marítimas, vamos siempre ligados al Atlántico. Me lo ratificó –no necesité sus palabras para ello- hace escasos días Moura, mi encantadora amiga Meiga, con quien llevaba una larga temporada sin tener grandes charlas.

Me imagino que intuyó mi viaje –con ese sentido que solo los seres extraordinarios como las Meigas pueden tener- ya que yo no le dije nada, pero lo cierto es que a dos mil kilómetros de nuestra Galicia vital, en pleno Atlántico de luz y color, nos encontramos mirando al mar, como siempre, perdidos en la lectura de las historias de vidas que sus olas, su sal, su música y su frialdad nos traen.

Me contó que ella, cuando la humedad del alma está saturada, suele escapar a aquella extraña y frondosa tierra en donde la calidad del clima acompaña e inspira las espléndidas curvas y los generosos escotes de sus bellas mujeres. Y aunque no sea ese el motivo que puede llevar allí a Moura, no es menos cierto que es motivo más que suficiente para seguir las corrientes del Atlántico que se dirigen hacia allí.

Otros, lamentablemente, llegan a aquellas tierras desde el sur y desde el este por medios muchas veces mortales y en busca de la libertad para poder vivir. Llegan en cayucos, en esas embarcaciones de nombre hasta hace poco desconocido en nuestro país, que ahora por insistencia en la repetición, por obligación sobrevenida, todos conocemos. Llegan sin más equipaje que la desesperación y la esperanza -juntas ambas en un revoltijo de difícil encauzamiento en muchos casos- dispuestos a vivir hasta donde la vida –o la muerte- les permitan.

¿Por qué os contaba yo esto? ¡Ah, sí! Os estaba hablando amigos blogueros, de mi encuentro con Moura y de los distintos motivos que a ella y a mí nos pueden llevar a coincidir en el espacio y en el tiempo, tan lejos de Galicia aunque sintiéndonos tan cerca de ella. Allí, en donde los inmigrantes salen del Atlántico para contarte sus vidas, sin esperar a que sea el océano quien las narre, es en donde mejor se aprecia la razón de quienes –como es el caso de Rajoy- desde la sensatez y la razón entienden que la inmigración debe estar perfectamente controlada y regulada.

Cuando quien a riesgo cierto de su vida embarca en busca de la libertad y la vida, con la esperanza puesta en un futuro más digno, más vivible y más humano, se encuentra al poco tiempo en la miseria de la frustración y el desencanto, sin más libertad que la de la velocidad de sus piernas para escapar de la vigilancia policial y la necesidad de comer a costa de lo que sea, de lo que cueste, es que las cosas no se están haciendo adecuadamente. Y si a eso añadimos el hecho de que ocurre en miles y miles de casos, en miles y miles de personas, es que las cosas se están haciendo rematadamente mal.

Es verdad que el Atlántico sigue vivo pese a ello. Es cierto que Moura y yo podemos hablar de asuntos menos comprometidos, menos arriesgados –ya sabemos que si no dices lo mismo que el poder establecido, el de Zapatero, te descalifican, te desacreditan- pero también es cierto que al lado de la vida del profundo océano, entre el sol permanente y el azul salado, al lado de las espléndidas curvas y los generosos escotes, moviéndose por las mil calles que llegan al mar, existe un submundo que nos afecta a todos.

Entiendo que la responsabilidad está en ponerlo de manifiesto y en regularlo. Aunque los que dan carnés de demócratas me llamen xenófobo.

miércoles, 27 de febrero de 2008

La letra pequeña


Agredir. Sí, sí, agredir a las víctimas del terrorismo lo acepte o no –no está en condiciones de mostrar su soberbia- es lo que ha hecho José Luís Rodríguez Zapatero a lo largo de su mandato como Presidente del Gobierno.

Ya sabemos que las verdades duelen y a Zapatero y los suyos les hace “pupita” que Rajoy les diga las verdades del barquero, pero es lo que hay. Como dice un conocido locutor “así ha ocurrido y así se lo hemos contado”. Por mucho que le duela, por muy hipócrita cara de ofendido que pusiese en el debate, la afirmación de Rajoy –al fin lo vimos como necesitábamos verlo- es inapelable. Zapatero se ha dedicado durante estos cuatro años a agredir a las víctimas del terrorismo.

¿O acaso no es agresión pura y dura a las víctimas la negociación política con los terroristas?

¿O acaso no es agresión pura y dura a las víctimas mentir sobre la continuación de la negociación con ETA tras el atentado de la T4?

¿O acaso no es agresión pura y dura a las víctimas decir que Otegui es un hombre de paz?

¿O acaso no es agresión pura y dura a las víctimas el nombramiento como Alto Comisionado para las Víctimas de Peces Barba?

¿O acaso no es agresión pura y dura a las víctimas que Zapatero llame “accidentes” a los atentados terroristas?

¿O acaso no es agresión pura y dura que Zapatero compare la muerte de su abuelo con las víctimas asesinadas por ETA?

¿O acaso no es agresión pura y dura a las víctimas que Zapatero haya seguido al pié de la letra los dictados que le iban haciendo los terroristas?

A las víctimas y a todos los españoles.

Agresión en toda regla, sin paliativos, como le gusta a él. En vez de la cara tan teatrera que puso en el debate, tenía que haber dejado que se le cayese la cara de vergüenza por la actitud que ha mantenido durante sus cuatro años de mandato con las víctimas del terrorismo.

Ahora es muy socorrido para el friki Pepiño y sus correvedile pretender que el terrorismo no se use como argumento durante la campaña electoral, pero es que ellos, los socialistas de Zapatero, lo han utilizado, lo han usado, lo han manoseado a lo largo de estos años y les ha importado un bledo.

Para mí –con la gran carga de subjetividad que conllevan estas cosas- el debate del pasado lunes lo ganó Rajoy, aunque eso no significa nada. Sin ir más lejos aún existen en este país un montón de millones de españoles -yo no les voy a llamar “turba mentirosa, humillante e imbécil” como hicieron con nosotros los titiriteros- dispuestos a votar a Zapatero. Millones de es pañoles que leen solo la letra grande de los discursos de los socialistas.

Posiblemente –es lo que suele ocurrir en los contratos leoninos- cuando lean la letra pequeña ya será tarde. Posiblemente cuando cientos de miles de españoles agobiados por las hipotecas y por la mala situación económica en que se encuentra nuestro país -¿cómo es posible que Zapatero haya tirado tanto en cuatro años?- obtengan la ampliación en el plazo para el pago de sus hipotecas prometido por el soso e irresponsable Solbes, después de haberle votado, caigan en la cuenta de que diez años más de hipoteca, aunque les suponga una cuota mensual algo más baja, les aumenta la deuda con el banco en un montón de millones.

Entonces ya será tarde. Ahora, aún están a tiempo de leer la letra pequeña o de escuchar a Rajoy, que nos la está leyendo continuamente. Por eso Zapatero y el friki Pepiño no lo soportan. Por eso sería bueno que lo escuchásemos con atención. Aunque sisee, lleve la corbata torcida y la chaqueta le quede escasa.

martes, 19 de febrero de 2008

El caimán padre


El padre de todos los demócratas lo deja. El adalid de la lucha por las libertades se retira. El santo varón defensor de lesbianas y gays abandona. El valedor de los derechos de los demócratas de su país se queda en casa. El gobernante conocido que más ha respetado a sus adversarios políticos se despide. Tras celebrar elecciones democráticas en su casa y dejarle listo y llano el camino a su hermano –detrás vendrá quien bueno te hará- ya no se vuelve a presentar a las “elecciones”.

¡¡Se va el caimán, se va el caimán…!!

¡¡Adiós payaso!!

¡¡Adiós dictador!!

¡¡Adiós tirano!!

¡Ojala en los años que te queden de vida, una Conciencia Suprema sea capaz de hacerte ver y sentir el mal que has causado a millones de personas!

¡Adiós Fidel Castro! Aférrate a esta vida, porque en la otra no podrás engañar más, te verán tal y como eres.

Hacía tiempo que no nos daban una alegría así de grande, por lo que me he permitido empezar mi blog dejando constancia de la misma instantes después de que se haya producido. Ya habrá tiempo para las valoraciones profundas y meditadas sobre el futuro de Cuba, un futuro en el que los cubanos tienen mucho que decir. Ya habrá tiempo para hacer un recorrido por la historia de los últimos 49 años de aquel país y de analizar la figura del dictador de dictadores.

Hoy me quedo con la alegría de saber que –aunque nos haya dejado a su hermano con la intención de que continúe con las mismas correrías- él ya no está, aunque parece que continúe manteniendo algunas prebendas del poder a través de la Secretaría General del Partido Comunista. A partir de mañana –según se vaya debilitando la férrea estructura montada por el tirano para sodomizar a su pueblo- llegarán los documentos y testimonios que nos desvelarán la parte más horrible, la más mísera de su insidioso mandato.

A partir de mañana sus amigos –entre los que como no podía ser de otra forma se encuentran personajes como Zapatero, Moratinos o Llamazares, por poner algunos ejemplos- tendrán que empezar a escuchar con rubor las versiones reales de las atrocidades cometidas por su amigo, no el comandante Fidel, sino el chusquero Fidel.

Aquí en España, la tensión generada por Zapatero surte sus efectos y de nuevo los fascistas –en esta ocasión los independentistas catalanes- impiden que se exprese en libertad una ciudadana demócrata, Dolors Nadal, candidata del PP en Cataluña.

Si fuera un hecho aislado no sería preocupante, pero es una más de las ya muchas ocasiones en que un grupo de energúmenos, mediante agresiones e insultos, impiden que alguien pueda expresar libremente sus ideas. El gobierno tiene que poner solución a esto antes de que se le vaya de las manos. Cuando impiden con métodos fascistas que alguien use la palabra, están atentando contra todos nosotros, están intentando callarnos a todos nosotros y nosotros –por mucho que les gustaría que así fuese- no nos vamos a callar. Por lo tanto, es mejor que empiecen a encarrilar adecuadamente esta situación.

En Aranjuez, como siempre, los socialistas del gobierno municipal que dirige el alcalde Dionisio, dando la nota. Ahora van a pedirle a Esperanza Aguirre la dimisión de Lamela por el daño que dicen ha hecho a la sanidad madrileña, por el caso del doctor Montes. Los veo yo un poco despistados. Aún no se han dado cuenta de que, según el informe de la comisión de expertos del Colegio de Médicos de Madrid, quien administró dosis de sedantes excesivas en 34 de los 73 casos estudiados no fue Lamela.

¡Qué curioso es esto de la felicidad! Sin ir más lejos, yo soy feliz pensando que ninguno de mis seres queridos y amigos, ni yo mismo, tuvimos que acudir al servicio de urgencias del Hospital de Leganés cuando Montes era Jefe del mismo. ¡Alegrías que te da la vida solo por el hecho de mantenerla!

lunes, 18 de febrero de 2008

"Alberto"

Alberto, como cada día, se tiró de la cama al oír su despertador. Eran las 6:30 de la mañana y sabía que si se entretenía no cogería el tren de las 7:30 en la estación de Aranjuez. Tenía el tiempo justo para llegar a las 9:00 a la Facultad de Medicina de la Complutense, en Madrid. La ducha ligera y el frugal desayuno –un café con leche bebido- eran las únicas y rápidas actividades que podía realizar a diario antes de salir a toda prisa de casa.

A pesar de las heladas con que el invierno de Aranjuez sorprende, Alberto había optado desde el principio, desde que empezó a estudiar Medicina dos años antes, por desplazarse hasta la estación de ferrocarril en bicicleta. Era mucho más rápido que hacerlo en los autobuses urbanos y mucho más barato que llevarse el coche. Las prisas que llevaba a diario le impedían llegar a notar las bajas temperaturas en invierno.

Aquel día, si explicación aparente, durante el trayecto hasta Madrid, Alberto fue pensando en los motivos que le habían llevado a estudiar aquella carrera, cuando él en realidad tenía desde siempre muy clara su intención y su capacidad de estudiar Historia.

Jesús Pintado, Ingeniero Industrial, llevaba toda su vida –una larga vida profesional y laboral- trabajando en una importante fábrica en la que había ocupado diferentes puestos –cada vez con mayor responsabilidad, con mayor sueldo, con mayor dedicación- que le habían ido definiendo en los círculos profesionales y laborales en los que se movía, como un verdadero experto en seguridad laboral.

A sus conocimientos profesionales unía una extraordinaria vocación de servicio, un sentido de la responsabilidad extremado que le llevaba continuamente a anteponer horas y esfuerzos dedicados a la “obligación” laboral frente a las “vocaciones” familiares y sociales, a los que sumaba una meticulosidad y minuciosidad en sus quehaceres profesionales extraordinarios.

Como máximo responsable de su empresa a nivel europeo de los temas de seguridad laboral, había conseguido establecer exhaustivos y detallados protocolos de seguridad que repasaba y mejoraba continuamente con sus colaboradores. Las medidas, los materiales, los elementos y lugares de difusión, la obligatoria y completa información a todos y cada uno de los empleados de la empresa, la programada e inamovible realización periódica de simulacros de distintas situaciones de emergencia…

Todo, hasta el último detalle, era analizado y revisado continuamente por Jesús Pintado y su equipo. No en vano los accidentes laborales dentro de las empresas del Grupo habían pasado a ser un mal recuerdo del pasado. Absolutamente todos los elementos y situaciones que podían intervenir en la seguridad de los trabajadores dentro de las empresas del Grupo, habían sido analizados, previstos y prevenidos.

Jesús –que no podía ni quería ocultar la satisfacción que le producía el espléndido resultado de su trabajo- había conseguido instalar una máxima en la empresa: “No corras, está todo estudiado para hacerlo sin correr”. Y en realidad así era. Los tiempos de producción, los tiempos de descanso, los tiempos para los desplazamientos dentro de las fábricas del Grupo y los materiales y equipamientos necesarios para hacer las cosas en su tiempo y sin tener que correr. Él sabía que había conseguido establecer un método de prevención de riesgos laborales infalible. Le había costado toda una vida laboral y –lo que más le dolía- también familiar, pero entendía que el esfuerzo había merecido la pena.

Aquel jueves, cuando su teléfono móvil sonó recibiendo una llamada de uno de sus colaboradores en la fábrica de Aranjuez, Jesús intuyó que algo no iba bien. Atropelladamente su colaborador le contó el desgraciado accidente que un trabajador acababa de sufrir en la fábrica, habiendo perdido la vida al golpear con la cabeza, cuando resbaló por una escalera por la que descendía corriendo. ¿El motivo? Llegar a los aseos rápidamente para aliviar los retortijones que le estaba provocando la diarrea con la que se había levantado aquella mañana.

Jesús apenas recobró el conocimiento unos segundos en los que con la mano de su hijo Alberto entre las suyas, le hizo prometer que estudiaría medicina para combatir la dolencia que a él lo llevaba al otro mundo. No se refería al infarto de corazón del que falleció segundos después en el helicóptero que lo trasladaba al Hospital Doce de Octubre, sino a la diarrea que había destruido toda una vida de trabajo.

Alberto, en el tren camino de Atocha, recordaba esta escena mientras terminaba de leer “El Caballero de la Armadura Oxidada” de Robert Fisher. Levantó la tapa de su móvil y marcó. “Mamá, hoy llegaré algo tarde. Voy a pasarme por la Facultad de Geografía e Historia para ver si aún puedo matricularme y por Medicina para darme de baja” –dijo Alberto Pintado.

viernes, 15 de febrero de 2008

La cochina


Está claro que a medida que avanzamos en esta eterna campaña electoral van quedando al descubierto más y más miserias de este gobierno de pacotilla y embuste que nos ha estado intentando adormecer durante los últimos cuatro años.

Decidir los temas sobre los que opinar en este blog, se va volviendo bastante complicado en la medida en que son muchos los desatinos del gobierno que merecen un comentario y pocas las líneas que quiero dedicar a ello para no cansaros amigos blogueros.

La cuchufleta del caduco y esperpéntico Iñaki Gabilondo en su entrevista con su bien amado Zapatero ha dejado una vez más al aire las vergüenzas del uno y del otro. De Gabilondo por la seudo-entrevista en la que le chorreaban las babas del servilismo con cada pregunta. De Zapatero su inestimable confirmación -¡qué buenos equipos de grabación tienen en la Cuatro!- de que él es el único responsable de la crispación en la que vive inmersa la vida pública de nuestro país en el último cuatrienio. Que tienen que tensionar y que este fin de semana dramatizaría un poco. ¡Menuda jeta!

Lo de tensionar ya lo notó la buena de María San Gil en su viaje a la Universidad de Santiago de Compostela. Menuda caterva de fascistas los que intentaron impedirle, con insultos y amenazas, el uso de la palabra. Lo que no sabían era que a María no se la calla con facilidad. A María no la callan ni cuatro ni cuarenta como ellos. Tiene más coraje que todos ellos juntos y, lo que es más importante, es una demócrata de los pies a la cabeza, cualidad esta que los agresores no saben ni siquiera qué significa.

Ellos, que en mi condición de gallego nacido en Santiago de Compostela me niego a reconocer como paisanos, a buen seguro que saben de nacionalismo totalitario, de violencia de masas o de dogmas independentistas, pero de libertad de expresión, de libertad de pensamiento, de libertad de movimientos en un estado democrático no saben nada. Ni ellos ni ese fascista que tienen por Rector e impidió el acceso de la policía para que pudiesen proteger a María. Espero que a estas horas los unos y el otro estén lejos, muy lejos de la Universidad de Santiago de Compostela y de cualquier universidad.

Lo de la pobre Trujillo es inconcebible. Qué guarra, ¿no? ¡Ojo cómo dejo el “pisito”! ¡Vaya destrozo de “solución habitacional”! Porque para que el educado y sensato Ministro Bermejo se haya tenido que gastar 42 millones –nuestros, claro- en dejar algo decente aquel antro que dejó la Mª Antonia, mira que tenía que estar mal. A lo mejor es que lo utilizó para almacenar las zapatillas que regalaba a los jóvenes para que pudiesen encontrar piso, ya que ella era incapaz de arbitrar las medidas oportunas para ayudarles desde su ministerio. Pero de todas formas, debía ser una guarra porque sino no se entiende. Según el informe de los técnicos –podían dar los nombres de quienes firmaron el informe, más que nada para no encargarles nunca ninguna “obrita”- los paramentos verticales –o sea, las paredes- presentaban enormes manchas… ¿Qué pasa, que la Trujillo o su hijo meaban en las paredes?

Aunque pensándolo un poco mejor, ignoro el nivel de suciedad en el que se mueve habitualmente la Trujillo, pero me inclino más por pensar que el bravucón de taberna que tenemos por Ministro de Justicia, el que dice que es bermejo, rojo, nos ha salido de un fino y un ostentoso –con nuestros cuartos, claro- que tira para atrás no solo a quienes estamos en las antípodas de sus modos y su ideología, sino también a todo el rojerío de este país que se ha quedado de piedra ante el rojo incandescente de la millonada que se ha gastado el rojo Bermejo.

Y el friki Pepiño ¿qué opinará de esto? ¿La guarra y el rojo ó la limpia y el despilfarrador? Yo corto con Zapatero.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Hasta siempre, amiga


¡Qué cosas tiene la vida! Sobre todo cuando –como es natural- se mezcla con la muerte. Cuando uno va cumpliendo años y llega a determinada edad, por mucho que sea verdad que la medicina ha conseguido prolongar el tiempo de vida medio de las personas, lo cierto es que empezamos a hacer algo que nos resulta sumamente doloroso. Empezamos a despedir a aquellos que queremos por haber compartido con ellos importantes momentos de nuestra vida.

Hoy hemos dado cristiana sepultura a Carmen, una buena amiga desde la temprana juventud –desde la infancia consciente- que ha sabido llegar a lo largo de su vida personal y profesional a muchos corazones. Por eso hoy, cuando le dábamos el adiós desde esta forma de vida, cuando intentábamos fijar en nuestra memoria la imagen de ella que nunca nos abandonará, hemos podido comprobar cuántos éramos, cuantos somos, los que hemos tenido la dicha de ser tocados por la varita mágica de su humanidad, su alegría y sus ganas de vivir.

Hemos podido recordar y comprobar que somos muchos los conscientes de que no se ha ido –a esperarnos y ayudarnos mientras seguimos caminando por este mundo- una más, una del montón. Se ha ido una de las buenas, una de las personas cuyo vacío solo puede llenar el recuerdo de su paso por nuestras vidas, el recuerdo de lo bien hecho y de lo bien amado. Y hemos podido recordar y comprobar que somos muchos los que nos alegramos de haber conocido a Carmen y entre todos, especialmente, su marido y sus dos hijos.

Ahora para ellos, tras el mazazo y la entereza mostrada en estos momentos tan duros, vendrá casi con absoluta certeza la desolación y el desconsuelo. Para combatirlos, para conseguir con pronta cercanía que el desgarrador dolor dé paso al dulce recuerdo, cuentan con todos los que los queremos –existen invisibles lazos de la infancia que perduran a través de cualquier tiempo y circunstancia porque son tan indisolubles como los sentimientos que los originaron- que somos un batallón y en los momentos de íntima soledad, en los que ninguno de quienes deseamos ayudarlos podamos estar a su lado, tienen el imperecedero recuerdo de una esposa y madre ejemplar que a buen seguro les ayudará a reconfortar el ánimo.

Es cierto que venimos a este mundo para morir y aunque la muerte –como parte íntima e indisoluble de nuestras vidas- nos llega en cualquier momento, muchas veces sin tiempo para darnos cuenta, no es menos cierto que entre nacer a la vida y nacer a la muerte hay un trecho en el que tenemos la oportunidad de hacer cosas valiosas y el mérito –sobre todo cuando la muerte llega temprana como le ha ocurrido a Carmen- está en aprovechar el tiempo para hacer esas cosas valiosas antes de irnos.

Ella las hizo. Como fiel testigo de ello la gran cantidad de amigos de ella –algunos llevábamos cerca de cuatro décadas sin vernos- que hoy la hemos querido acompañar en su último paseo por las calles de nuestro amado Aranjuez. Un paseo en el que los recuerdos se agolpaban en la memoria con un denominador común. La alegría de haber conocido a Carmen.

martes, 12 de febrero de 2008

Pere el obeso


Hace un par de días, en televisión, escuchaba una noticia sobre las dificultades que Cataluña empieza a tener por la escasez de agua. Han previsto, según se desprendía de la noticia, un operativo que les abastecerá –en caso de necesidad- con agua proveniente de distintos países, trasportada hasta aquella región en grandes buques cisterna.

La verdad es que parece que les ha mirado un tuerto –esta vez no voy con segundas y no me refiero a Solbes, que algún problema debe tener en su ojo izquierdo (es que es malo para la salud mirar tanto para la izquierda) que le obliga a llevarlo tapado en los últimos días- pues eso, que parece que algún tuerto de los de toda la vida ha mirado a los catalanes, pues llevan una temporadita que no levantan cabeza. Y no será porque sus gobernantes no estén consiguiendo llevarse para allí su parte y la nuestra de la tarta del Estado. Me imagino que son ellos precisamente –sus gobernantes- los que como pájaros de mal agüero están acarreándoles esta inagotable secuencia de despropósitos.

No me extraña nada, sobre todo después de escuchar que el gran estadista Pere Macías –muy reconocido en su casa a la hora de comer- ha vaticinado que en 25 años habrá una guerra civil por culpa de Rajoy. Con representantes así –como el adivino Pere Macías, número dos al congreso por CiU- solo les pueden pasar las cosas que les pasan. Y atentos a lo del agua, porque con semejantes próceres no les arriendo las ganancias.

Me lo estoy temiendo. Ya en el reportaje televisivo al que me he referido líneas arriba, apuntaban maneras un tanto llamativas para paliar el problema. De aquí a poco los catalanes corren el riesgo no de entrar en una guerra civil, sino de dar paso a una generación de obesos o guarros. Nótese que utilizo la conjunción que denota diferencia o alternativa, la “o”, en vez de utilizar la “y”, que uniría palabras en concepto afirmativo, ya que mientras sean españoles podrán elegir porque de garantizarles esa libertad nos encargamos el resto de los españoles.

Mencionaban en el reportaje aludido el elevado consumo de agua que suponen las duchas de los gimnasios y, ahí es en donde parece que van a tener que elegir los catalanes. Deporte sin ducha o deporte con olores corporales intensos. Por eso hablo de un futuro de obesos o guarros. Aunque claro, siempre existen otras opciones que les librarían de las dos planteadas. Existen las opciones de la solidaridad entre pueblos y regiones de España, existe la opción de la elección de representantes y gobernantes menos sectarios, más comprometidos con toda la nación española, menos demagogos y mejores gestores.

Es esta última una opción que no pasa –mal que les pese- por apoyar en las urnas a quienes ya han demostrado su capacidad para enredar y andar hacia atrás. Es una opción en la que solo pueden contar quienes quieren trabajar por un país de ciudadanos libres, respetuosos con las leyes y respetados por quienes las dictan y las aplican. Un país en el que el castellano –como lengua oficial de España que es- pueda ser utilizado, al igual que el catalán, como lengua vehicular en Cataluña.

Lo del Pere es un desvarío que tiene mal encaje en un país democrático como el nuestro. Un poco de deporte y alguna que otra ducha no le vendrían nada mal. ¡Ah!, y un poco de lejía para limpiarle la lengua. Debe tener algo grasientas las neuronas y sus palabras desprenden muy mal olor.

lunes, 11 de febrero de 2008

El manazas


Si tuviese que buscar una definición para el término “manazas”, lo más rápido e ilustrativo sería ponerme a mí mismo como ejemplo tratando de solucionar un problema en mi ordenador. Durante la última semana ni mis reiteradas consultas a Moura –que por cierto de informática anda más o menos como yo- ni la lectura de revistas especializadas que me orientaban sobre cómo salvar mi ordenador, me han servido para reducir la matanza –ha sido una verdadera carnicería informática- a la que lo he sometido.

Eso –y la necesidad al final de toda la encarnizada lucha de formatear el disco duro- es lo que me ha tenido apartado de vosotros amigos blogueros durante muchos más días de los que me hubiese gustado. Y con el formateo del disco mi última metedura de pata, al no salvar la lista de contactos del correo electrónico. Por eso, aunque a todos los que formabais parte de esa lista os tengo en mi memoria –como personas, como amigos- a prácticamente ninguno conservo como contacto de e-mail. Aprovecho este momento y estas líneas para pediros que me enviéis un correo de recordatorio a mi dirección, a la que conocéis de siempre, para ayudarme a recuperar vuestras direcciones.

Aclarado el motivo de mi larga ausencia, me gustaría comentaros un par de cosas relacionadas con los últimos temas que los medios de comunicación han reflejado en sus noticias.

Como era de esperar, los titiriteros están pagando a Zapatero el gran favor del Canon Digital. No me extraña que pidan el voto para el peor presidente que ha tenido nuestro país desde antes que Adolfo Suárez iniciase la Transición. En definitiva se mueven por la pela, única y exclusivamente por la pela y claro, ¿cómo van a pedir el voto para quien ya les ha anunciado que eliminará el Canon Digital? Hacen lo que era previsible. Piden el voto para quien les mantendrá el pesebre, un pesebre sustentado en la insultante idea de que los españoles nacemos ya con la decisión de delinquir. Hace bien Rajoy en denunciar la actitud de estos chupópteros y hará mucho mejor en eliminar radicalmente el Canon vergonzante.

Y puestos a hablar de Rajoy, estoy de acuerdo con él en la exigencia de respeto a los inmigrantes para las costumbres españolas. Vale que a la factoría de insultos e idioteces que dirige el friki Pepiño se lo ha puesto fácil con lo de las costumbres españolas, pero una vez que se superan los chascarrillos facilones, la realidad es que todos entendemos a qué se refiere Rajoy con esta expresión.

Cultural y espiritualmente, como sociedad, somos occidentales y como tales tenemos una serie de valores –no necesariamente recogidos en las leyes-, unas tradiciones y unos modos de comportarnos y relacionarnos entre nosotros que han de ser respetados por todos aquellos que buscando la paz, la libertad, el desarrollo intelectual y económico, el confort y el bienestar, viene a convertirse en iguales a nosotros en derechos –e iguales han de ser- en una tierra por la que nosotros y todas nuestras generaciones precedentes hemos trabajado desde esos valores occidentales.

Y no tiene nada que ver esto con la xenofobia, ni con el rechazo a sus costumbres. Más bien al contrario. El respeto a sus costumbres –solo las legales- y tradiciones, cuando están en nuestro país, estará garantizado por las leyes españolas y por el respeto de ellos hacia el país que los acoge como ciudadanos propios.

Es fácil, muy fácil de entender, aunque los voceros de la izquierda manipuladora querrán echarnos siempre encima el fantasma de la xenofobia. Pero ya sabemos sus métodos. Ya no nos engañan.

martes, 5 de febrero de 2008

La interpretación


Creo que Chaves tiene razón. Chaves con “S”, no con “Z”. El de la “Z” -¡hombre, que casualidad!, con “Z” de Zapatero- es un gorila golpista que está intentando someter a los países de su entorno, convirtiéndose en un devorador de voluntades, destinos y libertades al que algún día la comunidad internacional –que seguro que no tiene nada que ver con las “instancias internacionales” que solicitaron a ZP que siguiese negociando con los asesinos de ETA después del atentado de la T4- tendrá que plantearse llamar al orden. Por el bien de los venezolanos y del resto del mundo.

Bueno, pues como decía, me parece que estoy de acuerdo –espero que no sirva de precedente- con Manolo Chaves. Le llamo Manolo en vez de Manuel, porque al fin y al cabo son ya muchos los años en los que este andaluz más aburrido que Solbes manda en lo que ha convertido en su cortijo, Andalucía y se ha tornado por tanto en algo cotidiano, usual, algo familiar –salvando las distancias, ya que no me gustaría contarlo como miembro de mi familia- a quien parece más lógico llamar Manolo que Manuel.

Como los ciudadanos andaluces siguen siendo –me imagino que algo tendrá que ver en ello Chaves- los que más aportan en número de personas a las listas del paro, al sin par genio que tienen dirigiendo aquel cotarro se le ha ocurrido la brillante idea de dar formación a sus sufridos -¿acaso les gustará?- ciudadanos para que aprendan catalán, euskera y gallego. Con un par. Por el aprendizaje de esas tres lenguas me parece aceptable la idea, aunque es descabellada por el planteamiento de que los andaluces para trabajar tengan que irse fuera de Andalucía. Aún no me explico cómo no lo han tirado a un pilón o –aprovechando las preciosas playas que tienen- al mar.

¿Cómo es posible –os preguntaréis- que esté de acuerdo con Manolo en su pretensión que los andaluces aprendan catalán, euskera y gallego, cuando tenemos una lengua común, el español? Y yo os pregunto ¿acaso entendemos el español? ¿Acaso cuando nos expresamos en español, las palabras significan lo mismo para unos que para otros? Convenid conmigo en que no es así. Acordad conmigo que el castellano, como lengua común a todos los españoles, que hemos aprendido en los colegios, en los institutos, poco o nada tiene que ver en el significado de sus palabras y frases con lo que hoy en día se usa. Es más, lo dicho por unos tiene un significado diametralmente opuesto para otros.

Pondré algún ejemplo para explicar por qué es más sencillo que los andaluces aprendan catalán, euskera y gallego que español.

Si Zapatero tras el atentado de la T4 dice que rompe el dialogo con ETA y no lo hace, eso no es una mentira sino que nos cuenta la realidad con prudencia.

Si en enero van al paro 132.378 personas eso no es que el empleo vaya mal, son cantos apocalípticos de la derecha, según dice la ViceVogue.

Si los obispos hacen una reflexión a los fieles católicos para recordarles actitudes que están en contra de la doctrina cristiana, eso no es el ejercicio adecuado de su papel de pastores de la Iglesia Católica sino un ataque político frontal al PSOE realizado por una pandilla de integristas y fundamentalistas.

Si la Junta islámica pide abierta y directamente el voto para el PSOE, eso no es un ataque al PP y a la democracia, sino el ejercicio de la libertad de expresión inherente a cualquier ciudadano en un país democrático como el nuestro.

Si los peritos que valoraron las sedaciones en el Hospital Severo Ochoa de Leganés se ratifican en la mala praxis del Dr. Montes, eso no es la realidad. La realidad es que el PP persiguió al mencionado jefe de urgencias por motivos políticos.

Y así, una tras otra, podríamos recordar miles de frases vertidas por Zapatero, Zerolo, la ViceVogue, Bermejo, Bono –sí, Bono también- Rubalcaba, Caldera, Trujillo, Soria, el friki Pepiño, López Garrido, Moratinos, Solbes, Maleni –repito, nunca confundir con Malena-, Salgado, Alonso, etc., etc. en las que lo expresado por ellos, por los del “no nos merecemos un gobierno que nos mienta”, y lo que les hemos entendido el resto de los españoles no tiene nada que ver.

Me imagino que por eso están los titiriteros tan contentos con ellos, porque cada frase es todo un filón para la interpretación.

viernes, 1 de febrero de 2008

"Jacinto"

Con mi agradecimiento a José Luis Lindo,

fuente inagotable para la memoria real de un pueblo.

Ramón deslizó con sumo cuidado y ensordecedor silencio el enorme cerrojo que permitía abrir la cancela que cerraba aquella parte del prado. Los animales allí instalados no extrañaron su presencia ya que, al fin y al cabo, con ellos pasaba una buena parte de las horas del día cuidándolos, moviéndolos de un cuadrante de pasto a otro, alimentándolos en los fríos inviernos de Aranjuez y lo consideraban casi uno de los suyos.

Con sigilo y hablándoles con la confianza y la dulzura que a diario empleaba con ellos, Ramón fue llevando en pequeños grupos a los caballos hacia la abertura en la valla. Allí, amparados en las sombras del anochecer, una treintena de sus habituales compañeros de trabajo, vestidos con ropa de abrigo y pertrechados para lo que suponían era un largo viaje cuyo destino y duración pertenecía al mundo de lo futurible, montados en sendos equinos, intentaban mantener reunidos –con la maestría de quien tiene un oficio aprendido desde niño y la convicción de quien conoce la importancia de sus actos- a los caballos que poco a poco Ramón acercaba a aquel punto.

A pocos cientos de metros, en las primeras casas de la finca, varias mujeres y niños tenían un especial empeño en hablar muy fuerte, en jugar a juegos divertidos pero fundamentalmente ruidosos y en cantar alguna que otra canción popular exenta de cualquier manifestación sobre la situación que en aquel momento se estaba viviendo en España. Su cometido era llamar la atención hacia el sitio en donde ellas se encontraban, para desviarla del punto en donde Ramón y sus compañeros estaban dando comienzo a una arriesgada aventura en la que les podía ir la vida. La de ellos y la de quienes vivían allí.

Ramón y sus compañeros no habían recibido aún ninguna orden del Caballerizo Mayor, pero estaban seguros de que tenían que actuar de inmediato o la cabaña se perdería en manos de los invasores. Una vez que hubieron reunido 300 cabezas de ganado, a la orden de Ramón todos se movieron trazando un círculo imaginario alrededor de los caballos ,que a partir de ese momento empezó a moverse como un solo cuerpo y con la suavidad y el silencio exigidos. Se movieron hacia el sur, en dirección a La Mancha y con el pensamiento puesto en Andalucía.

En un rincón de la vivienda más cercana, Jacinto y Francisca, su madre, habían presenciado con el corazón encogido toda la operación. Jacinto a sus doce años pujaba por salir al exterior para alcanzar a su padre y pedirle que no se fuese, mientras Francisca, con infinita paciencia y ternura, lo sujetaba abrazándolo contra su pecho y repitiéndole una y otra vez “-Déjalo marchar, es bueno para todos y necesario para la patria”.

Jacinto no entendió aquellas palabras, aunque la fortaleza con que su madre las pronunció le reconfortaron el ánimo y cesó en su intento por correr detrás de Ramón, al que recordaba cuando aquella tarde se despidió de él abrazándolo al tiempo que le decía “- Hijo, es el momento de servir a la patria en su lucha contra el enemigo invasor sin preguntar cuál es el precio. No sé cuando nos volveremos a ver, ni siquiera si nos volveremos a ver pero recuerda, y cuéntalo cuando seas mayor, que yegüeros, mozos y mayorales también hicimos valer nuestro amor a la patria ante el invasor Bonaparte, alejando de su rapiña un buen número de yeguas y caballos de la Real Yeguada de la Casa de la Monta de Aranjuez. Este 2 de diciembre de 1808 hijo mío, formará parte de la historia con mayúsculas de España, y de la libertad de sus hijos”.

Francisca secó las lágrimas de Jacinto y consiguió dormirlo arrullándolo en su pecho. Su corazón constreñido por la partida del hombre al que amaba, de su hombre, latía con la fuerza de quien sabe que sobre su sacrificio se está edificando el futuro de una nación y con la esperanza de volver a tenerlo a su lado algún día.

Ese corazón supo luchar para ver como tres años después Ramón volvía a casa. Pero lo que ocurrió, cómo ocurrió y por qué ocurrió es otra historia que cuentan mucho mejor cronistas e historiadores. Y por supuesto Jacinto.